En opinión de los líderes católicos,“ningún ciudadano estadounidense o institución puede ser acusada por su propio gobierno como intolerante a causa de sus opiniones religiosas ni ser marginados de la vida pública de la nación por estas opiniones”
Barack Obama se va a despedir de la presidencia de Estados Unidos habiendo conseguido unir a todas las religiones en su contra. Su obsesión con implantar la ideología de género en el país le ha llevado a realizar una ofensiva contra todo aquel que se ha resistido a sucumbir a sus políticas, y en este punto los cristianos y otras religiones han sido blanco de sus ataques.
La gota que ha colmado el vaso fue el informe de la Comisión de Derechos Civiles de Estados Unidos, un órgano gubernamental dirigido por el amigo de Obama Martin Castro, que comenzaba atacando duramente la libertad religiosa afirmando que es sinónimo de “discriminación, intolerancia, racismo, sexismo, homofobia, islamofobia, supremacía cristiana o cualquier forma de intolerancia”.
La respuesta al ataque de la administración Obama ha sido contundente. Las principales religiones del país se han unido y han firmado una carta conjunta destinada al todavía presidente de EEUU y al presidente del Congreso, el conservador Paul Ryan, para protestar por la acusación de que las religiones “utilizan el pretexto de sus doctrinas para discriminar”.
Católicos, distintas denominaciones protestantes, judíos, musulmanes, hindúes, bahaíes, mormones o hare krishna se han adherido a una carta que dice:
“Todos estamos en contra de la retórica y las acciones de odio. Creemos en la igualdad de todos los estadounidenses ante la ley independientemente de las creencias religiosas de cada comunidad. Pero también estamos decididos y sin miedo a decir la verdad sobre lo que creemos desde hace milenios. Un debate respetuoso sobre las ideas no es algo peligroso que haya que demonizar. Más bien el debate es algo bueno para nuestra democracia y debe ser estimulado”.
Hablar de discriminación es desvirtualizar la realidad
Del mismo modo, la misiva firmada por los principales líderes religiosos añade que “calumniar ideas y temas en los que no estamos de acuerdo y hablar de ‘fobia’o ‘racismo’ desvirtúa el significado de esas palabras”. Por ello, piden que se retire la afirmación realizada en el informe en que se vincula la libertad religiosa con la discriminación.
Los representantes de estas religiones dejan claro que hay temas centrales para ellos a los que no pueden renunciar y aseguran que “entendemos que las personas de buena voluntad puedan estar en desacuerdo acerca de la relación que existe entre la libertad religiosa y las leyes nacionales contra la discriminación por lo que esta relación debe estructurarse mejor”.
Y debe hacerse mejor, explican en la carta, porque “son temas que tienen que ver con asuntos sensibles que conciernen al bien común como son el matrimonio, la familia, la anticoncepción o el aborto”.
"No nos pueden acusar de intolerantes"
Como representantes de la importante comunidad católica estadounidense aparecen como firmantes de la carta el arzobispo William E. Lori, arzobispo de Baltimore y presidente de la Comisión para la Libertad Religiosa de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos. El segundo católico representa a católicos orientales y el obispo maronita de Brooklin, Gregory J. Mansour.
En opinión de los líderes católicos,“ningún ciudadano estadounidense o institución puede ser acusada por su propio gobierno como intolerante a causa de sus opiniones religiosas ni ser marginados de la vida pública de la nación por estas opiniones”.
Fuente: ReL