¿Cómo hablamos
a los demás? ¿Qué les transmiten nuestras palabras?
Una palabra cruel: puede arruinar y
derribar todo lo que se había edificado en una vida…
Una palabra de resentimiento: puede matar
a una persona, como si le claváramos un cuchillo en el corazón…
Una palabra brutal: puede herir y hasta
destruir la autoestima y la dignidad de una persona…
Una palabra amable: puede suavizar las
cosas y modificar la actitud de otros…
Una palabra alegre: puede cambiar
totalmente nuestro día…
Una palabra oportuna: puede aliviar la
carga y traer luz a nuestra vida…
Una palabra de amor: puede sanar el
corazón herido.
Porque las palabras tienen vida.
Son capaces de bendecir o maldecir, de
edificar o derribar, de animar o abatir, de transmitir vida o muerte, de
perdonar o condenar, de empujar al éxito o al fracaso, de aceptar o rechazar…
¿Cómo hablamos a los demás? ¿Qué les
transmiten nuestras palabras? ¿Qué me digo a mí mismo? ¿Hacia dónde me
conduce mi dialogo interno?
Pablo Osow
Fuente: Aleteia