Mirar con los cinco sentidos
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
Las zapatillas de casa de Sión son de ésas que la
parte trasera jamás se separa del suelo y acompañan al pie deslizándose más o
menos suavemente. Todas las mañanas nos saludan puntualmente por los pasillos
del noviciado con un "ras, ras, ras, ras" apresurado encaminándose a
la ducha.
Ayer por la mañana, como todos los días, ahí estaban
puntuales las dos "pantuflas", pero su saludo era diferente:
"Raaaaaaaaaaaaaaaaas, raaaaaaaaaaaaas, raaaaaaaaaas..." Tenía pinta
de que Sión... no podía con ellas.
Poco después, ya de camino al coro, nos encontramos de
nuevo.
-Sión, hoy tienes sueño, ¿verdad?
-¡Síiii, muchoooo! ¿Cómo lo sabes?
-¡Me lo han dicho tus zapatillas esta mañana! La velocidad de su sonido nos dice como estás.
Luego paré en la oración; me di cuenta de que el Señor
quiere que aprendamos a mirar con los cinco sentidos. ¡¿Cómo?! Sí, lo que lees.
El Señor en una ocasión sintió que una mujer le tocaba entre la multitud, vio
que los niños se querían acercar a Él, escuchó las palabras de su Madre en las
Bodas de Caná, saboreó el agua de la samaritana, olió el perfume que María
derramaba sobre sus pies. Jesús ponía todos sus sentidos para ver a las
personas, para descubrirlas en su dolor o en sus dificultades.
Cuántas veces el ritmo de vida nos impide mirar,
reparar en la persona que tenemos delante: ¿Cómo está? ¿Qué siente? ¿Qué
necesita? ¿Qué pistas me da con su modo de hablar y de actuar de lo que tiene
dentro?
Hoy el reto del amor es que mires con los cinco
sentidos a la primera persona con la que te cruces. Pídele al Señor la gracia
de ver a los que te rodean, y ten un detalle para que sus
"zapatillas" recuperen su ligero "ras, ras, ras, ras..."
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma