Para los planes de Dios sobre cada uno de nosotros
no existen respuestas teológicas concretas
Muchas personas sienten que el peso del
trabajo, problemas familiares, económicos, legalidad, desempleo, etc., los
ahogan y no encuentran salida por ninguna parte (aún siendo un cristiano
practicante), sienten que no pueden con todo esto y más cuando le vienen más de
2 o 3 problemas de esos juntos. Esto puede sucederle a cualquiera de nosotros
en algún momento de nuestra vida.
Para los planes de Dios sobre cada uno de
nosotros no existen respuestas teológicas concretas. No sé qué pueda querer
Dios de usted, ni hasta donde lo probará con el infortunio.
Sabemos ciertamente que la Escritura dice que las aguas nos llegan hasta el cuello pero no nos ahogan. No le voy a mentir diciendo que ya van a terminar sus sufrimientos. Eso hacen los horoscopistas que mienten a la gente y juegan con su sed de esperanza y su credulidad. Pero a pesar de mentirle no le solucionan nada.
7 principios claros
que debemos tener claros:
Todo sucede para el bien de los que Dios
ama (Romanos 8,20).
Aunque allí no se dice qué se incluye en ese ‘todo´: va desde los dones
materiales de Dios, hasta la cruz y el martirio.
Dios no permite que seamos probados más
allá de nuestras fuerzas.
Muchas veces las aguas nos llegan hasta el
cuello, pero no nos ahoga.
Muchas veces Dios espera que le pidamos lo
que necesitamos,
incluso con sacrificios, penitencias y votos generosos, y luego actúa. Porque
quería suscitar en nosotros esos actos que nos han de santificar.
La cruz está en el camino ordinario de toda
persona llamada a la santidad.
Y debemos aceptar con paciencia y resignación nuestras cruces; para eso podemos
leer con fruto el Libro de Job.
Esto no nos exime de poner de nuestra parte
todos los medios materiales para encontrar una salida. Precisamente muchas veces la gracia que
Dios nos da no es el encontrar la salida de nuestros problemas sino la gracia
de intentarlo una vez más, lo cual también viene de Dios.
En nuestra debilidad se manifiesta la
fuerza de Dios, como
dice San Pablo. A veces Dios espera a que estemos completamente abatidos y
recién allí actúa, para que se vea que ha sido su mano la que nos salvó y no
nuestras fuerzas.
Se que no es sencillo, pero si es tu caso, nunca dejes de orar.
Se que no es sencillo, pero si es tu caso, nunca dejes de orar.
“Siempre y por cualquier motivo, den
gracias a Dios, nuestro Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios
5,20)
Cuenta con mis
oraciones.
En Cristo y María.
Padre Miguel A. Fuentes, Sacerdote del IVE
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