Tres
familias musulmanas viajan en el vuelo papal. Una cachetada moral con guante
blanco al egoísmo de Europa. El diario de la jornada
Palabras y gestos
concretos. La misericordia en acto. El papa Francisco este sábado 16 de abril
ha embarcado en su avión papal, de manera legal, tres familias musulmanas
prófugas que serán huéspedes de la Comunidad San Egidio de Roma y el Vaticano
costeará todos los gastos necesarios.
El Papa ha querido dar
un signo concreto de acogida a los refugiados. Tres familias ahora tendrán un
futuro esperanzador fuera de la guerra en Siria. Se trata de doce personas, de
las cuales seis niños, “que estaban ya en los campos de acogida de Lesbos antes
del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía”, precisó Federico Lombardi,
portavoz papal.
“Los miembros de las
tres familias son musulmanes. Dos de ellas vienen de Damasco y una de Deir
Azzor (en la zona ocupada por el Daesh). Sus hogares han sido bombardeados”.
Según publica Vatican Insider, se trata
de Hasan y Nour, ingenieros procedentes de Damasco, y su hijo de dos años; Ramy
y Suhila, de Deir Azzor, él es maestro y ella sastre, y sus tres hijos;
y Osama y Wafa, con sus dos hijos.
Asimismo, el jefe de la
Oficina de Prensa de la Santa Sede informó que la acogida y los gastos de las
tres familias correrán a cargo del Vaticano. “La hospitalidad inicial estará
garantizada por la Comunidad de San Egidio”.
El Pontífice había ya
hecho un llamado a toda la Iglesia de Europa en el Ángelus (06.09.2015) a
recibir familias de prófugos como gesto concreto de misericordia, y exhortó a
que el ejemplo inicie en su diócesis, Roma.
Los datos aún no son
oficiales, pero se calcula inicialmente que 25 mil personas reciben ayuda y
hospitalidad en estructuras de la Iglesia en Italia. Un cuarto de los prófugos
que llegan al ‘bel paese’ son acogidos por instituciones
eclesiales, parroquiales y comunidades católicas.
Actualmente, dos
familias de refugiados sirios ya se alojan en la parroquia de Santa Ana en el
Vaticano, que desde años ofrece asistencia y ayuda a tantas personas que tocan
la puerta de la Iglesia, entre ellas varias migrantes.
Corona
de flores en el mar por las víctimas
Después de almorzar con
8 refugiados durante su viaje apostólico a Lesbos, el Papa Francisco se
trasladó al puerto de Mitylene para agradecer a la población local por la
solidaridad que tienen con los hombres y mujeres que llegan exhaustos a sus
costas.
Acompañado por el
patriarca Bartolomeo y Hieronymus lanzó algunas coronas de laurel con la mirada
fija en el mar. Un instante para rezar por los que no lograron llegar y
murieron en el intento.
Oración
por los muertos
“Dios de Misericordia,
te pedimos por todos los hombres, mujeres y niños que han muerto después de
haber dejado su tierra, buscando una vida mejor. Aunque muchas de sus tumbas no
tienen nombre, para ti cada uno es conocido, amado y predilecto. Que jamás los
olvidemos, sino que honremos su sacrificio con obras más que con palabras”,
rezó el Papa.
Llamado
a la solidaridad
Asimismo, el Pontífice
aprovechó su visita para hacer un “llamamiento a la responsabilidad y a la
solidaridad frente a una situación tan dramática. Muchos de los refugiados que
se encuentran en esta isla y en otras partes de Grecia”, constató.
“La preocupación de las
instituciones y de la gente, tanto aquí en Grecia como en otros países de
Europa, es comprensible y legítima. Sin embargo, no debemos olvidar que los
emigrantes, antes que números son personas, son rostros, nombres, historias”,
reiteró.
Europa
vuelva a ser patria de derechos humanos
Sucesivamente, sostuvo
que Europa es “la patria de los derechos humanos, y cualquiera que ponga pie en
suelo europeo debería poder experimentarlo. Así será más consciente de deberlos
a su vez respetar y defender”.
Los
niños muertos en el mar
Igualmente, recordó que
no siempre todos encuentran refugio y pierden la vida en el intento,
especialmente doloroso el caso de los infantes: “algunos, entre ellos muchos
niños, no han conseguido ni siquiera llegar: han perdido la vida en el mar,
víctimas de un viaje inhumano y sometidos a las vejaciones de verdugos
infames”.
Solidaridad
común por los refugiados
Al final, Francisco
asimismo renovó su deseo de que “tenga éxito la primera Cumbre Humanitaria
Mundial, que tendrá lugar en Estambul el próximo mes”.
La solidaridad y la
ayuda a los prófugos – confirmó – solo se logrará con una acción común, es
decir, “juntos, se pueden y se deben buscar soluciones dignas del hombre a la
compleja cuestión de los refugiados”.
Por último, el Papa se
trasladó en minibús al aeropuerto (3 Km) para la ceremonia de despedida. Allí,
tuvo un encuentro privado con el Arzobispo de Atenas y de toda la Grecia y el
Patriarca Ecuménico. Además de despedirse del Primer Ministro griego.
Fuente: ARY WALDIR RAMOS DÍAZ/Aleteia
