El atrio comenzó como el patio exterior de una iglesia católica; y aunque con el tiempo esto ha cambiado, sigue conservando su valor como lugar de encuentro
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Jean-Pol GRANDMONT - CC BY-SA 3.0 |
El atrio de una
iglesia católica es un espacio arquitectónico y simbólico que ha tenido un
papel fundamental en la historia del cristianismo. Ubicado generalmente frente
a la entrada principal del templo, el atrio se concibe como una zona de
transición entre el mundo exterior y el espacio sagrado del interior.
En la
antigüedad, su función era múltiple: servía como lugar de reunión para los
fieles, área de preparación para quienes aún no podían ingresar al templo —como
los catecúmenos o penitentes— y escenario de importantes celebraciones
comunitarias.
Espacio de
acogida
Era un espacio
que permitía la acogida, la reflexión y, en muchos casos, la expresión de la
vida social y religiosa de la comunidad. Aunque en la actualidad el uso del
atrio ha cambiado y muchas veces se ha reducido por modificaciones urbanas o
arquitectónicas, sigue conservando su valor como lugar de encuentro y como
símbolo de apertura y acogida dentro de la Iglesia.
Comprender su
origen, función y transformación a lo largo del tiempo permite valorar más
profundamente su significado espiritual y cultural.
Y es que cuando
se habla de la arquitectura de la iglesia, la primera área que se nombra es el
atrio. Si bien puede referirse a una variedad de lugares en una iglesia
católica moderna, originalmente era un lugar muy específico.
Una breve
historia del atrio en una iglesia católica
El atrio fue
inicialmente el patio central de las casas romanas y estaba abierto al aire
libre. A veces contenía un hogar, donde el fuego ardía y calentaba el lugar.
Finalmente, los católicos adoptaron el término al diseñar sus iglesias
denotando el patio exterior de la iglesia.
En la
enciclopedia católica explica lo que era:
"Un lugar
abierto o patio ante una iglesia. Consistía en un gran cuadrilátero con paseos
columnados en sus cuatro lados formando un pórtico o claustro.
Estaba situado entre el pórtico o vestíbulo y el cuerpo de la iglesia. En el
centro del atrio había una fuente o pozo, donde los fieles se lavaban las manos
antes de entrar a la iglesia".
Eusebius
menciona este lugar en su Historia de
la Iglesia, explicando su simbolismo espiritual.
"Aquí ha
colocado símbolos de sagradas purificaciones, levantando fuentes frente al
templo que suministran abundante agua con la que pueden purificarse los que
entran en el santuario.
Este es el
primer lugar de parada de los que entran; y proporciona al mismo tiempo un
escenario hermoso y espléndido para todos, y para aquellos que todavía
necesitan instrucción elemental, un lugar apropiado".
Aunque los
atrios desaparecieron gradualmente en la arquitectura de la Iglesia católica,
un vestigio de este lugar de lavado ritual se conserva en las
pilas de agua bendita, que se utilizan para recordarnos nuestro
bautismo y simbolizar la purificación espiritual que necesitamos.
Philip Kosloski
Fuente: Aleteia