El Papa, en su alocución previa al
rezo mariano del Angelus en la Plaza de San Pedro, recordó la figura de la
Virgen María, pura, como signo de esperanza, modelo de fe y recordatorio del
poder transformador de la gracia.
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| Foto: Vatican Media. Dominio público |
María,
concebida sin pecado, es el primer destello de la salvación ofrecida por Dios a
la humanidad. Así también los cristianos reciben esa gracia al momento del
bautismo.
En la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, los fieles
volvieron a escuchar un mensaje del Papa León XIV que resuena con fuerza en un
mundo sediento de sentido: María, concebida sin pecado, es el primer destello
de la salvación ofrecida por Dios a la humanidad.
La Virgen María, libre de toda
mancha
El Papa en su alocución previa al rezo mariano recordó que la
Virgen fue «inmune enteramente de la mancha del pecado original», según la
definición proclamada por el beato Pío IX en 1854. Pero más allá del aspecto
doctrinal, la celebración subrayó el significado vital y profundamente humano
del dogma: María recibió un corazón totalmente puro para acoger el mayor de los
milagros, la llegada de Cristo como luz para un mundo herido.
“Expresamos
nuestra alegría porque el Padre del Cielo la quiso «inmune enteramente de la
mancha del pecado original» (cf. B. PÍO IX, Const. ap. Ineffabilis Deus, 8 de
diciembre de 1854), llena de inocencia y de santidad para poder confiarle, para
nuestra salvación, «a su Hijo unigénito […] amado como a sí mismo».”
Alégrate
llena de gracia
El
relato del evangelio de Lucas fue nuevamente el centro de la meditación del
Papa: el saludo del ángel —«Alégrate, llena de gracia»— y el “sí” confiado de
María inspiraron una invitación a los creyentes de hoy: creer como ella creyó.
Como recordaba San Agustín, «María creyó y en ella se cumplió aquello que
creyó»; del mismo modo, se llamó a los fieles a permitir que la fe transforme
también sus vidas.
“En su
libertad, lo acogió abrazando el proyecto de Dios. El Señor actúa siempre así:
nos hace grandes dones, pero nos deja libres de aceptarlos o no. Por esto
Agustín añade: «Creámos también nosotros, para que lo que se cumplió [en ella]
pueda aprovechar también a nosotros». Así, esta fiesta, que nos hace alegrarnos
por la belleza sin mancha de la Madre de Dios, nos invita también a creer como
ella creyó, dando nuestro generoso asentimiento a la misión a la que el Señor
nos llama.”
La gracia del bautismo
León
XIV destacó además el paralelismo entre la gracia recibida por María y la
gracia concedida a todos los cristianos en el Bautismo, que los hace «morada y
templo del Espíritu». De este modo, el mensaje del Papa insistió en que
cada creyente puede —y debe— dejar que Cristo viva en él y, desde su realidad
cotidiana, colaborar en la transformación del mundo.
“Y como
María, por gracia especial, pudo acoger en sí a Jesús y donarlo a los hombres,
así «el Bautismo permite a Cristo vivir en nosotros y a nosotros vivir unidos a
Él, para colaborar en la Iglesia, cada uno según su propia condición, en la
transformación del mundo» (FRANCISCO, Catequesis, 11 de abril de 2018).”
Renovar cada día nuestro sí
El
llamado final del Pontífice fue claro: renovar cada día, con humildad y
perseverancia, el propio “sí” a Dios a través de la oración y del amor
concreto. Una invitación a que, como María, cada persona se convierta en un
espacio donde Cristo pueda ser conocido, acogido y amado.
“Es
maravilloso el “sí” de la Madre del Señor, pero también puede serlo el nuestro,
renovado cada día fielmente, con gratitud, humildad y perseverancia, en la
oración y en las obras concretas del amor, desde los gestos más extraordinarios
hasta los compromisos y servicios más comunes y cotidianos, para que en todas
partes Jesús pueda ser conocido, acogido y amado, y a todos llegue su
salvación.”
La
fiesta de la Inmaculada, celebrada cada 8 de diciembre, vuelve así a ofrecer
una brújula espiritual para millones de creyentes, recordándoles que la belleza
sin mancha de María no es sólo un misterio de fe, sino una promesa de esperanza
para todos.
Patricia Ynestroza - Ciudad del Vaticano
Fuente:
Vatican News
