Multitudinaria despedida a
Irene, considerada la "Madre Teresa de Calcuta" en Chile
¿Qué
mujer es capaz de dedicarse toda la vida a los pobres? Es la pregunta
que se hizo la alcaldesa de la localidad chilena de Molina, Priscilla Castillo,
durante la multitudinaria despedida de la Madre Irene, la fundadora de las
Hermanas del Buen Samaritano, además de un centro de salud que lleva el mismo
nombre y considerada la “Madre Teresa de Calcuta en Chile”, santa que era
su modelo a seguir.
Efectivamente,
la inquietud de Irene surgió desde muy chica. “Si quiere pobres, vaya a Chile”,
fue la primera respuesta que le dieron en su antigua congregación, las Siervas
de Jesús, cuando expresó su deseo de hacer una experiencia con la Madre Teresa
de Calcuta.
Y
así se dio. Irene García, una monja con estudios en enfermería procedente
de España en el año 1970, falleció el pasado 17 de febrero a los 87 años,
pero la obra que dejó en Chile despertó los elogios de muchos y sirvió
incluso hasta de modelo para las autoridades sanitarias del país.
Es
que su trabajo, con epicentro en la región de Maule, siempre estuvo enfocado en
los más pobres, en los enfermos terminales abandonados. Su tarea con
estas personas le mereció integrar durante varios años la lista de las 100
mujeres líderes del país.
“La
Madre se dio a la tarea de poner pequeños puestos de salud o policlínicos donde
la gente pobre pudiera acudir a colocarse una inyección o curarse una herida.
Puso en las poblaciones marginales tres policlínicos y su propio consultorio en
la calle 4 Oriente donde ella residía’’, recordó la Conferencia Episcopal de
Chile en un comunicado.
Actualmente,
el centro hospitalario atiende a más de 500 personas. “Toda su vocación era
atender a las personas de salud terminal. Quería que los enfermos que vivieron
como pobres pudieran vivir sus últimos días como reyes. Se instaló en Molina,
un pueblo de 40 mil habitantes, a 10 kilómetros de Talca. Y allí se quedó
recibiendo a todos, independiente de si compartían o no la fe
católica”, expresó a La Tercera Bernardo Fontaine, presidente de la
fundación Buen Samaritano.
Su
misión y trabajo no quedó en el anonimato y en Chile siempre dejó huella.
En
una oportunidad, allá por el año 2008, en ocasión de un reportaje otorgado
a El Mercurio, le pidieron Irene que le diera un mensaje al
país.
“Que
todos seamos buenos y no nos cansemos nunca de hacer el bien. Y me
gustaría, si hubiera por ahí un multimillonario, que nos hiciera un nuevo
pabellón porque tenemos a los enfermos demasiado juntos. El 3 de noviembre
cumplí 80 años y ahí lancé esa idea. Con $600 millones (de pesos chilenos) me
conformo” (ríe), dijo en aquella oportunidad así de simple, sin tapujos y con
total transparencia y desparpajo.
Irene,
cuya congregación se expandió también a México y España, falleció el pasado
viernes en el mismo centro que fundó. Sin dudas, la “Madre Teresa de Calcuta”
de los chilenos dejó un verdadero legado que jamás pasará
desapercibido.
PABLO
CESIO
Fuente:
Aleteia