Fue el primer
ecuménico de la historia, participaron 300 obispos de todo el orbe cristiano y
de él surgió la formulación del Credo como la conocemos
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| Una representación del concilio de Nicea. Dominio público |
El emperador Constantino,
que por esas fechas aún no había sido bautizado, facilitó, sin embargo, la
celebración del mismo, ya que puso a disposición los obispos los servicios de
postas imperiales para que hicieran el viaje, además de ofrecerles hospitalidad
en la ciudad de Nicea de Bitinia,
cerca de su residencia de Nicomedia.
Bajaban las aguas revueltas en la
Iglesia católica por la herejía propugnada por Arrio desde
hacía siete años. Las enseñanzas erradas de este presbítero de Alejandría
habían encontrado eco en muchos sacerdotes y prelados, pese a que fue excomulgado en un sínodo de todos los
obispos de Egipto. ¿Jesucristo era
Dios, al mismo nivel que el Padre, o estaba subordinado a Él? Esta era la
principal pregunta que formulaban los que se empezaron a conocer como arrianos, y que –sintetizando la
controversia– posicionaban al Hijo en desventaja frente al Padre.
Un hispano tuvo una especial relevancia en el concilio de
Nicea: el obispo Osio de Córdoba. Asistió también Alejandro de Alejandría, ayudado por el entonces diácono Atanasio, Marcelo de Ancira, Macario de Jerusalén, Leoncio de Cesarea de Capadocia, Eustacio de Antioquía y unos presbíteros en representación del Obispo de Roma, que no puedo asistir debido a su avanzada edad. Unos
auténticos «primeros espadas» en la ortodoxia y la defensa de la fe.
El peligro arriano
Frente a ellos, los arrianos,
representados por Eusebio de
Cesarea, Eusebio de Nicomedia y
algunos otros. En total, alrededor de trescientos
obispos, la mayor cifra en los tres siglos de historia de la Iglesia. Y,
tras las deliberaciones más o menos apasionadas, surgió un auténtico tesoro de
la Iglesia que aún se recita hoy: el credo
niceno, posteriormente ratificado en el concilio de Constantinopla, celebrado en el año 381.
«Es uno
de los grandes capítulos de la historia de la Iglesia», sentencia Amedeo Lomonaco en un artículo
publicado en el portal oficial del Vaticano. Se trata de un «hito», como
subrayaba el Papa Francisco en
la bula por la que convocaba el Jubileo 2025. Fue convocado con la tarea de
preservar la unidad, «gravemente
amenazada –como recordaba Francisco en el documento Spes
non confundit–, por la negación de la divinidad de Jesucristo y de su
igualdad con el Padre».
El Papa León
XIV podría tener en mente a Turquía como uno de sus primeros destinos
a visitar. En su recepción a los periodistas acreditados en el Vaticano el
pasado 12 de mayo, el Santo Padre confirmó que siguen
adelante los preparativos del viaje para conmemorar los 1.700 años del
concilio de Nicea. «Lo estamos preparando», reconoció el Papa al ser preguntado
por ello, dejando claro que el proyecto sigue
en pie.
Álex Navajas
Fuente: El Debate
