El Papa y los obispos imparten una bendición especial al final de la Misa, pero puede ser confusa si no estás familiarizado con ella. Estas son las respuestas
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| Antoine Mekary | ALETEIA |
Cuando el Papa
o los obispos presiden o están presente en la Eucaristía, pueden concluir la
Misa con una bendición especial. Los sacerdotes suelen terminar la misa con la
siguiente bendición:
Bendición
pontificia
El papa, al
igual que cualquier obispo, puede concluir la Misa de una manera muy diferente.
En una Misa pontificia, el celebrante recibe la mitra y, extendiendo las manos,
dice:
A continuación,
el celebrante recibe el báculo pastoral, si lo utiliza, y dice:
"Que la
bendición de Dios todopoderoso: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo esté con
ustedes. Amén".
Estas palabras
adicionales están tomadas de la Biblia. Por ejemplo, "Bendito sea el
nombre del Señor" proviene del Salmo 113,2.
Del mismo modo,
"Nuestro auxilio está en el nombre del Señor" proviene del Salmo 124,
8.
Plenitud de
las órdenes sagradas
Esta bendición
especial recuerda cómo el obispo es consagrado y recibe la plenitud del
sacramento del Orden. Los sacerdotes no pueden impartir esta bendición.
Las bendiciones
han formado parte del cristianismo desde sus inicios, y tienen su origen en
varios pasajes de la Biblia. La frase "El Señor esté con ustedes"
aparece por primera vez en el Libro de Rut: "Y he aquí que Booz vino de
Belén y dijo a los segadores: "¡El Señor esté con ustedes!" Y ellos
respondieron: "El Señor te bendiga" (Rut 2,4).
Según
Christopher Carstens en Mystical Body, Mystical Voice: Encountering
Christ in the Words of the Mass (Cuerpo místico, voz mística:
encontrar a Cristo en las palabras de la misa), el "saludo… es el saludo
del terrateniente Booz a sus segadores… Es un saludo a quienes recogen su pan
de cada día trabajando en el campo, un saludo a los peregrinos como Rut que
viven de la tierra mientras pasan por allí. Los hebreos lo utilizaban en
ocasiones cotidianas para expresar buenos deseos en el Señor".
La frase
adquirió un simbolismo aún mayor cuando fue adoptada por los primeros
cristianos y utilizada en el contexto de la misa, donde el verdadero "pan
de cada día" se hace presente en el altar.
Además, se
puede encontrar una versión más larga de la frase en las cartas de San Pablo.
Por ejemplo, en 2 Corintios, Pablo escribe: "La gracia del Señor
Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos
ustedes" (2 Corintios 13,14). Pablo trunca la frase en su Segunda
Carta a Timoteo, donde escribe: "El Señor esté con tu espíritu. La gracia
sea contigo" (2 Timoteo 4, 22).
A medida que la
Iglesia ha crecido, ha reunido todas estas bendiciones, haciéndolas parte de la
liturgia y del ministerio de sus sacerdotes.
Philip Kosloski
Fuente: Aleteia
