La Eucaristía no puede ser un
mero entretenimiento de los fieles, sino una participación y relación íntima
con Dios
La santa misa no es un espectáculo”. Con estas claras palabras el
cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos, rechazó el uso de elementos electrónicos y otro
tipo de distracciones durante la sagrada Eucaristía, a veces infortunadamente
por parte de los propios sacerdotes, y recordó que el santo sacrificio de la
misa es un "signo del amor de Dios y el centro de la fe".
Estas afirmaciones fueron hechas durante el lanzamiento de la edición en italiano
del libro “Divino Amor Encarnado”, del cardenal Raymond Burke, cuya
presentación contó con la presencia del cardenal Robert Sarah. El Prefecto,
señala una nota de la agencia Gaudium Press, recordó durante su intervención un
infortunado suceso en una reciente eucaristía internacional, donde algunas
personas estuvieron más concentradas en tomar fotografías tipo selfie con sus
teléfonos celulares que en participar del sacramento, hecho evidente para los
presentes en el lugar y registrado en algunas fotografías difundidas en medios
de comunicación. El hecho reviste especial gravedad ya que algunos de los
involucrados eran sacerdotes. “Fue vergonzoso”, dijo.
“La Eucaristía no puede ser un mero entretenimiento de los fieles, sino una
participación y relación íntima con Dios”, recordó el cardenal Sarah. Este
llamado sobre la profundidad del misterio de la Eucaristía concuerda con el
tema del libro, dedicado a la reflexión de la última encíclica papal de San
Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, y la exhortación apostólica de
Benedicto XVI Sacramentum Caritatis. La identificación del sacramento de la
Eucaristía como Jesucristo mismo es el tema fundamental del libro, ya que la
Eucaristía es mucho más que un simple medio para obtener la gracia de Dios.
“La santa Eucaristía une a los hermanos y hermanas en Cristo en la unidad más
profunda posible, más allá de cualquier vínculo meramente humano”, recuerda el
autor. “La participación en el sacrificio y el banquete de la Eucaristía no es
simplemente compartir una comida juntos. En cambio es compartir la comunión
divina que es la única que puede traer a la humanidad la unidad y la paz”.
Fuente: Aica