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| Papa León XIV en el Ángelus. Foto: Vatican Media. Dominio público |
Al mencionar la huida de la familia de Nazaret a
Egipto, recordó la fiesta de la Sagrada Familia que celebramos hoy. De allí la
invitación a rezar por las familias que sufren por la guerra en el mundo.
En la festividad de la Sagrada Familia, ante una plaza
de San Pedro soleada y repleta de fieles y peregrinos, el Papa León XIV se
refiere al tema litúrgico de la huida a Egipto narrada por Mateo, «momento de
prueba para Jesús, María y José» que proyecta «la sombra inquietante de una
amenaza mortal» sobre el cuadro luminoso del nacimiento del Salvador. Desde
allí y hasta el final de su alocución el Santo Padre ha querido resaltar que en
mundo donde no faltan quienes obsesionados por el poder o la fama atormentan y
destruyen, en la Luz de la Navidad debemos continuar rezando por la paz.
La luz que el corazón de Herodes no puede permitir
El Pontífice recordó que la vida de Herodes fue
«atormentada», fue «un hombre cruel y sanguinario, temido por su brutalidad»,
recuerda el Papa, añadiendo: «precisamente por esto estaba profundamente solo y
obsesionado por el miedo de ser derrocado». La orden de matar a todos los niños
de la edad de Jesús es el resultado de una luz que el corazón de Herodes no
puede permitir que entre.
En su reino, Dios está realizando el milagro más
grande de la historia, en el que se cumplen todas las antiguas promesas de
salvación, pero él no es capaz de verlo, cegado por el miedo a perder el trono,
sus riquezas, sus privilegios. En Belén hay luz, hay alegría; algunos pastores
han recibido el anuncio celestial y ante el pesebre han glorificado a Dios (cf.
Lc 2,8-20), pero nada de esto logra penetrar las defensas blindadas del palacio
real, salvo como un eco distorsionado de una amenaza que hay que sofocar con
violencia ciega.
La Sagrada Familia es cuna de salvación
Es la llama del amor doméstico - afirma el Papa-
que José logra salvaguardar al salvar a su familia en Nazaret, fuente de
redención para el mundo entero, que puede beneficiarse de ella si tan solo
tiene los ojos y el corazón abiertos. El Papa evoca asombro y gratitud ante
este misterio:
Precisamente esta dureza de corazón resalta aún más el
valor de la presencia y la misión de la Sagrada Familia que, en el mundo
despótico y codicioso que representa el tirano, es el nido y la cuna de la única
respuesta posible de salvación: la de Dios que, con total gratuidad, se entrega
a los hombres sin reservas y sin pretensiones.
Las familias preserven los valores del Evangelio
El Papa dirige su mirada a las familias de hoy. Sus
palabras son una amarga advertencia, pues debemos preservar en ellas los
valores del Evangelio: la oración, la recepción frecuente de los sacramentos
—especialmente la Confesión y la Comunión—, el afecto sano, el diálogo sincero,
la fidelidad, la sencillez y la belleza concreta de las buenas palabras y los
buenos gestos cotidianos.
El mundo, lamentablemente, siempre tiene sus
"Herodes", sus mitos de éxito a cualquier precio, de poder sin
escrúpulos, de bienestar vacío y superficial, y a menudo paga las consecuencias
en soledad, desesperación, división y conflicto. No permitamos que estos
espejismos apaguen la llama del amor en las familias cristianas.
Rezar por las familias necesitadas y la paz
Tras el rezo mariano, León XIV saludó con afecto a los
fieles y peregrinos presentes en una Plaza de San Pedro. A ellos y a todos la
invitación a rezar por las familias.
A la luz de la Navidad del Señor, continuemos
rezando por la paz. Hoy, en particular, recemos por las familias que sufren a
causa de la guerra, por los niños, los ancianos y las personas más frágiles.
Confiémonos juntos a la intercesión de la Sagrada Familia de Nazaret.
Fuente: Vatican News
