De nuevo llega la Cuaresma, con el Miércoles de Ceniza, y conviene recordar que no se trata de un día común, para que nos dispongamos a celebrarlo debidamente
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El calendario litúrgico marca que está a punto de llegar la
Cuaresma, que, como bien sabemos, iniciará el Miércoles de Ceniza, que este año
será el 5 de marzo.
Cabe destacar que no se trata de un día común, sino que es una
jornada de oración y ayuno que debe disponernos a vivir cuarenta días de
conversión, en vistas a celebrar la alegría de la Pascua de Resurrección.
Pues bien, para aprovechar mejor este día especial, Aleteia te
ofrece cinco consejos.
1. SENTIDO DEL AYUNO Y LA ABSTINENCIA
Recordemos que la Iglesia manda hacer ayuno solamente dos días: el
Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. En cuanto a guardar la abstinencia de
carne debe realizarse todos los viernes de Cuaresma -y en algunos países,
durante todo el año-.
El Código de Derecho Canónico así lo marca:
"La ley de la abstinencia obliga a los que han cumplido
catorce años; la del ayuno, a todos los mayores de edad, hasta que hayan
cumplido cincuenta y nueve años".
CIC 1252
El objetivo es formarnos en un auténtico sentido de penitencia,
por eso el Código se refiere también a los menores de edad:
"Cuiden sin embargo los pastores de almas y los padres de que
también se formen en un auténtico espíritu de penitencia quienes, por no haber
alcanzado la edad, no están obligados al ayuno o a la abstinencia".
CIC 1252
Ahora bien, el ayuno debe guardarse durante todo el día, porque en
ocasiones se tiene la creencia de que este se "rompe" al mediodía, es
decir, que la persona no toma alimento en toda la mañana y que a partir de las
doce puede comer de manera normal.
La forma en que la Iglesia aconseja el ayuno es hacer dos comidas
ligeras - puede ser en la mañana y en la noche - y una comida fuerte en la
tarde. Y no consumir alimentos entre comidas.
2. PREPARAR EL CORAZÓN PARA LA CUARESMA
Al mismo tiempo que nos preparamos físicamente para este día,
dispongamos nuestro corazón para recibir las gracias que Dios desea regalarnos
en este tiempo litúrgico.
Asistir a Misa, escuchar la Palabra de Dios y recibir la ceniza
nos ayudará a visualizar la Cuaresma como una oportunidad más para
transformarnos en cristianos más comprometidos con Dios y nuestros prójimos.
También podemos auxiliarnos leyendo vidas de santos, los santos
Evangelios o incluso viendo alguna película sobre la vida de Cristo.
3. ORAR MÁS
Este también es un tiempo para profundizar en la oración. Tenemos
una buena oportunidad para comenzar con la Liturgia de las Horas, el rezo del santo rosario y la coronilla de la Misericordia. Hay opciones en audio y video para
que sea más fácil rezar durante las horas "muertas", como las que
tenemos que transcurrir en el tráfico o esperando turno en algún sitio.
Por supuesto, podemos iniciar con la oración personal por la
mañana y por la noche, bendiciendo los alimentos y dando gracias a Dios antes
de comenzar nuestras actividades cotidianas.
El ofrecimiento del día también hará que nuestra jornada se
convierta en una oración continua, lo importante es tener nuestra mente y
corazón puestos en Dios.
4. PROGRAMAR UN VERDADERO CAMBIO
¿Qué tal si ponemos por escrito los propósitos de la Cuaresma,
como lo hacemos en Año Nuevo? Decidirnos a realizar un cambio real en nuestra
vida se llevará a cabo con más facilidad si lo escribimos y programamos
acciones concretas para lograrlo.
Porque si lo dejamos a la memoria, puede ocurrir que no lo tomemos
en serio y terminemos la Cuaresma igual que como la comenzamos.
5. SACRIFICARSE AUNQUE SEA EN ALGO PEQUEÑO
En esta época en la que nadie quiere sufrir, bien vale la pena
comenzar con hacer sencillos sacrificios que nos redituarán en gran provecho
espiritual.
Dejar de comer algún alimento que nos agrade mucho, no comprar
artículos innecesarios, obsequiar algún objeto al que tengamos especial apego,
cualquier acción que nos signifique esfuerzo y algo de "dolor" serán
muy agradables a Dios.
Ojalá que estas sencillas practicas nos ayuden a vivir un
Miércoles de Ceniza diferente, e iniciar una Cuaresma con ánimo de santidad.
Mónica Muñoz
Fuente: Aleteia