CANCIONES
13-14
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de
los aires amorosos,
la noche
sosegada
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad
sonora,
la cena que
recrea y enamora.
ANOTACIÓN
16. Y no se ha de entender que esto que el alma entiende, porque sea
sustancia desnuda, como habemos dicho, sea la perfecta y clara fruición, como en
el cielo; porque, aunque es desnuda de accidentes, no es por eso clara sino
oscura, porque es contemplación, la cual es en esta vida, como dice san Dionisio, rayo de tiniebla; y así podemos
decir que es un rayo e imagen de fruición, por cuanto
es en el entendimiento, en que consiste la fruición.
Esta
sustancia entendida, que aquí llama el alma silbo, es los ojos
deseados, que descubriéndoselos el
Amado, dijo, porque no los podía sufrir el sentido: Apártalos, Amado.
17. Y
porque me parece viene muy a propósito en este lugar una autoridad
de Job, que confirma mucha parte de lo que
he dicho en este arrobamiento y desposorio, referiréla aquí (aunque nos
detengamos un poco más), y declararé las partes de ella que son a nuestro propósito. Y primero la pondré toda en latín, y luego
toda en romance, y después declararé brevemente lo
que de ella conviniere a nuestro propósito; y,
acabado esto, proseguiré la declaración de los versos de la otra canción.
Dice, pues, Elifaz Temanites en Job (Jb 4,12n16), de esta manera: Porro ad me dictum est verbum absconditum, et quasi furtive suscepit auris mea venas susurri eius. In horrore visionis nocturnae, quando solet sopor occupare homines, pavor tenuit me, et tremor, et omnia ossa mea perterrita sunt: et cum spiritus, me praesente, transiret, inhorruerunt pili carnis meae: stetit quidam, cuius non agnoscebam vultum, imago coram oculis meis et vocem quasi aurae lenis audivi.
Dice, pues, Elifaz Temanites en Job (Jb 4,12n16), de esta manera: Porro ad me dictum est verbum absconditum, et quasi furtive suscepit auris mea venas susurri eius. In horrore visionis nocturnae, quando solet sopor occupare homines, pavor tenuit me, et tremor, et omnia ossa mea perterrita sunt: et cum spiritus, me praesente, transiret, inhorruerunt pili carnis meae: stetit quidam, cuius non agnoscebam vultum, imago coram oculis meis et vocem quasi aurae lenis audivi.
Y
en romance quiere decir: De verdad a mí se me dijo
una palabra escondida, y como a hurtadillas recibió mi oreja las
venas de su susurro. En el horror de la visión nocturna, cuando el sueño suele ocupar
a los hombres, ocupóme el pavor y el temblor, y todos
mis huesos se alborotaron; y, como el espíritu pasase en mi presencia,
encogiéronseme las pieles de mi carne; púsose delante uno cuyo rostro
no conocía: era
imagen delante de mis ojos; y oí una voz de aire
delgado.
En la cual autoridad se contiene casi todo lo que habemos dicho aquí, hasta este
punto de este rapto desde la canción doce, que dice: Apártalos,
Amado. Porque en lo que aquí dice Elifaz Temanites, que se le dijo una palabra escondida, se
significa aquello escondido que se le dio al alma, cuya grandeza no pudiendo sufrir,
dijo: Apártalos, Amado.
18. Y
en decir que recibió su oreja las venas de su susurro
como a hurtadillas, es decir la sustancia desnuda que habemos dicho que recibe el entendimiento; porque venas
aquí denotan
sustancia interior, y el susurro significa aquella comunicación y toque de virtudes, de donde se comunica al entendimiento la
dicha sustancia entendida. Y llámale aquí susurro, porque es muy
suave la tal comunicación, así como allí la llama aires amorosos el alma,porque amorosamente se comunica.
Y dice que le recibió como a
hurtadillas, porque así como lo que
se hurta es ajeno, así aquel secreto era ajeno del
hombre, hablando naturalmente, porque recibió lo que no
era de su natural; y así no le era lícito recibirle, como tampoco a san
Pablo (2 Cor. 12 4) le era lícito poder decir el suyo. Por lo
cual dijo el otro profeta (Is. 24, 16) dos veces: Mi secreto para mí.
Y cuando
dijo: En el horror de la visión nocturna, cuando suele el sueño ocupar a los hombres,
me ocupó el pavor y
temblor, da a entender el temor y temblor que naturalmente hace al alma
aquella comunicación de
arrobamiento que decíamos no podía sufrir el natural en la comunicación del espíritu de Dios.
Porque da aquí a entender este profeta que, así como al tiempo que se van a dormir los hombres les
suele oprimir y atemorizar una visión que llaman pesadilla, la cual les acaece entre el sueño y la
vigilia, que es en aquel punto que comienza el sueño, así al tiempo de
este traspaso espiritual entre el sueño de la ignorancia natural y la vigilia del
conocimiento sobrenatural, que es el principio del arrobamiento o éxtasi, les hace temor y temblor la visión espiritual que entonces se les comunica.
19. Y añade más, diciendo que todos sus
huesos se asombraron, o alborotaron, que quiere tanto decir como si dijera: se conmovieron y descasaron de sus
lugares; en lo cual se da a entender el gran descoyuntamiento de huesos que habemos dicho
padecerse a este tiempo.
Lo cual da
bien a entender Daniel (Dn 10, 16) cuando vio al ángel,
diciendo: Domine, in visione tua dissolutae
sunt compages meae, esto es: Señor, en tu visión las
junturas de mis huesos se han abierto. Y en lo que
dice luego, que es: Y como el espíritu pasase en mi presencia, es a
saber, haciendo pasar al mío de sus límites y vías naturales por el arrobamiento
que habemos dicho, encogiéronse las
pieles de mi carne, da a entender lo que habemos dicho del cuerpo, que en este
traspaso se queda helado y encogidas las carnes como muerto.
20.
Y luego se sigue: Estuvo uno,
cuyo rostro no conocía: era imagen delante mis ojos. Este que dice que
estuvo, era Dios que se comunicaba en la manera dicha. Y dice que no conocía su rostro, para dar a entender que
en la tal comunicación y visión, aunque es
altísima, no se conoce, ni ve el
rostro y esencia de Dios. Pero dice que era imagen delante sus ojos; porque, como habemos dicho, aquella inteligencia
de palabra escondida era altísima como imagen y rastro de Dios; mas no se
entiende que es ver esencialmente a Dios.
21.
Y luego concluye, diciendo: Y
oí una voz de
aire delicado, en que se entiende el silbo de los aires amorosos, que dice aquí el alma que es su Amado. Y no se ha de entender que siempre acaecen estas
visitas con estos temores y detrimentos naturales, que, como queda dicho, es
a los que comienzan a entrar en estado de iluminación y perfección y en este género de
comunicación, porque en otros antes acaecen
con gransuavidad. Síguese la declaración:
La noche
sosegada.
22. En este sueño espiritual que el alma tiene
en el pecho de su Amado, posee y gusta todo el sosiego y descanso y quietud de la pacífica noche, y recibe
juntamente en Dios una abisal y oscura
inteligencia divina; y por eso dice que su Amado es para ella la noche sosegada, en par de los levantes de la
aurora.
23. Pero esta noche sosegada dice que es no de manera
que sea como oscura noche, sino como la noche junto ya a los levantes de la mañana; porque este sosiego y
quietud en Dios no le es al
alma del todo oscuro, como oscura noche, sino sosiego y quietud en luz divina en conocimiento de Dios nuevo, en que el espíritu está suavísimamente quieto, levantado a luz divina. Y llama bien propiamente aquí a esta luz
divina levantes de la aurora, que quiere decir la mañana. Porque
así como los
levantes de la mañana despiden
la oscuridad de la noche y
descubren la luz del día, así este espíritu sosegado y quieto en Dios es levantado de la tiniebla del conocimiento natural a la luz matutinal del
conocimiento sobrenatural de Dios, no claro, sino, como dicho es, oscuro, como noche en par
de los levantes de la aurora. Porque así como la
noche en par de los levantes ni del todo es noche ni del todo
es día, sino, como dicen, entre dos
luces, así esta soledad y sosiego divino, ni con toda claridad es informado de la luz divina ni deja de participar algo de
ella.
24. En este
sosiego se ve el entendimiento levantado con extraña novedad
sobre todo natural entender a la divina luz, bien así como el que
después de un largo sueño abre los ojos a
la luz que no esperaba. Este conocimiento entiendo quiso dar a entender David
(Sal. 101, 8), cuando dijo: Vigilavi
et factus sum sicut passer solitarius in tecto, que quiere decir: Recordé y fui hecho semejante al pájaro solitario en el tejado. Como si dijera: abrí los ojos de mi
entendimiento y halléme sobre todas las inteligencias naturales, solitario sin ellas en el tejado, que es sobre todas las
cosas de abajo.
Y dice aquí que fue hecho semejante al pájaro solitario, porque en esta manera de contemplación tiene el espíritu las
propiedades de este pájaro, las cuales son cinco: la primera, que ordinariamente se pone en lo más alto; y así el espíritu en este
paso se pone en altísima contemplación; la segunda, que siempre tiene vuelto el pico hacia donde viene el aire; y así el espíritu vuelve aquí el pico del afecto hacia donde le viene el espíritu de amor, que es Dios.
La tercera es que ordinariamente está solo y no consiente otra ave alguna junto a sí, sino que, en sentándose junto alguna, luego se va; y así el espíritu en esta contemplación está en soledad de todas las cosas, desnudo de todas ellas, ni consiente en sí otra cosa que soledad en Dios. La cuarta propiedad es que canta muy suavemente, y lo mismo hace a Dios el espíritu a este tiempo, porque las alabanzas que hace a Dios son de suavísimo amor, sabrosísimas para sí y preciosísimas para Dios.
La quinta es que no es de algún determinado color; y así es el espíritu perfecto, que no sólo en este exceso no tiene algún color de afecto sensual y amor propio, mas ni aun particular consideración en lo superior ni inferior, ni podrá decir de ello modo ni manera, porque es abismo de noticia de Dios la que le posee, según se ha dicho.
La tercera es que ordinariamente está solo y no consiente otra ave alguna junto a sí, sino que, en sentándose junto alguna, luego se va; y así el espíritu en esta contemplación está en soledad de todas las cosas, desnudo de todas ellas, ni consiente en sí otra cosa que soledad en Dios. La cuarta propiedad es que canta muy suavemente, y lo mismo hace a Dios el espíritu a este tiempo, porque las alabanzas que hace a Dios son de suavísimo amor, sabrosísimas para sí y preciosísimas para Dios.
La quinta es que no es de algún determinado color; y así es el espíritu perfecto, que no sólo en este exceso no tiene algún color de afecto sensual y amor propio, mas ni aun particular consideración en lo superior ni inferior, ni podrá decir de ello modo ni manera, porque es abismo de noticia de Dios la que le posee, según se ha dicho.
La música callada.
25. En aquel
sosiego y silencio de la noche ya dicha, y en aquella noticia de la luz divina,
echa de ver el alma una admirable conveniencia y disposición de la Sabiduría en las diferencias de todas sus criaturas y obras, todas
ellas y cada una de ellas dotadas con cierta respondencia a Dios, en que cada
una en su manera da su voz de lo que en ella es Dios, de suerte que le
parece una armonía de música subidísima que sobrepuja todos los saraos y melodías del mundo. Y llama a esta música callada, porque, como habemos dicho, es
inteligencia sosegada y quieta, sin ruido de voces; y así se goza en ella la suavidad de la música y la quietud del silencio. Y así, dice que su Amado es esta música callada, porque en él se conoce y
gusta esta armonía de música
espiritual. Y no sólo eso, sino
que también es la soledad sonora.
26. Lo cual
es casi lo mismo que la música callada, porque, aunque
aquella música es callada cuanto a los
sentidos y potencias naturales, es soledad muy sonora para las potencias
espirituales; porque, estando ellas solas y vacías de todas
las formas y aprehensiones naturales, pueden recibir bien el sonido espiritual
sonorísimamente en el espíritu de la excelencia de Dios en sí y en sus criaturas, según aquello que
dijimos arriba
haber visto
san Juan en espíritu en el Apocalipsis (Ap 14, 2),
conviene a saber: Voz de muchos citaredos que citarizaban en sus cítaras; lo cual fue en espíritu, y no de
citaras materiales, sino cierto conocimiento
de las alabanzas de los bienaventurados que cada uno en su manera de
gloria hace a Dios continuamente; lo cual es como música, porque
así como cada uno posee diferentemente
sus dones, así cada uno canta su alabanza
diferentemente, y todos en una concordancia de amor bien así como música.
27. A este
mismo modo echa de ver el alma en aquella sabiduría sosegada en
todas las criaturas, no sólo superiores sino también inferiores, según lo que ellas
tienen en sí cada una recibido de Dios, dar
cada una su voz de testimonio de lo que es Dios; y ve que cada una en su manera engrandece a Dios, teniendo en sí a Dios según su
capacidad: y así todas estas voces
hacen una voz de música de
grandeza de Dios y sabiduría y ciencia admirable.
Y esto es lo que quiso decir el Espíritu Santo en el libro de la Sabiduría (Sb 1, 7), cuando dice: Spíritus Domini replevit orbem terrarum, et hoc quod continet omnia, scientiam habet vocis; quiere decir: El Espíritu del Señor llenó la redondez de las tierras, y este mundo, que contiene todas las cosas que él hizo, tiene ciencia de voz, que es la soledad sonora que decimos conocer el alma aquí, que es el testimonio que de Dios todas ellas dan en sí. Y por cuanto el alma recibe esta sonora música no sin soledad y ajenación de todas las cosas exteriores, la llama la música callada y la soledad sonora, la cual dice que es su Amado; y más:
Y esto es lo que quiso decir el Espíritu Santo en el libro de la Sabiduría (Sb 1, 7), cuando dice: Spíritus Domini replevit orbem terrarum, et hoc quod continet omnia, scientiam habet vocis; quiere decir: El Espíritu del Señor llenó la redondez de las tierras, y este mundo, que contiene todas las cosas que él hizo, tiene ciencia de voz, que es la soledad sonora que decimos conocer el alma aquí, que es el testimonio que de Dios todas ellas dan en sí. Y por cuanto el alma recibe esta sonora música no sin soledad y ajenación de todas las cosas exteriores, la llama la música callada y la soledad sonora, la cual dice que es su Amado; y más:
La cena que
recrea y enamora.
28. La cena a los amados hace recreación, hartura y amor. Y porque
estas tres cosas causa el Amado al alma en esta suave comunicación, le llama ella aquí la cena que
recrea y enamora.
Es de saber
que en la Escritura divina este nombre cena se entiende por la visión divina; porque
así como la cena
es remate del trabajo del día y principio del descanso de la noche, así esta
noticia, que habemos dicho sosegada, le hace sentir al alma cierto fin de males
y posesión de bienes, en que se enamora de
Dios más de lo que antes estaba. Y por
eso le es él a ella la cena que recrea, en
serle fin de los males; y la enamora, en serle a ella posesión de todos los bienes.
Fuente: Portal Carmelitano
