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| Bashir se ha convertido y no tiene miedo a pesar de que sabe que podría morir asesinado |
Durante
años Bashir Mohammad fue terrorista del Frente Al Nusra,
entonces filial de Al Qaeda en Siria, donde luchaba con apenas 20 años en la
sangrienta guerra civil siria. Allí participó y presenció crímenes tan
horribles que cuesta trabajo relatar. Pero tras un proceso paulatino se fue
separando del yihadismo hasta convertirse al cristianismo.
Ahora este
joven acoge a otros conversos al cristianismo en Estambul, donde vive con
su mujer, ciudad que no tiene pensado abandonar pese al peligro que pueda
correr su vida tras dejar el islam.
The
New York Times pudo conocer a este joven en un sótano de un
edificio de la capital de Turquía en el que un grupo de conversos reza
a Cristo. Allí había más Mohammad y Abdelrahman. Incluso en broma, algunos
nuevos hermanos llamaban a este joven “Irhabi”, es decir, terrorista.
Y es que Bashir
empezó a ser adoctrinado en el islam más radical siendo adolescente, cuando
su primo le llevaba a escuchar los sermones de clérigos de corte yihadista en
el norte de Siria, donde vivía con su familia.
"Habría
matado a cualquiera que lo hubiera sugerido"
Por ello, este
cambio de vida tan radical le sorprende incluso a él. Antes vivía para el odio
y ahora quiere vivir para amar. "Francamente habría matado a
cualquiera que lo hubiera sugerido”, dice abiertamente sobre si alguien le
hubiera dicho hace unos años cómo sería su vida en la actualidad.
Tras estallar
la guerra civil en Siria decidió en primer lugar unirse a las fuerzas kurdas.
Pero al ver la muerte en primera persona caló en él más aún la versión
yihadista del islam que había escuchado de adolescente. “Cuando vi
todos estos cadáveres me creí todas estas cosas que decían en las charlas. Me
hizo buscar la grandeza de la religión. O, al menos, sus
interpretaciones violentas de esa religión”, cuenta al diario estadounidense.
Así fue como un
amigo suyo le invitó en 2012 a desertar de las milicias kurdas y así unirse
al Frente Al Nusra, grupo yihadista filial en ese momento de Al Qaeda y cuyo
objetivo era establecer un estado basado en la sharia.
Ya como
miliciano de este grupo terrorista empezó a presenciar la brutalidad llevada al
extremo. En el frente vio a sus compañeros ejecutar a varios apresados
aplastándolos con una excavadora o matar a otro después de que le
obligaran a beber varios litros de agua mientras ataban sus genitales con una
cuerda.
"Estas
ejecuciones me parecían positivas"
La propaganda
de Al Nusra hacía efecto en él pues le decían que la violencia era necesaria. “Solían
decirnos que estas personas eran los enemigos de Dios, así que estas
ejecuciones me parecían positivas”, cuenta este joven converso al
cristianismo.
Bashir Mohammad
afirma ahora que en su vida anterior como terrorista vivía enfadado con el
mundo y lleno de odio, lo cual atemorizaba incluso a sus familiares. De hecho,
cuando regresó brevemente a su casa para pasar las fiestas en 2013 acusó
a su familia de dejarse llevar por tradiciones blasfemas. Además, a su
novia la tenía totalmente atemorizada.
Pero una
vez que volvió al frente algo empezó a cambiar en él cuestionándose
las verdaderas causas de Al Nusra. El punto de inflexión se produjo cuando
reconociendo el terreno pudo ver por los prismáticos como soldados del ejército
sirio mataban a prisioneros con una excavadora, al igual que hacían ellos.
Dejó el
terrorismo pero no el islam radical
A partir de ese
momento se percató de que no había gran diferencia entre los dos bandos. "Fui
a Nusra en busca de mi Dios pero después de ver a musulmanes matando a
musulmanes, me di cuenta de que había algo malo". Y así fue como fue
alimentándose esa idea en su cabeza hasta que un día se jugó la vida desertando
del grupo yihadista.
El año
siguiente, tanto él como su ya esposa dejaron Siria y entraron en Turquía como
refugiados instalándose en Estambul. Bashir, sin embargo, seguía siendo
un musulmán radical y obligaba a su esposa a ir completamente cubierta.
La
enfermedad de su esposa
Pero fue
precisamente ella, Rashid, la que sin querer provocó la conversión de su joven
marido. A inicios de 2015 ella cayó gravemente enferma y empeoraba cada
día. Desesperado, Bashir llamó por teléfono a su primo, el que le
introdujo de adolescente en el ambiente yihadista. Ahora vivía en Canadá y
sin poder dar crédito a lo que oía, éste le dijo que se había convertido allí
al cristianismo.
En un momento
de la conversación, su primo Ahmad le pidió que pusiera el teléfono
cerca de su mujer porque el grupo de oración en el que participaba quería orar
por su curación. Mohammad accedió aunque horrorizado por la conversión
con su primo.
La paz que
le llegó con el cristianismo
Sorprendentemente, su
mujer mejoró notablemente en pocos días y el matrimonio lo achacó a la oración
de su primo por lo que empezó a interesarse por el cristianismo,
aquella religión a la que le habían enseñado a odiar. Y así fue como Bashir
Mohammad pidió a su primo que le dijera a quien podía acudir y éste le derivó a
un misionero cristiano de origen jordano.
Nadie en su
entorno se explica por qué empezó a buscar consuelo en el cristianismo en vez
de en una versión más moderada del islam pero según se sumergía en las
enseñanzas de Jesús más cambiaba su temperamento y mejor humor tenía. El
odio fue abandonándole.
El sueño con
Moisés
Según cuenta él
mismo leer la Biblia le daba mucha más paz que leer el Corán, ir a las
iglesias le hicieron sentir más en casa que las mezquitas que frecuentaba hasta
entonces. Y en el ámbito más personal las oraciones a Jesús le
ayudaban mucho más que las del islam.
Este lento
proceso de conversión que experimentaba el ya exterrorista y su esposa se vio
confirmado con un sueño. Justo cuando meditaban la posibilidad de dejar el
islam, Rashid soñó con Moisés dividiendo las aguas del Mar Rojo, lo
que interpretaron como una señal de Cristo para cruzar hacia el cristianismo.
Sin miedo:
"Confío en Dios"
Y así empezaron
a sentirse amados por Dios. “Hay una gran brecha entre el dios que solía adorar
y el que ahora adoro. Solíamos adorar con miedo. Ahora todo ha
cambiado”. Ese fue el punto de inflexión que les hizo convertirse.
El precio a
pagar puede ser muy alto. Son conscientes de que pueden morir debido a la
decisión que tomaron, pero asumen este riesgo sin miedo. “Confío en Dios”, dice
Mohammad, que ahora vive su fe en Cristo y la comparte en Estambul con otros
que siguieron un camino parecido al suyo.
J. Lozano
Fuente: Religión en Libertad
