La gran
procesión de este sábado por las calles de Roma, de más de seis horas, será un
«testimonio de nuestra fe y devoción»
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Foto: Gran Precesión Roma 17 mayo 2025. Dominio público |
Ha sido una
celebración muy especial, dada la presencia en el templo de los
pasos del Cachorro, de Sevilla, y de la Virgen de la Esperanza de Málaga en
el marco del Jubileo de las Cofradías, que se celebra desde este viernes hasta
el domingo.
Los numerosos peregrinos
de ambas ciudades —solo de Sevilla se han desplazado 600 personas a la Ciudad
Eterna— ya habían tenido un amplio programa de actos. Pero la Eucaristía de
este viernes era el primer acto con las dos corporaciones juntas.
El arzobispo de la capital
hispalense ha subrayado que este sábado por la tarde «vamos a participar en una procesión histórica».
Se refería a la gran procesión que
protagonizarán siete imágenes de distintos países por las calles de la Ciudad
Eterna. Será una catequesis viva sobre cómo el crucificado sigue teniendo mucho
que decir al mundo. También transmitirá el mensaje de que Cristo nos ha
entregado a su Madre, ha afirmado. La belleza de las dos imágenes juntas es un
reflejo de la belleza de Dios, ha destacado.
«Esta peregrinación se ha
preparado con muchas ganas a pesar de las dificultades e imprevistos» y «mañana
daremos testimonio de nuestra fe y devoción en la
gran procesión hacia el Cristo de la Expiración y la Virgen de la Esperanza»,
ha continuado.
De las siete imágenes que
conformarán el cortejo, tres son españolas: el Cachorro, la Macarena y
el Nazareno, de León. A ellas se unen Santa Ana de los Palafreneros (Vaticano),
sendos crucifijos de Génova (Italia) y Perpiñán (Francia)
y la Virgen de los Dolores de Enna (Italia). El
recorrido, de 3,75 kilómetros, pasará por algunos de los lugares más
emblemáticos de Roma, como la via Claudia, el entorno del Coliseo y el Circo
Máximo. Se estima que la procesión durará más de seis horas.
La riqueza de las tradiciones
El arzobispo de Sevilla ha
recordado que la fe no es una herencia o una tradición, sino la adhesión personal a Dios,
que se alimenta con la oración. Tampoco es algo efímero, sino que es la misma
que vivieron los apóstoles. En la misma línea, las tradiciones no son una carga
sino una riqueza. Por ello deben ser levadura y fermento en el mundo de ahora.
Ha señalado asimismo que
el año santo es una época de conversión y perdón. «El hombre tiene que
dejar atrás sus pecados y buscar la gracia del Jubileo», ha invitado. Y al
recordado en este sentido cómo «ayer con alegría y recogimiento, cruzamos el umbral para ganar la salvación a
través de la Puerta Santa».
Ha concluido sus palabras
pidiendo que la peregrinación a Roma y la participación en el Jubileo de las
Cofradías afiance a todos los cofrades y miembros de hermandades en la fidelidad al Papa y la comunión
con los hermanos. El Jubileo no termina ahí, ha subrayado. Al
contrario, debe servir para tener una experiencia de fe más profunda
y difundirla.
María Martínez López
Fuente: Alfa y Omega