En que se trata de la noche del sentido.
CANCIÓN 1ª
con ansias, en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.
DECLARACIÓN
1. Cuenta el alma en esta primera canción el modo y
manera que tuvo en salir, según la afición, de sí y de todas las cosas,
muriendo por verdadera mortificación a todas ellas y a sí misma, para venir a
vivir vida de amor dulce y sabrosa con Dios. Y dice que este salir de sí y de
todas las cosas fue una noche oscura, que aquí entiende por la contemplación
purgativa, como después se dirá, la cual pasivamente causa en el alma la dicha
negación de sí misma y de todas las cosas.
En una noche oscura.
CAPÍTULO 1
Pone el primer verso y comienza a tratar de las
imperfecciones de los principiantes.
1. En esta noche oscura comienzan a entrar las
almas cuando Dios las va sacando de estado de principiantes, que es de los que
meditan en el camino espiritual, y las comienza a poner en el de los
aprovechantes, que es ya el de los contemplativos, para que, pasando por aquí,
lleguen al estado de los perfectos, que es el de la divina unión del alma con
Dios. Por tanto, para entender y declarar mejor qué noche sea ésta por que el
alma pasa, y por qué causa la pone Dios en ella, primero convendrá tocar aquí
algunas propiedades de los principiantes.
Lo cual, aunque será con la brevedad
que pudiere, no dejará también de servir a los mismos principiantes, para que,
entendiendo la flaqueza del estado que llevan, se animen y deseen que los ponga
Dios en esta noche, donde se fortalece y confirma el alma en las virtudes y
para los inestimables deleites del amor de Dios. Y, aunque nos detengamos un
poco, no será más de lo que basta para tratar luego de esta noche oscura.
2. Es, pues, de saber que el alma, después que determinadamente
se convierte a servir a Dios, ordinariamente la va Dios criando en espíritu y
regalando, al modo que la amorosa madre hace al niño tierno, al cual al calor
de sus pechos le calienta, y con leche sabrosa y manjar blando y dulce le cría,
y en sus brazos le trae y le regala. Pero, a la medida que va creciendo, le va
la madre quitando el regalo y, escondiendo el tierno amor, pone el amargo
acíbar en el dulce pecho, y, abajándole de los brazos, le hace andar por su
pie, porque, perdiendo las propiedades de niño, se dé a cosas más grandes y
sustanciales.
La amorosa madre de la gracia de Dios, luego que por nuevo calor
y hervor de servir a Dios reengendra al alma, eso mismo hace con ella; porque
la hace hallar dulce y sabrosa la leche espiritual sin algún trabajo suyo en
todas las cosas de Dios, y en los ejercicios espirituales gran gusto, porque le
da Dios aquí su pecho de amor tierno, bien así como a niño tierno (1 Pe. 2,
23).
3. Por tanto, su deleite halla pasarse grandes
ratos en oración, y por ventura las noches enteras; sus gustos son las
penitencias, sus contentos los ayunos, y sus consuelos usar de los sacramentos
y comunicar en las cosas divinas; las cuales cosas, aunque con grande eficacia
y porfía asisten a ellas y las usan y tratan con grande cuidado los
espirituales, hablando espiritualmente, comúnmente se han muy flaca e
imperfectamente en ellas.
Porque, como son movidos a estas cosas y ejercicios
espirituales por el consuelo y gusto que allí hallan, y, como también ellos no
están habilitados por ejercicios de fuerte lucha en las virtudes, acerca de
estas sus obras espirituales tienen muchas faltas e imperfecciones; porque, al
fin, cada uno obra conforme al hábito de perfección que tiene; y, como éstos no
han tenido lugar de adquirir los hábitos fuertes, de necesidad han de obrar
como flacos niños, flacamente.
Lo cual para que más claramente se vea, y cuán
faltos van estos principiantes en las virtudes acerca de lo que con el dicho
gusto con facilidad obran, irémoslo notando por los siete vicios capitales,
diciendo algunas de las muchas imperfecciones que en cada uno de ellos tienen,
en que se verá claro cuán de niños es el obrar que éstos obran; y veráse
también cuántos bienes trae consigo la noche oscura de que luego habemos de
tratar, pues de todas estas imperfecciones limpia al alma y la purifica.
Fuente: Mercaba