Estés
batallando con una adicción o no, estos dichos de AA pueden ser una gran ayuda
El propósito de
un eslogan es hacerte pensar en algo poderoso y verdadero, de forma tan simple
y fácil de recordar que pueda volver a surgir en tu mente cuando lo necesites
en un momento de crisis. Los miembros de Alcohólicos Anónimos hacen uso de
estas consignas, aparentemente simples, pero tan profundas que pueden servir de
gran ayuda a cualquiera, esté luchando o no por superar una adicción. Aquí
tienes algunos de los mejores eslóganes:
1. Progreso, no
perfección
Esperar la
perfección de uno mismo es una perspectiva tan extremadamente arrogante como
irremediablemente abocada al fracaso. Después de todo, la primera gran mentira
de Lucifer fue tratar de convencernos de que todos podíamos ser “como Dios”,
con nuestro propio poder. Si en algún momento llegamos a ser perfectos, no será
en esta vida, así que en vez de intentar ser perfecto (y fracasar en el
intento), mejor centrarse simplemente en no retroceder. Cada pulgada de
progreso es mejor que tener grandes expectativas que nunca se realizarán.
Pero en ese esfuerzo
para mantener el orgullo a raya, recuerda que…
2. La humildad no consiste en pensar
que eres menos, sino en pensar menos en ti mismo
Ser humilde no
significa pensar que uno es el ser humano más despreciable que ha pisado jamás
este planeta. Esta actitud, en realidad, también es orgullo, puesto que te
ensalza y te eleva y trata de convencer de que eres el peor y más
extraordinario de todos los pecadores, te hace destacar en el alcance de tu
maldad. No es que sea correcto tomarse los pecados a la ligera, en absoluto,
pero una persona verdaderamente humilde reconoce sus errores y pasa sin demora
a la auténtica tarea necesaria: cumplir la voluntad de Dios, olvidándose de sí
mismo, y amar, que es siempre un acto hacia el exterior.
Si te abruma la
idea de vivir toda una vida de semejante desinterés, recuerda luchar…
3.
Día a día, poco a poco, paso a paso
No tenemos que
comprometernos en un único día a ser fantásticos y santos durante el resto de
nuestras vidas. Solamente hemos de comprometernos a intentar amar a Dios en el
día de hoy, o si eso es demasiado, en esta hora. O durante este minuto. Dios
nos ayudará momento a momento, paso a paso. Tenemos que dar pasos pequeños, o
de lo contrario nos agobiaremos. “Cada día tiene bastante con sus propios
males”, nos dice Jesús. Tratar de cumplir la voluntad de Dios en un instante es
más de lo que ha conseguido el mayor de los santos.
Aunque, si
incluso confiar en hacer la voluntad de Dios durante los próximos dos minutos
te parece que va a terminar en frustración y fracaso, no olvides que…
4.
La voluntad es la clave
La vida es
abrumadora. Es terriblemente complicada y exige sacrificios increíbles con unos
riesgos altísimos. Pero Dios, que ha pedido tanto de nosotros, ha envuelto todo
en una petición muy pequeña y muy simple: sencillamente, que deseemos hacer el
bien. Si puedes decirle a Dios, como aquel hombre con un hijo de espíritu
impuro, “Yo creo. ¡Ayúdame a creer más!” (Marcos 9: 17-25), entonces estarás
haciendo la voluntad de Dios. Si sólo quieres creer y abrir tu voluntad a la de
Él, entonces Él verterá un torrente de gracia para colmar tu abismo. Esta tarea
le corresponde a Él. Únicamente tenemos que estar dispuestos. Y si nos falta
deseo y voluntad, también podemos dejar eso en Sus manos, a través de la
oración: “Señor, ayúdame a querer desear amarte”.
Puede que
sientas que pedir a Dios que te ayude en tu propia voluntad es poco auténtico.
Gracias a Dios que…
5.
Los sentimientos no son hechos
Quizás te
sientas amado y lleno de fe, o quizás no. Quizás no sientas que Dios te ama, o
que te ayuda, o siquiera que te presta atención. Pues bien, los sentimientos no
son hechos. Cuando tus sentimientos, sensaciones o impresiones no concuerden
con lo que tú sabes que es verdad, saca pecho y continúa haciendo lo que sabes
que es correcto. Lo que cuenta es lo que haces, no importa lo que sientas al
respecto.
Y por último,
si tus emociones gritan tan alto que no puedes escuchar tus pensamientos…
6.
Cuando todo lo demás falle, sigue
las instrucciones
Para un
alcohólico, esto supone aferrarse a los 12 pasos de la recuperación, al margen
de sus propios conflictos emocionales. Los pasos están ahí para que no tengas
que tratar de averiguar por tu cuenta qué hacer en tus momentos de mayor
debilidad. Para un pecador, esto supone seguir las instrucciones de la Iglesia:
obedece los preceptos de la Iglesia, recibe los sacramentos tantas veces como
puedas y confía en que, aunque creas que no sirve de nada, te está ayudando.
Dios sabe lo limitado que es nuestro juicio y lo débil que es nuestro amor, así
que nos ofrece unas pautas claras y simples para mantenernos en buen cauce.
Obedece a la Iglesia, ella cuida por guiarnos por el buen camino.
ANNA O'NEIL
Fuente: Aleteia
