Una propuesta en misa hace cinco años llevó a la joven Lucía a hacer de modelo para la Madre de Dios
![]() |
YouTube / Santuario de Torreciudad |
El santuario de Torreciudad, erigido
a los pies del Pirineo aragonés, está dedicado a la Virgen María, en su
advocación de Nuestra Señora de los Ángeles de Torreciudad. La talla que
concentra esta devoción es una imagen románica, venerada al
menos desde el siglo XI —aunque posiblemente desde antes—, que representa a la
Madre de Dios con el Niño Jesús sobre sus rodillas.
En el santuario
—confiado a la prelatura del Opus Dei desde 1962 y cuyo futuro jurídico,
canónico y pastoral está
aún en el aire— hay, no obstante, muchas otras representaciones artísticas
de la Virgen: una de las más recientes está ubicada en el espacio interactivo
llamado Vive la experiencia de la fe. Se trata de un
recorrido con diversas propuestas audiovisuales que, en palabras de sus
impulsores, busca «acercar la comprensión de lo que es el santuario y facilitar
la experiencia de una alegre renovación interior».
Como parte del
recorrido hay una sala con varias esculturas hiperrealistas que
simbolizan a la humanidad que camina hacia la Virgen María, representada aquí
con los brazos abiertos y mirada limpia, acogiendo al peregrino. El rostro de
esta escultura de la Virgen también viene de lejos: es el de Lucía, una
joven de Barcelona a la que un día se le acercó una conocida en la
misa que frecuentaba y le ofreció ejercer de modelo para la Madre de Dios.
«Me explicó el
proyecto: necesitaban una modelo para la cara que recordara a lo que podría
haber sido la Virgen María», explica la propia Lucía en un vídeo publicado
recientemente por el santuario de Torreciudad en el que explica su historia. «Yo
me había consagrado a la Virgen María, y en la consagración hay partes
donde dices ‘Soy tuya’, por eso dije que sí; no podía decir que no», explica.
Con este
pequeño «hágase» empezó el proceso, en el que el equipo de artistas emplearon
unos moldes de una masa semejante a la arcilla. «Era una época difícil
para mí, porque mi padre estaba muy enfermo en ese momento», recuerda
Lucía, aunque la cosa cambió rápidamente después de hacer de modelo: «Al
día siguiente conocí a mi marido y empezamos a salir, mi padre se
curó… Fue una época dura y bonita», señala.
De aquello hace
cinco años, y hace tres que Lucía se casó. «Soy muy de la Virgen María
porque me hizo ver mi vocación al matrimonio», reflexiona en el
vídeo, haciendo balance junto a la escultura de los últimos cinco años: «Ha
cambiado mi vida completamente», dice.
Guillermo Altarriba Vilanova
Fuente: El Debate