En un pueblo, los parroquianos – muchos de ellos nuevos conversos – llevan a cabo encuentros de oración en un establo abandonado
El gobierno comunista de China mantiene una
conducta violenta anti cristiana en los últimos años, derribando
iglesias en la ciudad litoral de Wenzhou y en otros lugares,
arrestando a obispos y líderes de la iglesia clandestina, y
ordenando ilícitamente a sacerdotes manejables como “obispos”
católicos.
Pero por debajo de esta intensa campaña de represión
– de hecho, la razón de ello – es el rápido crecimiento de la población
cristiana.
Ahora hay aproximadamente 100 millones más de
cristianos en el país más poblado del mundo, solo los católicos
representan alrededor de 12 millones de este número.
Muchos de ellos son
nuevos conversos que están ocupados evangelizando a sus compatriotas
chinos, deseosos de cumplir la Gran Comisión ["id, y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todas las cosas que os he
mandado"; Mateo 28,19],
El Partido Comunista, sin
fervor
El Partido Comunista de China ha estado reclutando por su
cuenta en los últimos años, abriendo sus filas a los intelectuales,
empresarios, y a otras clases anteriormente cuestionables - ¡incluso a los
capitalistas!
Aún así, los 86,7 millones de miembros formales
de esta decadente "confesión" - la mayoría de los cuales son comunistas sólo de
nombre - ahora están superados en número por un creciente y vibrante
cristianismo chino.
Para los líderes de China, que prefieren ampliamente
que los chinos crean que no existe Dios sino el Partido (y recuerden: ellos son
el partido), esta es una situación intolerable. La última ola de
persecución es su respuesta.
La buena noticia, sin embargo, es
que ese Catolicismo en China está creciendo.
Rostros del catolicismo en
China
Déjenme que comparta con ustedes los muchos rostros de esperanza
de la fe católica que pude ver en un viaje reciente que hice a China.
Uno
es el rostro de un sacerdote católico, que sirve como pastor en una gran
parroquia cercana a una ciudad principal china, y que está determinado a salvar
almas. Al sentarnos en su oficina, desdobló un dibujo de una estatua
enorme de Jesús. Pretende construirla en secreto y luego erigirla
durante la noche en un pedestal que mira hacia la autopista que
pasa cerca de su iglesia. “¿Cómo va a obtener permiso de las autoridades?” Le
pregunté. “Es terreno de la Iglesia”, dijo con firmeza, “no necesito
permiso”.
No había iglesias derribadas en las provincias del
Norte de China que visité, pero ciertamente había iglesias que se estaban
construyendo.
Las miles de iglesias que fueron derribadas o confiscadas
por órdenes del Partido durante los cincuenta y sesenta han sido casi todas
reconstruidas o renovadas, a menudo con donativos extranjeros. Esto incluye la
iglesia de la parroquia en Dongergou en la provincia de Shanxi que visité, donde
las misas se han celebrado continuamente durante más de 220
años.
Recuerdo las caras de
aquellos que asistían a misa allí. Llegaban media hora antes y pasaban tiempo
entonando oraciones en chino clásico compuestas hace cientos de
años. Para cuando empezó la misa, la iglesia estaba
llena.
Muchas iglesias nuevas han sido construidas también, algunas veces
con permiso oficial, a veces sin él. Esta es una área donde los laicos toman la
iniciativa a menudo. En un pueblo, los parroquianos – muchos de ellos
nuevos conversos – llevan a cabo encuentros de oración y misas
ocasionales, cuando un sacerdote puede ir, en un establo abandonado.
Les dejé un cheque para ayudar a construir una nueva
iglesia.
Los 50
pares de evangelizadores en moto
Recuerdo las caras de 50 parejas de
evangelizadores laicos de una parroquia que, llenos de devoción, viajaban en
moto cada domingo por la mañana para evangelizar las comunidades vecinas.
Habían asistido a misa en la iglesia de su parroquia la noche anterior,
y luego el domingo en la mañana, después de recibir la bendición del sacerdote
local, se pusieron en marcha hacia los pueblos que estaban a quince,
treinta, e incluso cincuenta kilómetros para predicar el
Evangelio.
Se reunieron con aquellos que estaban curiosos por
saber acerca de la fe católica en las casas de la gente para leer la
Biblia y rezar. Algunos de estos grupos de nuevos creyentes eran muy
grandes para encontrarlos en la casa de alguien.
Cuando el
gobierno local les negó el permiso para construir una iglesia, construyeron en
cambio un “salón social”. Una iglesia con cualquier otro nombre sigue
siendo una iglesia, después de todo, siempre y cuando sea adecuadamente
consagrada.
Al caminar por las calles de China, uno ve estos días a mucha
gente usar cruces. Si les preguntas, te dirán que son cristianos, aunque
resulte que de hecho no saben prácticamente nada de la fe.
Uno
se vuelve miembro de una iglesia doméstica yendo una vez.
Uno se vuelve
cristiano leyendo el Evangelio de Marcos y rezando una oración para aceptar a
Jesús como tu Señor y Salvador. Estos son pasos importantes, sin
duda.
Pero la razón de porqué el número de protestantes en China está
creciendo más rápidamente que el número de católicos es que la Iglesia
católica pide mucho más de sus miembros.
Recuerdo los rostros
radiantes de 26 niños que recibieron su Primera Comunión en la Catedral de la
Inmaculada Concepción en Taiwán. Todos habían recibido varios meses de
instrucción, se habían memorizado sus oraciones, y entendido el significado de
la Eucaristía. Estaba feliz de ver que el número de niños y niñas era
aproximadamente el mismo, algo inusual en China donde muchas bebés no nacen,
víctimas de la política del ‘hijo único’ que deja en su mayoría a los
niños.
Obispos bajo
arresto domiciliario
Muchos obispos católicos están bajo arresto
domiciliario por rechazar la autoridad de la Asociación Católica Patriótica
China (PCA), una organización de fachada establecida por el Partido Comunista
Chino para monitorear y controlar a los católicos.
Esto incluye al
obispo de Shanghai, Thaddeus Ma, que ha estado bajo arresto domiciliario
en el seminario de Sheshan por más de dos años.
El obispo Ma
usó su misa de ordenación para anunciar que renunciaba a la PCA. Su anuncio fue
recibido por 1.000 miembros de la comunidad con un estruendoso aplauso, que no
es de sorprender dado lo mucho que los fieles católicos desprecian esa
organización.
Recuerdo la cara de un sacerdote joven, a quien
llamaban Joseph, que había planeando ir a Roma a estudiar bioética. El gobierno
aún cree que es seminarista, me dijo.
De hecho, ha sido
ordenado por un obispo clandestino, pero lo mantiene en secreto.
“Tan pronto como un obispo Patriótico bueno venga a mi ciudad, seré
ordenado por él”, me dijo. “Para que el Partido me reconozca como sacerdote, no
sólo como seminarista. Tiene sus ventajas”.
Lo que Joseph quería decir
con “un obispo Patriótico bueno” es un obispo que está reconocido por Roma y
Beijing. Existen algunos, tales como el actual arzobispo de Beijing, Joseph Li
Shan.
La lenta
historia del cristianismo chino
La conversión de China al Cristianismo
ha tomado su tiempo en llegar. Los cristianos nestorianos llegaron a China en el
siglo séptimo, pero lograron pocas conversiones. Los jesuitas llegaron en el
siglo dieciséis, alimentando la esperanza de que, si convertían al emperador,
millones de chinos lo seguirían.
El gran jesuita Matteo Ricci impresionó
al emperador Ming Wanli, que regaló a la Iglesia la tierra donde está ahora la
Catedral del Norte en Beijing. Y uno de los sucesores del padre Ricci
estuvo muy cerca de convertir al emperador Qing Shunzhi, que asistió a unas 24
misas en la misma iglesia. La historia del mundo sería muy diferente si
lo hubieran logrado.
Hoy en día, cuatro siglos más tarde, el Espíritu
Santo se mueve nuevamente de manera poderosa en esta antigua tierra, despertando
los corazones y las mentes del pueblo chino al amor y el perdón de
Dios.
El rostro humano de ese amor y perdón se puede ver en la nave este
de la Catedral del Sur, donde está expuesto un bello retrato de la Virgen y el
Niño. Ella lleva el atuendo de una emperatriz de Manchu, mientras que el Niño
Jesús está vestido como el príncipe heredero de Manchú, el príncipe que un día
reinará sobre toda China. Oremus.
Fuente: Aleteia/ReL

