El padre Gary Selin subraya la
importancia de no ver esta exigencia como una carga, sino como un don
El padre Gary Selin, sacerdote de la
arquidiócesis de Denver, Estados Unidos y profesor del Seminario Teológico de
St. John Vianney ha escrito el libro Priestly Celibacy: Theological Foundations
(Celibato Sacerdotal: Fundamentos Teológicos) un manual para explicar algunas de
las razones por las cuales la Iglesia conserva y valora el celibato como un
tesoro de su disciplina y espiritualidad.
El libro de su autoría fue inspirado inicialmente por
una charla del cardenal Francis Stafford a la cual asistió en
sus años de seminarista. "Nos dejó con una sensación de admiración",
recordó el P. Selin, según recoge Gaudium Press, de una entrevista concedida en
National Catholic Register
"El cardenal afirmó que el celibato sacerdotal
era más que una disciplina, una mera ley que pueda ser cambiada
fácilmente. Enseñó que era integral al sacerdocio y relacionada
intrínsecamente con la Eucaristía". Esta comprensión abrió el panorama
del entonces seminarista para comprender la centralidad de la Eucaristía en su
vocación, de forma que fuera la fuente de toda la labor pastoral y de
un amor no dividido del sacerdote hacia Cristo y su Iglesia.
El sacerdote recordó varios argumentos materiales
ofrecidos en favor del celibato en términos de recursos, disponibilidad de
tiempo y otros, pero desestimó que sean suficientes para comprender su
necesidad.
Un hito que nos
recuerda la vida eterna
"El corazón célibe desea la intimidad y sólo Dios
es la 'heredad' del sacerdote", comentó.
"En otras palabras, el celibato está primero por el bien de la unión del
sacerdote con Cristo, con la cual y en la cual él sirve a la Iglesia. El
ministerio se sigue de la unidad".
Mientras algunos se oponen al requisito de que los
sacerdotes en el rito romano sean célibes, el padre Selin cree que es parte
integral del sacerdocio. "El celibato facilita una profunda
intimidad con Jesucristo, permitiendo al sacerdote entregarse cuerpo y
alma, sin división, a Jesucristo y la Iglesia", dijo.
"Un sacerdote célibe es un hito que nos recuerda
que esta vida no es la única que tenemos", añadió. "Somos creados para estar con el Dios Trino por siempre
en el Cielo, donde seremos como Dios, ya que lo veremos tal cual es".
Mayor
excelencia
El padre Selin se nutre de la Sagrada Escritura, la
patrística y la teología para exponer en su libro razones más profundas que las
simplemente pragmáticas. Además, señala aspectos de la historia del celibato
poco conocidos, como la antigua disciplina de exigir a los presbíteros
que ya estuvieran casados en el momento de su ordenación el
mantener continencia, ya que habían tomado por esposa a la Iglesia.
El desarrollo de la tradición de la Iglesia de rito latino avanzó esta norma a
la de elegir a candidatos solteros que permanecen célibes durante su
ministerio.
Si bien la Iglesia admite como legítima la disciplina
de las iglesias de rito oriental que admiten sacerdotes casados, reconoce
que el celibato es una práctica de mayor excelencia, la cual
"ha sido guardada por la Iglesia durante siglos como una joya
brillante" en palabras del Beato Pablo VI en Sacerdotalis Caelibatus.
Selin insistió en la importancia de no ver esta exigencia como una
carga, sino como un don que permite al sacerdote una mayor libertad
y un seguimiento más perfecto en la imitación de la vida de Cristo, de
quien emana todo sacerdocio.
Fuente: ReligionConfidencial