ES LO MISMO JUZGAR QUE CORREGIR AL OTRO?

La corrección fraterna no es lo mismo que juzgar: nunca debemos condenar a los demás o considerarnos moralmente superiores, pero estamos obligados como cristianos a corregir a los demás, y a dejar que los demás nos corrijan

1. La corrección fraterna es un acto de caridad, y una de las muchas formas de mostrar preocupación por la salud espiritual de los demás. A pesar de ser una práctica que se remonta a los tiempos de Cristo, ha sido “bastante olvidada” en nuestros días.

Cuando pensamos en actos de caridad, a menudo nos centramos en las “obras corporales de caridad” que se dirigen a las necesidades físicas de nuestros allegados – como dar de comer al hambriento, dar vestidos o emplear voluntariamente nuestro tiempo para atender a los enfermos.

Tal y como Benedicto XVI afirmó en su Mensaje de Cuaresma de 2012, tendemos a ser “muy sensibles a la idea de la caridad y de cuidar del bienestar físico y material de los demás”, pero guardamos “silencio total sobre nuestra responsabilidad espiritual hacia nuestros hermanos y hermanas”.


“No era así en la Iglesia de los primeros siglos o en las comunidades que son maduras en la fe”, afirma, “las cuales se preocupan no sólo por la salud física de sus hermanos o hermanas, sino también por su salud espiritual y su destino último”.

El Santo Padre sugiere por tanto un camino “bastante olvidado” de buscar el bienestar espiritual de los demás – “la corrección fraterna de cara a la salvación eterna”.

La corrección fraterna, tal y como la define la Catholic Encyclopedia, es la “advertencia al prójimo por parte de otro con el propósito de que enmiende su conducta pecaminosa o, si es posible, prevenirla”. El Catecismo de la Iglesia Católica incluye que es una “exigencia” de la caridad (num. 1829).

Tanto la Escritura y la Tradición claramente exhortan a los cristianos a ejercer la corrección fraterna. En Mateo 18,15-18, Jesús dice: ” Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano”.

2. Señalar las faltas de nuestros prójimos pueden ser un “gran servicio”, pero sólo si es por amor y por deseo de ayudarles a “caminar más rectamente por los caminos del Señor”. Además, antes de señalar las faltas de los demás, asegúrate de que estás preparado para dejar que los demás te corrijan.

La reprensión cristiana “nunca está motivada por un espíritu de acusación o recriminación”, aclara Benedicto XVI en su mensaje de Cuaresma para el 2012. “Siempre está movido por el amor y la misericordia, y brota de una auténtica preocupación por el bien del otro”.

El Papa aclara que la corrección fraternal debería ser una calle de doble dirección. Recuerda que “la Escritura nos dice que incluso ‘el justo cae siete veces’ (Proverbios 24, 16),’ y que ‘todos somos débiles e imperfectos’ (cf. 1 Juan 1, 8).”
Cuando completa sobre nosotros mismos, mejorar nuestras vidas y caminar más rectamente por los caminos del Señor”, dijo el Papa.


Fuente: Aleteia