En el significado espiritual de cada una de las figuras del pesebre veremos
como Dios nos muestra la profundidad de Su obra de salvación, en el principio,
cuando vino a rescatarnos de este mundo
Vamos a Belén, esta
vez solo de paso, para inscribirnos en el censo del cielo porque Cristo ha
nacido en nuestra alma, luego volvemos a Nazaret, nuestra vida, pasando
antes por Egipto, el desierto. Terminamos en Jerusalén para morir a nuestro
hombre viejo en la cruz con Cristo, nuestro Señor y Salvador, para resucitar
con Él.
La virgen María
simboliza toda alma en la que nace Cristo por ser engendrado del Espíritu.
Ella, cualquiera de nosotros, no se considera digna, y sin embargo
bienaventurada. No tiene este engendramiento procedencia de José, quien
representa nuestra carne, porque Cristo nace en nosotros por la fe que nos da
el Espíritu Santo, y no por nuestras obras de la carne, nuestra moral, o
nuestros esfuerzos de justicia.
José, nuestra
carne, no usa normalmente la mente para las cosas de Dios, sino para
racionalizar y explicar científicamente cómo funcionan las cosas. Por eso quiso
dejar a María secretamente, ya que, como diríamos hoy: ¿En qué cabeza cabe la
mente de Cristo? Es necesario nacer de nuevo para asimilar que uno tiene que
negarse a sí mismo.
No temas recibir a Cristo
en tu alma, porque él es EMANUEL, Dios con nosotros. Así está profetizado que
el Cristo nacería de una virgen. Isaías 7:14.
En el pesebre que se
representa cada navidad se encuentran además los animales, de los que
destacan dos, la burra y el buey. Jesús entró triunfalmente en Jerusalén
cabalgando a lomos de un pollino hijo de asna.
Estos dos animales, de la
misma manera que acompañaban a Cristo en el pesebre, nos acompañan a nosotros
desde nuestro nacimiento; en el día de reposo, descansará tu buey, animal que
tira del arado, representando este nuestra misión en el mundo y en Cristo,
nuestra obra, y descansará tu asno, animal de carga, representando la carga
espiritual y la responsabilidad en la vida, porque ya no llevarás tu carga,
sino que voluntariamente llevarás tu cruz; ambas cargas.
Siempre que hayamos
hecho como recomienda el Señor: …Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras
almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. Mateo 11:29. De manera que al
llevar nuestra cruz, y nuestro yugo con Cristo está siendo de beneficio a
aquellos por los que se lleva la carga.
La visita de los pastores,
y las ovejas, son los hermanos que pastorean el rebaño del Señor
que hemos de visitar una nueva alma en la que ha nacido Cristo, para adorar al
Señor en un nuevo pesebre, donde vemos la obra que Él ha hecho en una persona
dándole el don de la fe que hace que nazca de nuevo, el mayor de los milagros,
que tantas veces pasa desapercibido.
Los pastores deben mirar a una nueva alma
como un tesoro, como a un hijo de Dios que ha nacido y que hay que cuidar hasta
que crezca espiritualmente haciendo uso de todo aquello que Dios les haya dado
para que la Iglesia, el rebaño de las ovejas que somos todos incluyendo a
líderes, pastores y maestros de las Escrituras, seamos enriquecidos con la
coyuntura de una nueva alma de Dios.
La visita de los reyes
magos o sabios, como no podía ser de otro modo simboliza el
reconocimiento de los líderes del mundo de que en nosotros hay una sabiduría,
un amor, y una mente superior, la cual es de Dios. El conocimiento de Dios es
superior a toda ciencia humana y sorprende a aquellos que con sinceridad buscan
el conocimiento y la sabiduría, los cuales traen, al Señor en nosotros, oro,
incienso y mirra: el metal precioso simboliza el nivel de rey (…un reino de
reyes y sacerdotes para Dios, Su Padre…), el incienso simboliza la unción que
han visto en nosotros y con la que nos unimos a Dios, y la amargura de la mirra
en la persecución de este mundo al llevar la cruz del mensaje de Cristo, ante
una sociedad opuesta y enemiga de Dios.
La estrella que guía a los
sabios simboliza que Dios es Dios del Universo, que Él está por encima de la
creación, pues es Suya. Que Dios se vale de toda ciencia para mostrar Su
supremacía a los que la observan, y por esta dirige al mundo a los pies de Su
Hijo Jesucristo, Quien está en nosotros.
Fuente: Catholic.net