El autor del
primer libro que sale en España para dar a conocer a León XIV afirma que el
suyo será «el pontificado de un león sereno»
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Dominio público |
Ha sido elegido no en una época de cambios, sino en un cambio de época, como
decía el Papa Francisco. Es decir, estamos en un momento en el que una
transformación tecnológica poderosísima está cambiando la vida de las personas.
Sobre todo, si tenemos en cuenta lo que sucede ya con la inteligencia
artificial, una de sus preocupaciones.
Esto tiene lugar también en un
momento de transformación en la misma Iglesia.
Sí, en los últimos años hemos vivido momentos de divisiones internas. La
polarización que caracteriza a las sociedades contemporáneas también ha
afectado a los cristianos de diferentes sensibilidades. Incluso, en ocasiones,
hemos visto el peligro de auténticos cismas en la Iglesia, algo que se percibe
también en las redes sociales. Hemos corrido el riesgo de que los alejados se
pregunten por qué van a seguir nuestros pasos si entre nosotros nos llevamos
fatal. El nuevo Papa tiene el reto de fomentar una nueva unidad entre los
católicos para aumentar la credibilidad del anuncio del Evangelio en nuestra
sociedad.
Y rebajar la tensión…
Todo lo que pueda, porque hace falta.
¿Es eso lo principal que han
visto los cardenales en él?
Prevost no salía en las quinielas antes del cónclave. Cuando preguntaba por él
en Roma me decían que estaba centrado en su trabajo, no daba entrevistas. Eso a
los cardenales les dio confianza, porque en este momento en el que la unidad es
una prioridad, contar con una persona de servicio —de tender puentes, como dice
él— es fundamental.
Su biografía encaja con ese
perfil.
Como estadounidense, es el primer Papa en la historia que procede de un país en
el que la Iglesia católica es minoría. Por eso es alguien capaz de mucho
diálogo, a lo que ayuda su carácter pragmático. Y tiene una dimensión
internacional sorprendente por su experiencia de doce años como ciudadano del
mundo cuando fue prior de los agustinos. También estuvo más de 20 años de
misionero en Perú y su bagaje de derecho canónico le va a servir para aterrizar
de manera práctica en Roma y en las diócesis la reforma de la Iglesia que promovió
Francisco.
¿Qué imagen de la Iglesia tiene en la cabeza?
Él insiste mucho en que la Iglesia no es un conglomerado de instituciones, sino
la comunidad de los creyentes seguidores de Cristo, una realidad viva. Así, la
acción social tiene sentido solo si es en comunidad, por poner un ejemplo. Va a
evitar la percepción de una Iglesia de la época de la cristiandad; eso ha
terminado. Él tiene en mente en este sentido a san Agustín de Hipona, que a
principios del siglo V creó una comunidad capaz de transformar la sociedad en
otro cambio de época, como fue la decadencia del Imperio romano.
¿En qué cree que nos va a
sorprender este Papa?
Creo que el suyo será un pontificado de continuidad. Va a seguir con la reforma
eclesial de Francisco, el pensamiento teológico de Benedicto XVI y el afán por
la nueva evangelización que tenía Juan Pablo II. Va a ser el pontificado de un
león sereno. No va a protagonizar grandes sorpresas, porque prepara sus
pronunciamientos de manera muy estudiada y muy tranquila.
¿Qué lleva en el corazón? ¿Qué
ha marcado su vida a nivel profundo?
Creo que él sufre de manera personal el drama que ha generado la sociedad de
consumo capitalista, una soledad interior muy grande. Si vas al barrio de
Chicago en el que nació descubres un lugar que fue muy dinámico a nivel
económico, familiar y parroquial. Pero su misma parroquia hoy está cerrada a
cal y canto y las casas de la zona son nidos de tráfico de droga. Él ha
presenciado esa transformación y por eso quiere dar respuesta a esa falta de
sentido.
¿Le veremos en nuestro país?
Ha recorrido España visitando comunidades de agustinos y nos tiene un aprecio
particular por dos motivos. En primer lugar, cuando se le pregunta de dónde
viene, siempre menciona que su madre era española, aunque también es criolla.
Él se siente Prevost Martínez. Su madre le ha transmitido nuestra sangre y eso
para él cuenta muchísimo. En segundo lugar, siente como propio todo ese impulso
misionero de los agustinos españoles que han evangelizado países enteros. Se
siente continuador de esa obra. Si le preparamos una buena propuesta, no se negará
a venir.
Juan
Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Fuente:
Alfa y Omega