Presbítero y Fundador de
la Sociedad Salesiana y del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora
San
Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en Castelnuovo de Asti, y recibió de
su madre Margarita Occhiena una sólida educación cristiana y humana. Dotado de
inteligencia, memoria, voluntad y agilidad física no comunes, desde niño fue
seguido por sus coetáneos, a quienes organizaba juegos que interrumpía al toque
de las campanas para llevarlos a la iglesia. Fue ordenado sacerdote en Turín en
1841, y allí comenzó su actividad pastoral con San José Cafasso.
Su programa, o mejor, su pasión era la educación de los jóvenes, los más pobres
y abandonados. Reunió un grupito que llevaba a jugar, a rezar y a menudo a
comer con él. La incómoda y rumorosa compañía de Don Bosco (así se lo llamaba y
se lo llama familiarmente) tenía que estar cambiando de lugar continuamente
hasta que por fin encontró un lugar fijo bajo el cobertizo Pinardi, que fue la
primera célula del Oratorio. Con la ayuda de mamá Margarita, sin medios
materiales y entre la persistente hostilidad de muchos, Don Bosco dio vida al
Oratorio de San Francisco de Sales: era el lugar de encuentro dominical de los
jóvenes que quisieran pasar un día de sana alegría, una pensión con escuelas de
arte y oficios para los jóvenes trabajadores, y escuelas regulares para los
estudios humanísticos, según una pedagogía que sería conocida en todo el mundo
como “método preventivo” y basada en la religión, la razón y el amor. “La
práctica del método preventivo se base toda en las palabras de San Pablo que
dice: La caridad es benigna y paciente; sufre todo, pero espera todo y aguanta
todo”.
Para asegurar la continuidad de su obra, San Juan Bosco fundó la Pía Sociedad
de San Francisco de Sales (los Salesianos) y Hijas de María Auxiliadora (las
Salesianas). Fue un fecundísimo escritor popular, fundó escuelas tipográficas,
revistas y editoriales para el incremento de la prensa católica, la “buena
prensa”. Aunque ajeno a las luchas políticas, prestó su servicio como
intermediario entre la Santa Sede, el gobierno italiano y la casa Saboya.
Fue un santo risueño y amable, se sentía “sacerdote en la casa del pobre;
sacerdote en el palacio del Rey y de los Ministros”. Buen polemista contra la
secta de los Valdeses, según la mentalidad del tiempo, nunca se avergonzó de
sus amistades con los protestantes y los hebreos de buena voluntad: “Condenamos
los errores, escribió en el “Católico”, pero respetamos siempre a las
personas”. San Juan Bosco murió el 31 de enero de 1888 y fue canonizado por Pío
XI en 1934.
Fuente:
Catholic.net
