Francisco en Santa Marta: una
existencia sin ser tentados no está dedicada a Dios, es ideológica; hay que
seguir a Jesús, que vino para derrotar el mal diabólico
Luchar contra el mal, contra el
Diablo y contra las tentaciones que crea para destruir el bien. Pero para
lograr derrotar todo esto hay que dejarse atraer por Jesús, que vino para
eliminar la mala influencia de Satanás en los corazones de los hombres.
Esta es
la vida cristiana, subrayó Papa Francisco en la homilía de la misa de hoy, 19
de enero de 2017, por la mañana en la Capilla de la Casa Santa Marta.
Según indicó la Radio Vaticana, el
Pontífice reflexionó en su homilía sobre el pasaje del Evangelio del día que
narra la escena de la multitud que sigue a Cristo con entusiasmo. Y ante la
pregunta de por qué lo hacía, Francisco explicó que el mismo Evangelio relata
que eran enfermos, que querían curarse; pero también había personas a quienes
les gustaba escuchar al Señor porque hablaba, no como los Doctores, sino «con
autoridad», con lo que llegaba a los corazones.
Esta gente, prosiguió diciendo el
Pontífice, «iba porque sentía algo», hasta el punto de que el Señor tuvo que
pedir una barca para alejarse un poco de la orilla. «Esta muchedumbre ¿iba a
ver a Jesús? ¡Sí! ¿Tenía necesidades? ¡Sí! Algunos eran curiosos –explicó– ,
pero estos eran los escépticos, la minoría… Pero a esta muchedumbre la atraía
el Padre: era el Padre el que atraía a la gente hacia Jesús.
Hasta el punto de
que Jesús no permanecía indiferente, como un maestro estático que pronunciaba
sus palabras y después se lavaba las manos. ¡No! Esta muchedumbre tocaba el
corazón de Jesús. El mismo Evangelio nos dice: ‘Jesús se sentía conmovido,
porque veía a esta gente como ovejas sin pastor’. Y el Padre, a través del
Espíritu Santo, atraía a la gente hacia Jesús».
De este modo, Francisco puso de
manifiesto que la gente no se mueve a causa de razonamientos o «argumentos
apologéticos». No, dijo, «es necesario que sea el Padre quien te atraiga a
Jesús». Por otra parte, el Santo Padre observó que es «curioso» que en este
pasaje del Evangelio de San Marcos, en el que se «se habla de Jesús, se habla
de la muchedumbre, del entusiasmo y del amor del Señor», se termine con los
espíritus impuros que cuando lo veían le gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!».
«Esta es la verdad –dijo Bergoglio–; ésta es la realidad que cada uno de
nosotros siente cuando se acerca a Jesús.
Los espíritus impuros tratan de
impedirlo, nos hacen la guerra. ‘Pero, Padre, yo soy muy católico; voy siempre
a Misa… Pero jamás, jamás, tengo estas tentaciones. ¡Gracias a Dios, no!’.
’¡Reza, porque estás por un camino equivocado!’. Una vida cristiana sin
tentaciones no es cristiana: es ideológica, es gnóstica, pero no es cristiana.
Cuando el Padre atrae a la gente hacia Jesús, hay otro que te atrae de modo
contrario ¡y te hace la guerra dentro! Y por esta razón Pablo habla de la vida
cristiana como de una lucha: una lucha de todos los días. ¡Una lucha!».
Una lucha, insistió el Papa, «para
vencer, para destruir el imperio de satanás, el imperio del mal». Y para esto,
recordó, «ha venido Jesús, ¡para destruir a satanás! Para destruir su
influencia sobre nuestros corazones». E insistió en que el Padre «atrae a la
gente a Jesús», mientras el espíritu del mal «trata de destruir,
¡siempre!».
La vida cristiana, concluyó Papa
Francisco, «es una lucha así. Si quieres ir adelante, ¡debes luchar! Sentir el
corazón que lucha, para que Jesús venza». «Pensemos cómo es nuestro corazón:
¿siento esta lucha en mi corazón? ¿Entre la comodidad o el servicio a los
demás, entre divertirme un poco o hacer oración y adorar al Padre, entre una
cosa y la otra? ¿Siento la lucha, las ganas de hacer el bien? ¿Creo que mi vida
conmueve el corazón de Jesús? Si yo no creo esto, debo rezar mucho para
creerlo, para que me sea dada esta gracia. Que cada uno de nosotros busque en
su corazón cómo va la situación allí. Y pidamos al Señor ser cristianos capaces
de discernir lo que sucede en el propio corazón y capaces de elegir bien el
camino sobre el que el Padre nos atrae a Jesús».
DOMENICO AGASSO JR.
CIUDAD DEL VATICANO
Fuente: Vatican Insider