Prueba de confianza
Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
Hace unos días tuve que ir al dentista. La verdad es
que bajaba muy confiada, ya que, la muela que me tenía que tratar, me la había
desvitalizado y curado la vez anterior, por lo tanto, ahora sólo tenía que
reconstruirla.
Llegamos a la sala de espera y, simplemente con el
olor a dentista, ya me empecé a poner nerviosa.
Poco después llegó mi turno. Me senté en el sillón y,
en cuanto empezó a bajarme, el miedo llamó con fuerza a mi puerta. La razón me
decía que tranquila, que no me iba a pasar nada. Yo traté de relajarme.
El dentista me miró despacio y, de repente, le dice a
la enfermera que le traiga un tornillo. Yo me quedé a cuadros, ya que, para
meterme un tornillo en la muela, supuse que tendría que hacer un agujero...
Lo siguiente fue ver cómo colocaba una broca... Me
pidió que abriera la boca, pero yo sudaba y, en ese momento, el dentista, que
ya conoce el miedo que le tengo, me dijo:
-Lety, coge a tu Amigo entre tus manos, y verás que
todo es distinto.
En ese momento me agarré al crucifijo del rosario, y
empecé a confiar y a dialogar con el Señor. La confianza fue la que desterró al
miedo. Porque el miedo me paralizó hasta para abrir la boca.
Pero, ¿qué es realmente confiar en Jesús?
Es sentir que tú no puedes con algo y, en vez de
hacerte la fuerte, te haces niña, y le pides que Él sea fuerte en ti; le muestras
tu debilidad para que Él muera por ti y resucite en ello. Es dejarle a Él ser
Dios en esa circunstancia. Porque, si yo soy la fuerte y la que me las apaño,
yo soy dios en mi vida. Mi "yo" es mi dios. Mientras que, si confías
tu vida a Cristo, Él es tu Salvador, porque le dejas a Él hacer en ti. Ya no te
salvas tú, es Él quien te salva.
El reto del amor de hoy es no tener miedo a sentir y,
cuando tengas esa situación de dolor, de miedo, de angustia... coge en tus
manos a Cristo y déjate salvar por Él, pídele que te dé su paz y su amor.
Sumérgete en la vida de Dios y deja que Él te cuide: ya no te tienes que cuidar
tú; Él, desde que se ha encarnado, ha muerto y ha resucitado, ya se ocupa de
todas tus cosas, sólo necesita tu libertad, que le dejes hacer a Él.
Te deseo que pases un feliz día.
VIVE DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma
