POR QUÉ EL JUICIO FINAL ES UNA IMAGEN DE LA VERDADERA ESPERANZA CRISTIANA

Algunos podrán pensar que el Juicio Final sea aterrador, pero el Papa Benedicto XVI vio en él una imagen de auténtica esperanza

Miguel Ángel | Dominio público

El cuadro del Juicio Final de Miguel Ángel es una imagen llena de actividad.

En ella, la gente es llevada al cielo, pero al mismo tiempo, muchos también son arrastrados al infierno.

Ciertas partes del cuadro son aterradoras y algunos podrían pensar que no es una imagen de esperanza.

Sin embargo, el Papa Benedicto XVI lo señala en su encíclica sobre la esperanza, Spe salvi .

Gracia y justicia

Explica en su encíclica que el Juicio Final debe darnos esperanza:

La imagen del Juicio Final no es ante todo una imagen de terror, sino una imagen de esperanza; para nosotros puede ser incluso la imagen decisiva de la esperanza . ¿No es también una imagen aterradora? Yo diría: es una imagen que evoca responsabilidad, una imagen, por tanto, de ese miedo del que hablaba san Hilario cuando decía que todo nuestro miedo tiene su lugar en el amor.

El Papa Benedicto XVI amplía aún más sus pensamientos explicando la esperanza que hay en la justicia de Dios:

Dios es justicia y crea justicia. Éste es nuestro consuelo y nuestra esperanza . Y en su justicia hay también gracia. Esto lo sabemos al dirigir nuestra mirada a Cristo crucificado y resucitado. Ambas cosas, justicia y gracia, deben ser vistas en su correcta relación interna. La gracia no anula la justicia. No convierte el mal en bien. No es una esponja que lo borra todo, de modo que todo lo que uno ha hecho en la tierra termine teniendo el mismo valor.

Podemos esperar en Dios por su justicia y en su justicia él da gracia a toda la humanidad.

El Papa Benedicto XVI continúa centrándose en esta interacción de gracia y justicia:

El juicio de Dios es esperanza , tanto porque es justicia como porque es gracia. Si fuera sólo gracia, haciendo que todas las cosas terrenas dejen de tener importancia, Dios todavía nos debería una respuesta a la pregunta sobre la justicia, la pregunta crucial que hacemos a la historia y a Dios. Si fuera sólo justicia, al final sólo podría traernos miedo a todos. La encarnación de Dios en Cristo ha unido tan estrechamente los dos –juicio y gracia– que la justicia está firmemente establecida: todos trabajamos por nuestra salvación “con temor y temblor” ( Flp  2,12). Sin embargo, la gracia nos permite a todos esperar y acudir confiados al encuentro del Juez, a quien conocemos como nuestro “abogado”, o  parakletos  (cf.  1 Jn  2,1).

Dios es juez justo y por eso podemos esperar en él. Él no trata a la humanidad con astucia ni por capricho. Sabemos las expectativas que deposita en nosotros y también conocemos el inmenso amor que nos tiene.

Él es nuestro Abogado en el Juicio Final y eso no debe darnos miedo, sino esperanza en su amor misericordioso.

Philip Kosloski

Fuente: Aleteia