Primera semana mes de mayo de 2016 (Año
Santo Jubilar)
Que sepamos presentar a Dios, donde quiera que nos
encontremos, las necesidades y carencias de los demás. “Vivir para mí sin los
demás, es querer todo para mí” (A.L.) La flor de la misericordia tiene un
nombre: caridad.
2. “PROCLAMA MI ALMA LA GRANDEZA DEL
SEÑOR”.
No nos conformemos con valorar solamente lo que acontece,
vemos o tocamos en el mundo. “Hay una belleza más allá de nosotros mismos que
nos aguarda” (A.L.) La flor de la misericordia tiene un aroma: el interés por
los demás.
3. “HACED LO QUE ÉL OS DIGA”.
Las ideologías dominantes nos convierten en marionetas. Como
María dejemos un margen para que, Dios, tenga parte activa en nuestro ser. “No
es grande quien se aleja de Dios sino, mezquino, quien se deja seducir por el
que es más pequeño que él” (A.L.). La flor de la misericordia tiene un
movimiento: la libertad.
Las montañas, en su deshielo, fluyen por los manantiales.
También el Señor, a través de nosotros, puede ser agua fresca en mucho desierto
de carne y hueso. Ofrécete, en este mes de mayo, para hacer algo en nombre de
Dios y con Dios. “Vivir con Dios pero sin hacer nada por Él es como tener el
fuego siempre apagado” (A.L.). La flor de la misericordia tiene una fuerza: el
Señor.
5. “¿POR
QUÉ NOS HAS TRATADO ASÍ?”
No siempre, las cosas de Dios, responden a nuestras
expectativas. Como María medita, reflexiona y saca conclusiones: al final Dios
nos concede lo mejor para nosotros. “No esperes a que Dios te conceda lo que
pidas sino, en lo que te da, alcanza a ver lo que necesitas” (A.L.). La flor de
la misericordia tiene una espina: la ingratitud.
6. “¿CÓMO SERÁ ESTO?”
Los interrogantes nos sacuden como, al principio de la
Encarnación, lo hicieron con María. El mundo necesita respuestas y, como María,
con palabras y obras, podemos ser luz y no oscuridad. “Exigir razones siempre a
Dios es, en el fondo, no dar a torcer nuestro propio brazo” (A.L.). La flor de
la misericordia tiene un freno: no siempre es comprendida.
7. “EL PODEROSO HA HECHO EN MÍ
MARAVILLAS”.
Asignatura pendiente del catolicismo de hoy es proclamar, a
los cuatro vientos, que con Dios el mundo adquiere otro color y, sin Dios, la
tierra se polariza en el enfrentamiento, guerras y tensiones. “La belleza del
mundo, sin Dios, es un peligroso instrumento en manos del hombre” (A.L.). La
flor de la misericordia tiene una belleza: el resplandor del cielo.
Por
Javier Leoz