Con motivo del centenario de la canonización de tres santos franceses, el Papa León XIV recuerda el "legado cristiano" de Francia, que "aún impregna profundamente su cultura y sigue vivo en muchos corazones"
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San Juan María Vianney, santo cura de Ars |
El Pontífice
expresa su deseo de que, a través del ejemplo de Santa Teresa de Lisieux, San
Juan María Vianney y San Juan Eudes, Dios renueve "las maravillas que Él
realizó en el pasado" en el país galo.
Tres santos
ante los desafíos de la Iglesia en Francia. En un mensaje enviado a
la Conferencia Episcopal de Francia (CEF), el Papa León XIV ha querido subrayar
especialmente el aniversario de la canonización de tres santos franceses.
"La magnitud de los desafíos que enfrenta la Iglesia de Francia, un siglo
después, y la relevancia de estos tres modelos de santidad para enfrentarlos,
me impulsan a invitarles a dar un enfoque particular a este aniversario",
inicia el texto.
Primero, Santa
Teresa de Lisieux, canonizada el 17 de mayo de 1925 por el Papa Pío XI. Esta
carmelita francesa del siglo XIX, que murió a los 24 años, fue proclamada
Doctora de la Iglesia y Patrona de las Misiones. León XIV la describe como
"la gran Doctora en la ciencia del amor que nuestro mundo necesita, ella
que 'respiraba' el Nombre de Jesús en cada momento de su vida, con
espontaneidad y frescura, y enseñó a los más pequeños un camino 'todo fácil'
para llegar a Él".
Dos semanas
después, Pío XI canonizó a otros dos sacerdotes. San Juan Eudes (1601-1680), un
sacerdote francés, fundador de las Congregaciones de Jesús y María (Eudistas) y
de Nuestra Señora de la Caridad, dedicó su vida a la formación de sacerdotes y
al apoyo de las mujeres en situación de dificultad. Fue también un gran
promotor del culto litúrgico al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado
Corazón de María. Finalmente, San Juan María Vianney (1786-1859), conocido
popularmente como el Cura de Ars, es célebre por su fervor pastoral, su don
para la confesión y su vida de intensa oración, asegurando que "el
sacerdocio es el amor al corazón de Jesús".
"Modelos
a seguir"
"Con
alegría" el Papa León XIV dedica su primera carta a los pastores de la
Iglesia en Francia, destacando la voluntad de Pío XI al canonizar a estos tres
santos: convertirlos en "maestros a escuchar, modelos a imitar, y
poderosos intercesores a invocar".
"Ellos
amaron a Jesús de forma simple, fuerte y auténtica; experimentaron su bondad y
ternura en una cercanía diaria y profunda, y lo testimoniaron en un admirable
impulso misionero".
Citó también la
última encíclica del Papa Francisco Dilexit
Nos, sobre el Sagrado Corazón, para proponer un programa misionero para
Francia: "Hacer que cada uno descubra el amor tierno y predilecto que
Jesús tiene por él, hasta transformar su vida".
"Un
legado cristiano"
Celebrar el
centenario de la canonización de estos tres santos es "una invitación a
dar gracias al Señor por las maravillas que realizó en esta tierra de Francia
durante siglos de evangelización y vida cristiana", asegura el Papa León
XIV, quien subraya que "los santos no surgen espontáneamente, sino que,
por gracia, nacen en comunidades cristianas vivas que saben transmitirles la
fe".
"Este
legado cristiano aún les pertenece, sigue impregnando profundamente su cultura
y vive en muchos corazones. Por eso, deseo que estas celebraciones no se
limiten a evocar con nostalgia un pasado que podría parecer lejano, sino que
despierten esperanza y un nuevo impulso misionero."
Tras haber dado
estos tres santos a Francia, Dios puede "renovar las maravillas que Él
realizó en el pasado", escribe León XIV. "¿No será Santa Teresa la
Patrona de las misiones en las mismas tierras que la vieron nacer?" Las
dos figuras sacerdotales también pueden dar el coraje a los jóvenes para
responder al llamado, en un contexto marcado por la falta de vocaciones y
mientras "los sacerdotes son cada vez más duramente probados". Al
ordenar él mismo a once sacerdotes en la basílica de San Pedro este 31 de mayo,
León XIV agradece "el valiente y perseverante compromiso de todos los
sacerdotes de Francia" y desea expresarles "su afecto paternal".
Por último, el
Papa invoca la intercesión de los tres santos canonizados en 1925 por Francia y
los católicos del país, quienes avanzan "bajo los vientos contrarios y a
veces hostiles del indiferentismo, materialismo e individualismo", antes
de dar su bendición apostólica.
Jean-Benoît
Harel
Ciudad del
Vaticano
Fuente: Vatican News