ENTREGA
A JESÚS
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Dominicas de Lerma |
Estos
días de verano se acercan algunos amigos a visitarnos y a compartir nuestra fe.
Con
una amiga compartía el texto de Caín y Abel: ¿cómo es que el Señor acepta la
ofrenda de uno y no la del otro?
Abel
era pastor y Caín, labrador, más o menos. El sentido religioso natural de esa
época les llevaba a hacer sacrificios a Dios para serle gratos, para recibir su
bendición.
Muchas
veces nos sorprendemos actuando como en el Antiguo Testamento: buscamos el
favor de Dios y, por eso, hacemos o dejamos de hacer algo.
No es ciertamente el mejor motivo para actuar. Dios no ve como los hombres; el Señor ve el corazón.
De
Abel dice que eligió las primicias, lo primero, lo mejor, para hacer su ofrenda
al Señor. Pero de Caín dice el texto que hizo su ofrenda de los frutos de la tierra sin
más.
Qué
diferente es recibir un regalo por cumplimiento que recibir un regalo pensado
para ti, un regalo que supone haber reflexionado cómo eres, qué te agrada…
Cuando
nos dirigimos al Señor, a veces solo tenemos una pobre oración, con mucho
cansancio, con distracciones… Pero si intentamos darle lo mejor, aunque sea pobre, Él ve el corazón.
El
profeta Malaquías ya alertaba diciendo: “Ofrecer lo cojo o enfermo, ¿no es malo? Anda, haz regalo de ello a tu
gobernador, a ver si se complace en ello” (Malaquías 1, 8).
Hoy
el reto del amor es en estos días de descanso, de calor, de fiestas… ofrece al Señor tu corazón con lo mejor que tengas: el mejor rato para Él, para agradecer todo su Amor y cuidado, para agradecerle que vivas, que ames, que seas amado… que es Dios, tu Dios.
¡Feliz día!
03 julio 2025
Fuente: Dominicas de Lerma