Monjes benedictinos de la abadía de Sainte-Marie de la Garde. |
Este esfuerzo también busca
revivir la tradición de los 'monjes constructores', una práctica que data de la
Edad Media y que dejó una huella indeleble en la arquitectura europea.
La iniciativa, de la que informa National Catholic Register (NCR), conocida
como el «Gran proyecto de esperanza»,
comenzó en mayo de 2023 con la construcción de un claustro, una torre
campanario y las viviendas para los monjes. Las siguientes fases contemplan la
edificación de una iglesia abacial, una cripta, un complejo hotelero, una sala
de conferencias y una enfermería.
El plan emprendido por los monjes benedictinos se
inspira en modelos arquitectónicos clásicos, especialmente del románico y la
tradición cluniacense, es decir, de la Orden de Cluny, orden monástica católica
reformada que quiso volver a la forma de vida original de la Orden de San
Benito. ¿El objetivo? Crear una «abadía para
el siglo XXI» que perdure en el tiempo.
Un éxito providencial
El proyecto no solo responde a una necesidad de espacio y funcionalidad
para la comunidad, sino que también refleja un renacimiento de la vida
monástica en Francia. A diferencia de otras regiones de Europa, donde la
secularización ha afectado profundamente, la abadía Sainte-Marie de la Garde y
su comunidad madre, la abadía Sainte-Madeleine de Barroux, ha experimentado un
espectacular crecimiento de vocaciones y fieles.
Esta última, fundada en 1970 por Dom Gérard Calvet, ha sido un referente en la celebración de la
misa tradicional en latín y en la preservación del canto gregoriano. En 2001,
el aumento del número de monjes de Le Barroux llevó a una expansión: parte de
la comunidad se trasladó a la diócesis de Agen para poder acoger nuevas
vocaciones y más fieles.
El hermano Ambroise, prior de Sainte-Marie de
la Garde, explica para NCR que
este traslado fue providencial. En ese momento, el obispo de Agen, Jean-Charles
Descubes, deseaba una comunidad contemplativa en su diócesis y trabajó
arduamente para facilitar su llegada.
Sin embargo, debido a la
falta de abadías o prioratos en la zona, los monjes tuvieron que adquirir una
propiedad, restaurarla y transformar un antiguo aprisco en lo que sería su
nueva capilla. El trabajo de restauración no fue fácil, pero la comunidad
creció y, en 2021, el priorato de Sainte-Marie de la Garde se convirtió en
abadía, eligiendo a su primer abad en un momento crucial para su desarrollo y
futuro.
Prioridad:
acoger vocaciones y fieles
Hasta ahora, la comunidad alberga a 19 monjes con una edad media de 47 años, enfrenta
una falta de espacio en su estructura, que apenas puede acoger a 20 o 25
miembros. El crecimiento constante de las vocaciones, con una o dos nuevas
incorporaciones cada año, hace que la necesidad de más espacio sea urgente.
Sin embargo, para ellos la
prioridad sigue siendo la acogida de los fieles para la misa. La capilla, que
solo tiene capacidad para unos 100, se queda pequeña los domingos y en las
festividades, especialmente en verano, cuando deben instalar una pantalla
exterior para permitir que los fieles puedan seguir las celebraciones y
oficios.
Desde el principio, la comunidad sabía que necesitarían
construir su propia abadía, pero nunca lo vieron como una carga. Las obras
comenzaron en mayo de 2023 y actualmente están enfocadas en renovar las tres
alas principales del claustro, el refectorio, la biblioteca, el campanario y
las celdas. En la segunda fase del proyecto, que finalizará en 2027, se prevé
construir una cuarta ala con una iglesia abacial y una cripta. Para la década
de 2030, se proyectan un hotel, cocina, salas de visita, portería y enfermería.
El coste total de la
construcción es de unos 25 millones de
euros, financiado exclusivamente por el mecenazgo privado debido a la ley
de 1905 que prohíbe la financiación pública para proyectos religiosos.
Actualmente, la comunidad necesita aún unos 6 millones de dólares para
completar la primera fase de este proyecto.
Reconstruir
un ideal monástico
Para apoyar la construcción de su nueva abadía,
los monjes de Sainte-Marie de la Garde han activado varias plataformas de
recaudación de fondos, contando con el apoyo estratégico de Stéphane Abrial, un experto en
mecenazgo que fue comandante del Comando Aliado de Transformación de la OTAN.
Según el hermano Ambroise, «es un proyecto ambicioso, pero razonable», ya que
destaca que el papel de los monasterios será cada vez más relevante en el
futuro.
«Nos corresponde a nosotros mostrar una audacia
totalmente cristiana para reavivar la esperanza en los corazones. ¡No tenemos pretensiones, pero sí una convicción
profunda!», declara para el Register.
El objetivo principal de esta construcción no es solo el crecimiento físico de
la comunidad, sino también un recordatorio al mundo sobre la primacía de Dios
en medio de la vida humana y sus inquietudes temporales.
La comunidad de Sainte-Marie de la Garde tiene la mirada
puesta no solo en la construcción de su abadía, sino también en el apoyo a las
poblaciones locales, especialmente aquellas que, al estar alejadas de los
grandes centros urbanos, enfrentan dificultades económicas. Con una serie de iniciativas, particularmente en el campo
de la formación, buscan ayudar a las familias que luchan por su futuro.
El impacto ya comienza a notarse: familias enteras están adquiriendo propiedades en los
alrededores de la abadía, convencidas de que la presencia de la comunidad
transformará la dinámica local. El «Gran proyecto de esperanza» refleja una
profunda confianza en el futuro y destaca el papel esencial que los cristianos
están llamados a desempeñar en tiempos de crisis. Con un mensaje arraigado en
una herencia atemporal, la construcción del complejo sigue el espíritu milenario
de la arquitectura monástica europea, para asegurar su legado duradero.
María Rabell García. Corresponsal en Roma y El Vaticano
Fuente: El Debate