¿CUÁLES SON LOS SECRETOS DE CARLO ACUTIS QUE APARECIERON EN SU ORDENADOR?

La trilogía oficial elaborada con sus propios textos y que revela la «arquitectura interior de su fe» se suma a otros muchos títulos que desvelan el interés por el santo milenial

Foto: CNS

La canonización hoy domingo de Carlo Acutis es probablemente una de las que más expectación ha causado de los últimos años. Prueba de ello es la cantidad de contenidos sobre él que están circulando en las últimas semanas; o incluso desde la noticia de que sería santo y en el período de espera desde que la muerte del Papa Francisco obligó a posponerla. Pero también la oferta editorial que está llegando a las librerías. 

¿Cómo pensaba Carlo Acutis a Dios? ¿Cómo entendía su relación con Él? ¿Y cómo traducía eso al rezar, mirar al prójimo o afrontar el sufrimiento? Pretenden responder a estas preguntas los dos primeros volúmenes de su trilogía oficial, que llegan a los escaparates de la mano de la editorial Mensajero, del Grupo de Comunicación Loyola. Se trata de No yo, sino Dios y de La misa me santifica, preparados por su madre, Antonia Salzano Acutis. Pronto se sumará a ellos un tercer título, publicado en Italia como Spiritual insight

Íñigo Ybarra, responsable de Comunicación del Grupo Loyola, explica que estos títulos van más allá de las diferentes «biografías muy valiosas» escritas hasta ahora. No en vano son los pensamientos y escritos del propio Acutis. Tras su muerte, su madre encontró en su ordenador cientos de textos: oraciones, pensamientos, planes para catequesis, ideas para evangelizar en internet y comentarios sobre la vida de los santos. «Algunos ya habían circulado, pero otros permanecían inéditos». Reunidos y ordenados de forma coherente, con ellos se ha elaborado la trilogía. 

«Por primera vez, nos permiten entrar en el pensamiento espiritual de Carlo Acutis de forma global y ordenada», afirma Ybarra. Trascienden así las anécdotas y datos de sobra conocidos como su alegría y generosidad, su dominio de la informática y su devoción a la Eucaristía. Ahora, afirma, se puede conocer la «arquitectura interior de la fe» que dio lugar a esas frases tan conocidas que circulan por internet. Es lo que «sostenía todo lo demás que ya sabíamos de él». 

El primer libro, No yo, sino Dios, «refleja su dimensión más ascética», asegura el portavoz de la editorial. Tiene incluso «ecos de La imitación de Cristo, pero con la frescura de un chico del siglo XXI. A través de más de 100 reflexiones, insiste en algo que me parece muy sencillo y a la vez radical: dejar de vivir solo para uno mismo y abrir el corazón a Cristo». 

El segundo, La misa me santifica, presenta su vertiente «más mística»: la Eucaristía, que «fue el centro de su vida de fe como fuente de sentido y gracia. Nos recuerda lo esencial: Dios se da, se hace presente, da fuerza, nos reúne como hermanos y nos señala un horizonte que va más allá de todo lo que podemos conseguir o perder aquí». Con la sencillez de un adolescente, vivía plenamente que «cada Misa era un anticipo de la plenitud para la que estamos hechos, un recordatorio de que nuestra vida tiene un destino que va mucho más allá de la rutina y la prisa».

La obra aún inédita en nuestro país recoge sus notas más prácticas, nacidas de su contacto con los ejercicios de san Ignacio. «Funciona como una guía para aprender a orar y discernir. Y es que Carlo estudió con los jesuitas en Milán y se formó en la espiritualidad ignaciana, algo que se refleja claramente en cómo entendía la relación entre la vida diaria y la fe».

Era un «joven con una vida espiritual especialmente sólida y sorprendente, capaz de iluminar entonces y ahora el camino de muchos. Descubrir esa profundidad interior creo que permitirá entender a muchos lectores por qué Carlo vivía como vivía y de dónde nacía su entrega».

María Martínez López

Biógrafo: «Hizo cosas al alcance de todos, pero no todos las hacen»

«Por ahí habrá muchos otros Carlo Acutis, pero la Iglesia señala a él para que dé testimonio de todos ellos», explica Paolo Rodari, autor de una de las biografías sobre el nuevo santo. En su opinión, «era un chico muy normal que hacía cosas normales». «Además de su devoción a la Eucaristía, de que iba a Misa y se confesaba, era una buena persona, atento a los compañeros de clase y a los pobres, uno que intentaba siempre unir y no dividir. Son cosas normales, al alcance de todos. Pero también extraordinarias, porque no todos las hacen. A diferencia de muchos otros chicos, tenía esta capacidad de acoger a todos, de apreciar a todos», explica a Alfa y Omega.

En su libro El secreto de Carlo Acutis (San Pablo), escrito junto a la madre del nuevo santo, Antonia Salzano, recuerda que «en el colegio defendía a los compañeros víctimas de acoso escolar». También, que entabló amistad con «muchos porteros de edificios del centro de Milán, que no eran italianos y vivían lejos de sus familias». Se dio cuenta de que estaban solos, de que sentían el peso de estar lejos de su familia y «les preguntaba y les daba cosas para que las enviaran a sus países».

Aunque sus padres eran católicos, le transmitió la fe «una señora polaca, muy creyente, que cuidaba de él». Esa formación luego se enriqueció en el colegio de los jesuitas.

El autor reconoce que al principio era un poco reacio a escribir este libro, porque «me parecía un chico que rezaba siempre, un modelo inalcanzable». Pero «cuando lo conocí mejor me impresionó además de eso su enorme bondad, cómo se desvivía por los últimos», concluye.

Javier Martínez-Brocal

Fuente: Alfa y Omega