«Volvamos a construir puentes donde hoy hay muros», es el enésimo llamamiento a la unidad que hace el Papa León XIV
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Vatican News |
León XIV retomó
esta mañana las audiencias jubilares dedicadas a los «testimonios de
esperanza», impulsadas por el Papa Francisco. Recordando que el Evangelio llega
«desde fuera», subrayó cómo las comunidades de migrantes contribuyen a reavivar
la fe en los países que los acogen.
«Volvamos a
construir puentes donde hoy hay muros», es el enésimo llamamiento a la unidad
que hace el Papa León XIV. La ocasión fue la reanudación esta mañana, 14 de
junio, en la Basílica de San Pedro de las audiencias jubilares inauguradas por
el Papa Francisco en el mes de enero. Siguiendo los pasos de su predecesor,
León XIV centra la catequesis en un aspecto particular de la virtud teologal de
la esperanza y en una figura espiritual que dio testimonio de ella.
¡Continuemos,
pues, el camino emprendido, como peregrinos de la esperanza!
El testimonio
de los apóstoles
El Papa ingresa
en la Basílica Vaticana saludando y bendiciendo a los fieles situados a los
lados de la nave central. Introduciendo su discurso señala que la esperanza que
reúne a los fieles en San Pedro es la «transmitida por los Apóstoles desde el
principio». «Los apóstoles vieron en Jesús la unión entre la tierra y el cielo:
con los ojos, los oídos y las manos acogieron el Verbo de la vida. El Jubileo
es una puerta abierta a este misterio. El año jubilar conecta más radicalmente
el mundo de Dios con el nuestro».
Nos invita a
tomarnos en serio lo que rezamos cada día: «Como en el cielo, así en la
tierra». Esta es nuestra esperanza. Este es el aspecto que hoy queremos
profundizar: esperar es conectar.
El Evangelio
viene de fuera
La figura
espiritual elegida por el Papa es «uno de los más grandes teólogos cristianos»,
el obispo Ireneo de Lyon. Nacido en Asia Menor, se formó en la escuela de
quienes habían aprendido directamente de los apóstoles. Más tarde se trasladó a
Lyon, «donde se había formado una comunidad de cristianos procedentes de su
misma tierra».
¡Qué bien
nos hace recordarlo aquí, en Roma, en Europa! El Evangelio fue traído a este
continente desde fuera. Y también hoy las comunidades de migrantes son
presencias que avivan la fe en los países que las acogen. El Evangelio viene de
fuera. Ireneo conecta Oriente y Occidente. Esto ya es un signo de esperanza,
porque nos recuerda cómo los pueblos siguen enriqueciéndose mutuamente.
Las ideas
pueden enloquecer
Hay además un
don, un «tesoro» aún mayor que Ireneo nos ha legado: el valor de no dejarse
abatir por las «divisiones doctrinales» internas de la comunidad cristiana, ni
por sus «persecuciones externas». En un mundo "en pedazos", esta
doble amenaza fue un estímulo «para pensar mejor, prestando cada vez más
atención a Jesús», recuerda el Papa León. El mensaje del obispo se centraba, de
hecho, en la «carne» de Jesús, reconociendo como en su persona «lo que a
nosotros nos parece opuesto se recompone en unidad».
Jesús no es
un muro que separa, sino una puerta que nos une. Es necesario permanecer en él
y distinguir la realidad de las ideologías. Queridos hermanos y hermanas,
también hoy las ideas pueden enloquecer y las palabras pueden matar.
El amor está
escrito en nuestra carne
La «carne», el
cuerpo, es un rasgo común a todos, un vínculo tanto con la tierra como con el
prójimo. La de Jesús, reitera León XIV, debe ser «acogida y contemplada»,
escuchando el «grito» de aquella del prójimo, cuando gime por un dolor,
llamando a cada uno «por su nombre».
El
mandamiento que hemos recibido desde el principio es el del amor mutuo. Está
escrito en nuestra carne, antes que en cualquier ley.
La inteligencia
conecta
El mensaje
fundamental de Ireneo, «maestro de la unidad», enseña por tanto «a no
contraponer, sino a conectar».
La
inteligencia no está donde se separa, sino donde se conecta. Distinguir es
útil, pero dividir nunca. Jesús es la vida eterna entre nosotros: Él reúne a
los opuestos y hace posible la comunión.
Volver a
construir puentes
Como peregrinos
de la esperanza, León XIV invita a cada uno a «avanzar hacia la comunión».
«Otros nos seguirán», concluye el Pontífice.
Como Ireneo
en Lyon en el siglo II, así también en cada una de nuestras ciudades volvamos a
construir puentes donde hoy hay muros. Abramos puertas, conectemos mundos y
habrá esperanza.
Fuente: Vatican News