El arzobispo de
Barcelona se ha reunido con Osoro para preparar las elecciones en la próxima
Plenaria. Nombres alternativos: Juan del Río, Vicente Jiménez, Jesús Catalá...
En
la próxima Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, que se celebra en
marzo, se procederá a la elección de presidente y a nombrar los cargos
principales. El principal punto de interés se centra en quién ocupará la
presidencia.
La primera opción de continuidad pasa por la renovación del
cardenal Ricardo Blázquez, a pesar de que cumple los setenta y cinco años unos
días después de celebrarse la Plenaria.
La
práctica habitual de prorrogar a un cardenal al menos un par de años una vez
presentada la renuncia, facilita esta solución que se puede definir
como continuista. Una posibilidad que está siendo apoyada por
delegados internos de la Conferencia Episcopal, entre ellos el secretario
general, José María Gil Tamayo, según comentan a Religión Confidencial fuentes
cercanas a la Conferencia Episcopal.
Ricardo
Blázquez ha confirmado que el día 13 de abril presentará ante el Papa su
renuncia como arzobispo, al cumplir los 75 años.
El
proceso de renovación de los principales cargos de la Conferencia no está
produciendo excesivos comentarios ni expectativas en esta ocasión, posiblemente
por el escaso tono vital que ha venido mostrando la CEE en los últimos años. A
ello se une el hecho de que, en las últimas Asambleas Plenarias, se pusieron de
manifiesto diferentes modos de opinión en el episcopado español.
No
faltan quienes leen el proceso y resultados de la Asamblea Plenaria de los
obispos españoles como un pulso entre prelados cercanos al Papa Francisco y los
que no lo son.
Pacto Osoro-Omella
Si
se produjera un cambio en la presidencia, la opción con más posibilidades pasa
por el acuerdo al que han llegado el arzobispo de Madrid, el cardenal
Carlos Osoro, y el arzobispo de Barcelona, monseñor Juan José Omella, que,
según ha sabido Religión Confidencial, se han reunido en varias ocasiones
durante las últimas semanas.
Fuentes
cercanas a la Conferencia Episcopal explican que Omella y Osoro forman un
tándem que se presentaría con un supuesto aval del Vaticano, lo que colocaría
al arzobispo de Barcelona como presidente de la Conferencia Episcopal, y al de
Madrid como vicepresidente, una vez que Osoro insiste allí dónde se le
pregunta, en que no quiere presidirla.
Sus
ocupaciones en una sede nada fácil como Madrid, sin obispos auxiliares que
le ayuden, es un buen argumento que pudiera ser estratégico. También hay que
tener en cuenta que, si Osoro resultara elegido presidente, la acumulación de
cargos iría en contra de los vientos actuales del pontificado.
El
pacto Osoro-Omella, que ya se ha formalizado, depende de que consigan los
suficientes votos de los obispos. Quienes conocen los últimos escrutinios
señalan que es más fácil votar a Omella que a Osoro de presidente. Además, la
elección del arzobispo de Barcelona lanzaría un mensaje a la sociedad española
ante el problema catalán. Y es una apuesta que sería bien recibida por
determinados medios especializados.
El obispo castrense,
candidato de consenso
Una
tercera posibilidad es que, si este tándem no consiguiera suficientes apoyos,
se buscaría un candidato de consenso, que puede ser el arzobispo
castrense, monseñor Juan del Río, que tiene que dejar su puesto en el Comité
Ejecutivo por haber agotado ahí todos los mandatos.
Si
no se diera esa circunstancia, podría saltar la sorpresa que apunta, para algunos
conocedores del proceso, al arzobispo de Zaragoza, monseñor Vicente Jiménez
Zamora. Se repetiría así la historia de monseñor Elías Yanes, valedor, entre
otros, de monseñor Omella.
Otros candidatos
Pero
estos no son los únicos candidatos, aunque teóricamente nadie lo es, dado que
la doctrina oficial es que no existen candidatos. Pero no se puede
negar que se elaboran listas que se intercambian los obispos.
Los
obispos críticos con la actual forma de la Conferencia podrían forzar un
candidato alternativo, que algunos sabedores del proceso concretan en el obispo
de Málaga, monseñor Jesús Catalá, o en el arzobispo de Burgos,
monseñor Fidel Herráez, el arzobispo de Sevilla, monseñor Juan José
Asenjo, o el arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz Montes.
Monseñor
Catalá parece contar con el aval del cardenal emérito Fernando Sebastián. La
candidatura del cardenal Cañizares parece descartada una vez que ha sufrido una
inusual campaña interna de desprestigio.
La
propuesta del sector que quiere una Conferencia Episcopal más activa, en
la línea de la actividad profética del Papa Francisco y de otros
episcopados latinoamericanos, podría pasar por poner en primera línea un
candidato no arzobispo. Un obispo que haya destacado, en sus últimos años, por
sus dotes de liderazgo y por su conocimiento en materias hoy decisivas para la
Iglesia.
Pero
la clave de la próxima plenaria no está solo en la presidencia. El Comité
Ejecutivo, que es el responsable del día a día, será el otro proceso electoral
en el que se van a medir las diversas sensibilidades. El Comité Ejecutivo
y las presidencias de Comisiones, de cara a la conformación de la Comisión
Permanente, darán mucho que hablar.
Fuente: Religión Confidencial