No te quedes en el palo
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que
pases un feliz día.
Estos días, el padre de Sión nos está ayudando a hacer
alguna chapuza en la huerta. Y, aprovechando que le tenemos por aquí, ayer le
pedimos que fuese a Correos a por sellos.
Me encontré con Sión antes de comer y me dijo que su
padre ya había traído los sellos, y que también había parado en la plaza para
coger unos árboles frutales. Pero, como ya era la hora de la comida, no pude
salir a verlos.
Por la tarde, después de trabajar, salimos a la
huerta. Encontré un palo largo con cuatro ramas "secas" y raíces.
Pensé que eran los árboles que estaban arrancando para plantar los nuevos,
Israel pensó lo mismo y se lo ofrecimos al perro como un nuevo juguete.
"¿Pero qué le pasa?", pensé.
Rápidamente contestó a mi pensamiento como si lo
escuchara:
-Chicas, ¿me podéis acercar el manzano que tenéis en
la mano?
-¿Manzano? ¡Pero si es un palo con raíces! -no
podíamos parar de reírnos, pensábamos que eran los árboles que acababan de
quitar y, sin embargo, eran los nuevos que había comprado su padre.
Después nos señaló otros palos con raíces mientras nos
decía qué eran: un cerezo, un árbol de nectarina...
Hoy encontrarás muchos árboles en el trabajo, en la
calle, en el autobús, en clase. Hay árboles que te atraerán por su carácter, su
protagonismo, su extroversión... y otros a los que te tendrás que acercar casi
por obligación, porque piensas que no pueden dar mucho de sí, son rechazados
por todos, tienen un carácter difícil...
Así veíamos al árbol que encontramos, pero caímos en
la cuenta de que estaba llamado a ser un bonito manzano; entendimos que, por no
tener hojas, no era un desecho. Sólo necesitaba de alguien que lo plantara,
cuidara, regara. Así hace Cristo contigo: puedes sentirte un palo un poco
torpe, un palo que no sabe hacia dónde ir, pero Él, si le miras, siempre te
regala Su cuidado y ternura, su Gracia para que puedas crecer seguro y
convertirte en aquello que Él ha soñado para ti.
Hoy el reto del amor es que mires a ese árbol que
consideras seco con la mirada de Cristo, soñando aquello que puede llegar a ser
pero que no puede porque nadie le mira con esperanza. Sonríele, escúchale,
préstale atención... pon en él la esperanza que Dios ha puesto al crearle; no
te quedes en el palo, mira al manzano, al cerezo, a la nectarina...
VIVE DE CRISTO
Fuente: Dominicas de Lerma