"El tesoro que ilumina la esperanza es, en efecto, la vida de Jesús: debemos ponernos en camino tras sus huellas”
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Ante los peregrinos reunidos en la
Plaza de San Pedro para la Audiencia Jubilar, el Papa León XIV reflexiona sobre
la parábola del tesoro escondido en el campo, tomada del Evangelio de Mateo, y
nos anima a mirar más allá de la superficie para encontrar el Reino de Dios:
buscando nos acercamos cada vez más al Señor que se despojó de sí mismo para
hacerse semejante a nosotros
"La esperanza se reaviva cuando cavamos y
rompemos la costra de la realidad, vamos más allá de la superficie" y
"así es como se encuentra el Reino de Dios". León XIV exhortó a
buscar a Cristo profundizando en los hechos de la vida con la curiosidad de los
niños, en la catequesis que pronunció en la audiencia jubilar celebrada esta
mañana, 6 de septiembre. Dirigiéndose a la multitud de fieles de todo el mundo
congregados en la Plaza de San Pedro, a los que saludó con un recorrido en
papamóvil, el Papa dio la bienvenida subrayando cómo en Roma, "ciudad rica
en historia", podemos "ser confirmados en la fe, en la caridad y en
la esperanza". El Pontífice utilizó este último elemento, que es también
el tema del Año Santo, como punto de partida para su reflexión sobre la
parábola de Jesús sobre el tesoro escondido en el campo, tomada del Evangelio
de Mateo. León XIV explicaba cómo de niños "meter las manos en la tierra
tenía un encanto especial" y este juego permitía "atravesar la dura
corteza del mundo y ver lo que hay debajo". En la parábola "ya no es
un juego de niños, pero la alegría de la sorpresa es la misma".
“El tesoro que ilumina la esperanza es, en efecto, la
vida de Jesús: debemos ponernos en camino tras sus huellas.”
No nos conformemos con nuestras
posiciones y riquezas
El Pontífice destaca como modelo a seguir a
"Flavia Julia Helena, madre del emperador Constantino", quien, como
los demás primeros cristianos después de haber tenido la libertad de vivir la
fe, comenzó a "excavar" en los lugares de la pasión, muerte y
resurrección de Cristo. "¡Cuántas otras cosas podría haber hecho una
emperatriz! Cuántos lugares nobles podría haber preferido a Jerusalén
suburbana. Cuántos placeres y honores cortesanos', reflexionó León XIV. Pero en
lugar de eso se convierte en 'una mujer que busca' y 'que cava' para seguir a
Jesús. "También nosotros, hermanas y hermanos, podemos quedar atrapados en
las posiciones que hemos alcanzado y en las riquezas, más o menos grandes, que
nos dan seguridad -advierte el Papa-.
“Así perdemos la alegría que teníamos de niños, ese
deseo de cavar e inventar que hace que cada día sea nuevo. 'Inventar' -ya
saben- en latín significa 'encontrar'. El gran "invento" de Elena fue
el hallazgo de la Santa Cruz. ¡He aquí el tesoro escondido por el que venderlo
todo! La Cruz de Jesús es el mayor descubrimiento de la vida, el valor que
cambia todos los valores.”
Nos volvemos como niños
El Pontífice aclaró que quizá Helena había comprendido
la importancia de la cruz precisamente "porque había llevado la suya
durante mucho tiempo". "No había nacido en la corte: se dice que era
una posadera de origen humilde, de la que se enamoró el futuro emperador
Constancio", luego se casó con ella pero la repudió, distanciándola de su
hijo Constantino, que también "le causó no poco dolor y decepción",
relata León XIV. Sin embargo, nunca dejó de ser ella misma, "decidió
hacerse cristiana y practicó siempre la caridad, sin olvidar nunca a los
humildes", y por ello es un ejemplo.
“Esa dignidad y esa fidelidad a la conciencia,
queridos hermanos y hermanas, cambian el mundo también hoy: nos acercan al
tesoro, como el trabajo del campesino. Cultivar el corazón requiere esfuerzo.
Es el trabajo más grande. Pero escarbando se encuentra, abajándose uno se
acerca cada vez más a ese Señor que se despojó de sí mismo para hacerse
semejante a nosotros. Su Cruz está bajo la corteza de nuestra tierra.”
Y el Papa sugiere volverse "como niños" para
conocer "otro Reino, otra fuerza", en lugar de "caminar
orgullosos, pisoteando distraídamente el tesoro que está bajo nuestros
pies". Y concluye reiterando que "Dios está siempre debajo de
nosotros, para levantarnos".
Isabella H. de Carvalho
Ciudad del Vaticano
Fuente: Vatican News