La
denuncia del observador permanente en la ONU: “En muchos países las chicas son
penalizadas en la educación”
Las mujeres tienen la capacidad de frenar
los vientos de la guerra y de proponerse como verdaderos agentes de paz,
aprovechando las “soluciones más eficaces” para el diálogo. Lo indicó este
miércoles el observador permanente de la Santa Sede ante las ONU en Nueva York,
monseñor Bernardito Auza, interviniendo en un encuentro sobre mujeres, paz y
seguridad, celebrado en el Palacio de Cristal.
En particular, una madre de familia,
afirmó el prelado según informa Radio Vaticano, puede resultar “esencial” para
una “sociedad pacífica, inclusiva y segura”.
Para el observador permanente es
necesario trabajar en la opinión pública mundial, para infundir la conciencia
de cuánto sea “fundamental” el rol femenino “en la prevención de la explosión
de las guerras a través de la mediación y diplomacia preventiva” así como en el
“conciliar, rehabilitar y reconstruir las sociedad en situaciones post-bélicas,
evitando recaídas en los conflictos armados”.
Las mujeres también tienen “capacidades
peculiares para llevar orden en el caos, en las comunidades divididas, y la paz
en los conflictos” y el “don especial en el educar las personas a ser más
receptivas y sensibles a las necesidades de los otros”.
Pero el potencial positivo de las mujeres
corre el riesgo de no manifestarse si continúan “representando un número
desproporcionado entre las mujeres desfavorecidas en el mundo” no pudiendo
acceder a la “educación”, terminando así condenadas a un “rol de segunda clase
dentro de la sociedad” y a no “ser escuchadas”. Hay “100 mil escuelas” en todo el mundo, donde
las mujeres “todavía sufren discriminación”.
También la falta o escasez de comida,
higiene, “oportunidades de trabajo y de retribución digna”, añadió el
prelado, amenazan “la capacidad de las mujeres de desarrollar el rol en la vida
de las propias familias y en la sociedad en su totalidad”.
El mucho dinero gastado en el tráfico de
armas, constató Auza, podría ser empleado para tutelar “la integridad física de
las familias y de las casas de estas víctimas inocentes” y ayudarlas a
“convertirse en trabajadores de paz”.
Si no afrontamos seriamente los conflictos
actuales –uno 50 estimados en todo el mundo– será “muy difícil para las mujeres
sostener la familia y asistir a los familiares mutilados por la violencia, si
sus heridas no son afrontadas y las injusticias sufridas resultas”, concluyó el
observador permanente.
Fuente:
Zenit