El Señor quiere tomar sobre sí
nuestras debilidades, nuestros pecados, nuestros cansancios
Dios se ha enamorado de nuestra pequeñez y su misericordia es como la
caricia del papá o la mamá que cuando estamos asustados nos dice “no tengas
miedo de tus pecados (…) yo estoy aquí para perdonarte”, afirmó el Papa
Francisco en la Misa
que celebró este jueves en la Casa Santa Marta, donde participaron también los cardenales del Consejo de
los Nueve, que comenzaron hoy su 12° reunión de trabajo con el Santo Padre.
“El Señor es misericordioso y grande en el amor”, afirmó el Papa, dos días
después de haber inaugurado el Jubileo de la Misericordia. Francisco desarrolló
su homilía partiendo de la primera Lectura –tomada del libro de Isaías–
donde en un monólogo del Señor se comprende que Dios ha elegido a su pueblo “no
porque fuera grande o poderoso”, sino “porque era el más pequeño de todos, el
más miserable de todos”.
El Pontífice explicó que Dios “se ha enamorado de esta miseria, se ha
enamorado precisamente de esta pequeñez”; y en este monólogo de Dios con su
pueblo “se ve este amor”, un “amor tierno, un amor como el del papá o la mamá”
cuando habla con el niño que “se despierta de noche asustado por un sueño” y lo
tranquiliza diciéndole: “Yo te tomo la mano derecha, quédate tranquilo, no
temas”.
“Todos nosotros conocemos las caricias de los papás y de las mamás, cuando
los niños están inquietos por el susto: ‘No temas, yo estoy aquí; Yo estoy enamorado
de tu pequeñez; me he enamorado de tu pequeñez, de tu nada’. E incluso: ‘No
tengas miedo de tus pecados, Yo te quiero tanto; Yo estoy aquí para
perdonarte’. Esta es la misericordia de Dios”, afirmó Francisco.
Según informó Radio Vaticana, el Santo Padre recordó también a un santo que
hacía muchas penitencias y al que el Señor le pedía cada vez más; hasta que un
día este le dijo que ya no tenía nada más para darle y a quien Dios le
respondió: “Dame tus pecados”.
“El Señor quiere tomar sobre sí nuestras debilidades, nuestros pecados,
nuestros cansancios. Jesús cuántas veces hacía sentir esto y después: ‘Vengan a
mí, todos ustedes que están fatigados, agobiados, y yo les daré descanso. Yo
soy el Señor tu Dios, que te tengo por la derecha, no temas pequeño, no temas.
Yo te daré fuerza. Dame todo y yo te perdonaré, te daré paz”, señaló el Papa.
Francisco aseguró que estas son “las caricias de Dios”, “de nuestro Padre,
cuando se expresa con su misericordia”.
“Nosotros que estamos tan nerviosos, cuando una cosa no va bien, nos
agitamos, estamos impacientes… En cambio Él: ‘Quédate tranquilo, hiciste algo
gordo, sí, pero quédate tranquilo; no temas, Yo te perdono. Dámela’. Esto es lo
que significa lo que hemos repetido en el Salmo: ‘El Señor es misericordioso y grande
en el amor’. Nosotros somos pequeños. Él nos ha dado todo. Nos pide sólo
nuestras miserias, nuestras pequeñeces, nuestros pecados, para abrazarnos, para
acariciarnos”.
El Papa concluyó su homilía invitando a los fieles a pedir “al Señor que
despierte en cada uno de nosotros, y en todo el pueblo, la fe en esta
paternidad, en esta misericordia, en su corazón. Y que esta fe en su paternidad
y su misericordia nos haga un poco más misericordiosos con los demás”.
Fuente: Aciprensa
