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Así lo dijo al presidir durante la
tarde la “Conmemoración de los mártires y testigos de la fe del siglo XXI” en
la Basílica de San Pablo Extramuros, en Roma, un encuentro ecuménico que reunió
también a representantes de Iglesias Ortodoxas, Iglesias Orientales, diversas
comunidades cristianas, así como instituciones ecuménicas y autoridades de
dicasterios del Vaticano.
Citando la encíclica Ut unum sint, de
San Juan Pablo II, León XIV resaltó en su homilía que los cristianos “estamos
convencidos” de que el martirio “es ‘la comunión más auténtica que existe con
Cristo, que derrama su sangre y, en este sacrificio, acerca a quienes un tiempo
estaban lejanos’”.
“Aún hoy podemos afirmar con Juan Pablo II que, allí donde el
odio parecía impregnar cada aspecto de la vida, estos audaces servidores del
Evangelio y mártires de la fe demostraron evidentemente que ‘el amor es más
fuerte que la muerte’”, añadió, recogiendo las palabras del Papa polaco en
la edición del encuentro ecuménico en el año 2000.
“Recordamos a estos hermanos y hermanas nuestros con la mirada
dirigida al Crucificado. Con su cruz Jesús nos ha manifestado el verdadero
rostro de Dios, su infinita compasión por la humanidad; cargó sobre sí el odio
y la violencia del mundo, para compartir la suerte de todos los que son
humillados y oprimidos”, dijo el Santo Padre.
De igual forma, continuó, en la actualidad muchos cristianos “a
causa de su testimonio de fe en situaciones difíciles y contextos hostiles,
cargan con la misma cruz del Señor. Al igual que Él son perseguidos,
condenados, asesinados”.
“Una esperanza llena de inmortalidad”
A los mártires, aseguró, alcanza la bienaventuranza de Jesús,
que en el capítulo 5 de Mateo dice que “Felices ustedes, cuando sean insultados
y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí”.
“Son mujeres y hombres, religiosas y religiosos, laicos y
sacerdotes, que pagan con la vida la fidelidad al Evangelio, el compromiso con
la justicia, la lucha por la libertad religiosa allí donde todavía es
transgredida, la solidaridad con los más pobres”.
“Según los criterios del mundo han sido ‘derrotados’”, señaló
León XIV, subrayando que la verdad es otra, pues “como nos dice el libro de la
Sabiduría: ‘A los ojos de los hombres, ellos fueron castigados, pero su
esperanza estaba colmada de inmortalidad’”.
La de los mártires, resaltó, “es una esperanza llena de
inmortalidad, porque su martirio sigue difundiendo el Evangelio en un mundo
marcado por el odio, la violencia y la guerra”.
“Es una esperanza llena de inmortalidad, porque, aunque fueron
asesinados en el cuerpo, nadie podrá apagar su voz ni borrar el amor que
donaron; es una esperanza llena de inmortalidad, porque su testimonio permanece
como profecía de la victoria del bien sobre el mal”.
“Todavía hoy no ha terminado la persecución de los cristianos”
A continuación, el Papa recordó el testimonio de diversos
cristianos que dieron la vida en defensa de la fe. “Pienso en la fuerza
evangélica de la Hermana Dorothy Stang, comprometida con los ‘sin tierra’ en la
Amazonía. A quienes se disponían a matarla y le pedían un arma, ella les mostró
la Biblia respondiendo: ‘He aquí mi única arma’”, dijo.
La Hermana Dorothy, religiosa de la congregación
católica de las Hermanas de Nuestra Señora de Namur, nacida en 1931 en Dayton,
Ohio (Estados Unidos), que, siendo misionera en Brasil defendió tanto el medio
ambiente en la región como a sus habitantes. Fue asesinada a balazos por dos
sicarios en medio de un camino rural en la selva.
El Papa recordó también al P. Ragheed Ganni, “sacerdote caldeo
de Mosul en Irak, que renunció a combatir para testimoniar cómo se comporta un
verdadero cristiano” y murió a manos de terroristas fanáticos en
2007.
“Pienso en el hermano Francis Tofi, anglicano y miembro de la
Melanesian Brotherood, que dio la vida por la paz en las Islas Salomón”, dijo
el Santo Padre, para asegurar luego que “los ejemplos serían muchos, porque
lamentablemente, a pesar del fin de las grandes dictaduras del siglo XX,
todavía hoy no ha terminado la persecución de los cristianos, es más, en
algunas partes del mundo ha aumentado”.
“No podemos, no queremos olvidar”
León XIV resaltó luego que “no podemos, no queremos olvidar.
Queremos recordar. Lo hacemos seguros de que, como en los primeros siglos,
también en el tercer milenio la sangre de los mártires es semilla de nuevos
cristianos”.
“Queremos preservar la memoria junto a nuestros hermanos y
hermanas de las demás Iglesias y Comuniones cristianas”, expresó.
“Deseo, por tanto, reafirmar el compromiso de la Iglesia
Católica de custodiar la memoria de los testigos de la fe de todas las
tradiciones cristianas. La Comisión para los Nuevos Mártires, en el Dicasterio
para las Causas de los Santos, cumple esta tarea, colaborando con el Dicasterio
para la Promoción de la Unidad de los Cristianos”, dijo.
El Papa resaltó que el documento final del Sínodo de la
Sinodalidad reconoce que “el ecumenismo de la sangre une a los
‘cristianos de distintas tradiciones que juntos dan su vida por la fe en
Jesucristo. El testimonio de su martirio es más elocuente que cualquier
palabra: la unidad viene de la Cruz del Señor’”.
“¡Que la sangre de tantos testigos adelante el feliz día en el
que beberemos del mismo cáliz de salvación!”, expresó el Papa.
Al finalizar su mensaje, León XIV recordó las palabras que Abish
Masih, un niño pakistaní “asesinado en un atentado contra la Iglesia
católica”, escribió en su cuaderno: “‘Making the world a better place’,
‘Hacer del mundo un lugar mejor’”.
“Que el sueño de este niño nos impulse a testimoniar con
valentía nuestra fe, para ser juntos levadura de una humanidad pacífica y
fraterna”, concluyó el Papa.
Que el martirio “impulse al arrepentimiento” a los
perseguidores
Entre las peticiones, pronunciadas por líderes de las diversas
Iglesias y comunidades cristianas presentes, se rogó a Dios “para que las
comunidades cristianas, eligiendo el camino de la profecía evangélica sepan
defender los derechos y la vida de los pobres contra cualquier estructura de
pecado”.
También se recordó “a los cristianos asesinados en nombre de
proyectos teocráticos y totalitarios, víctimas de actos terroristas durante el
culto dominical o mientras se reunían en oración”, así como “ quienes se opusieron
a la corrupción rechazando la idolatría del dinero, a costa de sus vidas”.
Otra plegaria fue elevada para que el sacrificio de los mártires
“toque los corazones de los perseguidores y los impulse al arrepentimiento,
para que no se derrame más la sangre de los inocentes y no se profanen más los
lugares de culto”.
Además, se rezó “para que nuestras comunidades eclesiales sepan
resistir juntas a la mercantilización de la vida y la cultura del descarte que
produce discriminación, soledad y abandono para los débiles, oponiéndose al
Evangelio, que hace de los últimos los primeros”.
Otra petición se hizo para que “recordemos a aquellos que
promovieron la unidad de toda la familia humana, desafiando al señor de la
división, del conflicto, de la guerra, hasta dar la vida. Con ellos, recordamos
a quienes fueron asesinados por haber promovido el encuentro fraterno entre
religiones, oponiendo a la propaganda del odio la sabiduría del Evangelio. Esos
serán llamados hijos de Dios”.
Más de 1.600 mártires en los últimos 25 años
La Comisión de los Nuevos Mártires - Testigos de la fe del
Dicasterio para las Causas de los Santos, creada en 2023 por
el Papa Francisco, ha reconocido que en los últimos 25 años
han sido asesinadas 1.624 personas por hecho de ser cristianas.
De acuerdo a un informe difundido recientemente, 643 fueron
asesinados en el África subsahariana, mientras que otros 357 fueron
martirizados en Asia y Oceanía.
304 casos fueron reconocidos en América y 277 en Medio Oriente y
el Magreb. Otros 43 martirios se reconocieron en Europa.
Por David Ramos
Fuente: ACI
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