En su mensaje el Papa invita en este tiempo de gracia a fortalecer el
corazón, a no ser indiferentes ante el sufrimiento ajeno y a ver en nuestro
prójimo aquellos por quien Cristo murió y resucitó
El mensaje del papa Francisco para la Cuaresma del 2015, que inicia el
domingo 22 de febrero, ha sido presentado este martes en la Sala de Prensa de la
Santa Sede.
El Santo Padre inicia recordando que “la Cuaresma es un tiempo de renovación
para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es
un «tiempo de gracia»”, y subraya que a Dios “cada uno de nosotros le interesa”,
porque “su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede”.
El problema, señala el Papa es que “cuando estamos bien y nos sentimos a
gusto, nos olvidamos de los demás” y “nuestro corazón cae en la indiferencia”.
Por ello indica, “uno de los desafíos más urgentes sobre los que quiero
detenerme en este Mensaje es el de la globalización de la indiferencia”.
A partir de este pensamiento el Papa propone tres pasajes para meditar acerca
de esta renovación.
1. «Si un miembro sufre, todos sufren con él». “Pedro no
quería que Jesús le lavase los pies, pero después entendió que Jesús no quería
ser sólo un ejemplo de cómo debemos lavarnos los pies unos a otros. Este
servicio sólo lo puede hacer quien antes se ha dejado lavar los pies por Cristo.
Sólo éstos tienen “parte” con Él (Jn 13,8) y así pueden servir al hombre”,
indica el Papa.
2. «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9). En este segundo punto el
Santo Padre señala la vida de las parroquias y comunidades y se interroga: “En
estas realidades eclesiales ¿se tiene la experiencia de que formamos parte de un
solo cuerpo? ¿Un cuerpo que recibe y comparte lo que Dios quiere donar? ¿Un
cuerpo que conoce a sus miembros más débiles, pobres y pequeños, y se hace cargo
de ellos?”. Y el Papa invita a “ver en nuestro prójimo al hermano y a la hermana
por quienes Cristo murió y resucitó”; sin olvidar que “estos hermanos poseen es
un don para la Iglesia y para toda la humanidad”.
El Santo Padre además expresa su deseo de que “los lugares en los que se
manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras comunidades,
lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia”.

Y se pregunta ¿Qué podemos hacer para no dejarnos absorber por esta espiral
de horror y de impotencia? A lo que responde que en primer lugar, podemos orar
en la comunión de la Iglesia terrenal y celestial. En segundo lugar, podemos
ayudar con gestos de caridad gracias a los numerosos organismos de caridad de la
Iglesia. “La Cuaresma es un tiempo propicio para mostrar interés por el otro,
con un signo concreto, aunque sea pequeño”; porque “el sufrimiento del otro
constituye un llamado a la conversión”.
En su mensaje el Papa además hace una invitación: “Para superar la
indiferencia y nuestras pretensiones de omnipotencia, Por esto indica que rezará
con los fieles pidiendo “Haz nuestro corazón semejante al tuyo”.
“Con este deseo -concluye el mensaje- aseguro mi oración para que todo
creyente y toda comunidad eclesial recorra provechosamente el itinerario
cuaresmal, y les pido que recen por mí. Que el Señor los bendiga y la Virgen los
guarde”.
Fuente: Zenit/RV