Fue "una gracia compartir con ellas, sentirme muy hermana, sentir su dolor, su alegría y hacerse un con ellas"
Una
visita histórica hizo un grupo de 61 monjas de clausura de seis monasterios de
Santiago de Chile al Centro Penitenciario Femenino de esta capital, donde
celebraron con las internas el Jubileo de la Vida
Contemplativa en el
marco del Año de la
Misericordia.
"No sé si en los más de 400 años de
la historia de Santiago, en otra ocasión las hermanas contemplativas de
diversos monasterios se hayan encontrado a celebrar la Eucaristía con un grupo
de hermanas que están detenidas, pero que son hermanas en la fe", dijo el
Arzobispo de Santiago, Cardenal Ricardo Ezzati, en la Misa celebrada en el centro penitenciario
el 23 de mayo.
El Cardenal afirmó que se trata de una
instancia "para que las hermanas que contemplan el rostro de Dios todos
los días en la oración, lo puedan contemplar también en el rostro de personas
que están sufriendo, viviendo un momento difícil de sus vidas".
"Las
monjitas de clausura son los brazos levantados de la ciudad para interceder
ante Dios por todos nosotros, especialmente por los que más sufren",
sostuvo.
El Arzobispo agradeció al vicario para la Vida Consagrada, Mons. Jorge Concha, la
iniciativa de celebrar el Jubileo de la Vida Contemplativa en el centro
penitenciario y señaló que Dios está presente "dándonos la dignidad de
hijos, siempre dispuesto a acogernos con su amor”.
“Busquemos a Dios, abramos el corazón
para que en este corazón humano, frágil, pecador, podamos descubrir la presencia
misericordiosa de Dios, nuestro Padre; de Dios Hijo y de Dios Espíritu
Santo", exhortó el Cardenal Ezzati.
Luego de la Eucaristía, las religiosas
cantaron una cueca a la Virgen y, para sorpresa de los presentes, cuatro de
ellas salieron a bailar. Luego pasaron al patio del centro penitenciario donde
siguieron compartiendo con las internas.
Para
la hermana María Rosa, de las Carmelitas Descalzas del monasterio San José, fue
"una gracia compartir con ellas, sentirme muy hermana, sentir su dolor, su
alegría y hacerse un con ellas".
“Me llama la atención que este encuentro
sea el día de la Santísima Trinidad. Eso significa que Dios habita en cada
alma”, dijo la religiosa a Comunicaciones del Arzobispado
de Santiago.
Por el otro lado, Railín, una de las
internas, aseguró que "fue bueno que vinieran y que recen por nosotras. Es
un apoyo que vengan ellas y los obispos, nosotros necesitamos que venga harta
gente a vernos".
Ana Chacón, otra interna, señaló que las
religiosas "nos dan el espíritu del Señor, es una bendición que las
tengamos acá. Haber visto a las monjitas de claustro bailar cueca y columpiarse
es una cosa nueva".
Fuente: ACI