Estos próximos días, date la oportunidad de explorar sinceramente tu interior y descubrir las causas y justificaciones que te impiden ser mejor persona
![]() |
Zoteva | Shutterstock |
El arrepentimiento es
un estado de conciencia profundo que nos invita a reconocer nuestras faltas,
aceptar que nos hemos equivocado y asumir la responsabilidad de nuestros actos.
Este proceso no se limita a un mero reconocimiento intelectual, sino que implica
un cambio interior, una transformación del corazón que nos lleva a buscar la
reconciliación con nosotros mismos, con los demás y, sobre todo, con Dios, para
ser una mejor persona estos días. Durante la Cuaresma, este tema adquiere una
relevancia especial, ya que es un tiempo propicio para la reflexión, la
conversión y para un encuentro con la misericordia divina.
Tiempo de arrepentimiento
El arrepentimiento no
debe ser visto como un momento para alimentar la culpa, sino como un camino de
liberación. San Agustín describe cómo su vida estuvo marcada por
darse la rienda suelta en la búsqueda de placeres efímeros; fue a través del
arrepentimiento y la aceptación de la gracia divina que encontró la paz
interior. Para el santo, el arrepentimiento no es un fin en sí mismo, sino un
medio para acercarse a Dios y experimentar su amor misericordioso de una manera
humilde.
Confianza en la misericordia
Santa Teresa de
Ávila, una gran Doctora de la Iglesia, enfatizó la importancia de confiar en la
misericordia de Dios. En sus escritos, nos recuerda que Dios no nos
abandona por nuestros errores, sino que nos espera con los brazos abiertos para
perdonarnos y guiarnos de nuevo hacia Él, por lo que arrepentirse no debe
ser un acto de desesperación, sino de esperanza. Es la certeza de que, por más
que hayamos fallado, el amor de Dios es más grande que nuestras faltas.
Aceptar nuestra fragilidad
San Juan de la Cruz
describe el arrepentimiento como un proceso de purificación. Para él, el
reconocimiento de nuestros errores y la aceptación de nuestra fragilidad humana
son pasos necesarios para alcanzar la unión con Dios.
Esta purificación no
es un castigo, sino un acto de amor que nos prepara para recibir la luz divina.
Durante la Cuaresma, este proceso adquiere un significado especial, ya que nos
invita a despojarnos de todo aquello que nos aleja de Dios y a abrir nuestro
corazón a su gracia.
La voluntad para cambiar
Santo Tomás de Aquino
subraya la importancia de la intención en el acto de arrepentimiento. No basta
con reconocer que hemos actuado mal; es necesario tener la firme voluntad de
cambiar y de no volver a caer en los mismos errores.
Este propósito de
enmienda es lo que distingue un arrepentimiento auténtico de uno superficial.
Para este santo, el arrepentimiento debe ir acompañado de obras concretas que
demuestren nuestro deseo de mejorar y de vivir en armonía con la voluntad
de Dios.
Tiempo de renovación
La Cuaresma es un
tiempo privilegiado para experimentar el arrepentimiento como un encuentro con
la luz divina. No se trata de un período de tristeza o desesperación, sino de
una oportunidad para renovar nuestra fe y nuestra confianza en Dios. El
arrepentimiento nos permite despojarnos de las sombras que nos rodean y
abrirnos a la luz que ilumina nuestras vidas y nos guía hacia la salvación.
Se trata de
reflexionar sobre nuestra propia manera de pensar y actuar con la mirada puesta
en el amor a Dios y estar decididos a hacer un cambio contundente de nuestros
defectos y debilidades.
Guillermo
Dellamary
Fuente: Aleteia