«Te engaña diciéndote que tú eres Dios y acaba anulando a la persona», afirma este experto
ReL |
El investigador
y profesor español Luis Santamaría del Río pertenece a
la Red
Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) y es uno de los
miembros de esta entidad que más aparecen en los medios de comunicación.
Pero una de las
facetas de su labor que más valora, junto con la ayuda y orientación a
familias y personas afectadas por el fenómeno sectario, es la de
la formación. En las últimas semanas ha estado presente en varias
diócesis españolas, impartiendo conferencias públicas y sesiones de formación
del clero.
También ha
escrito varios libros, entre los que destaca el reciente A las afueras de la cruz. Las sectas de origen cristiano en
España (BAC, 2023).
En este
contexto, el pasado 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada
Concepción de la Virgen María, presentó su último libro: La
Nueva Era en el siglo XXI. Disponible en Amazon en papel, una ojeada a
su índice nos muestra el gran repertorio de temas abordados: teosofía y
antroposofía, yoga y mindfulness, reiki, bioneuroemoción, eneagrama, constelaciones
familiares, terapia Gestalt, registros akáshicos, homeopatía, flores de Bach…
También aparecen sectas bien conocidas, como Cienciología, Nueva Acrópolis, las
asociaciones gnósticas y otras, a lo largo de sus más de 300 páginas.
-La gente te
asocia al fenómeno de las sectas. ¿Por qué ahora publicas algo sobre la Nueva
Era?
-La verdad es
que la mayoría de las sectas que están surgiendo y teniendo
éxito hoy son las que se mueven en este contorno difuso que llamamos Nueva Era o entorno holístico. Basta con mirar las
operaciones policiales relativas a sectas en España en los últimos dos o tres
años para darnos cuenta de que en la inmensa mayoría de las ocasiones se
trataba de grupos de la galaxia New Age: terapias, neochamanismo, coaching,
búsqueda del bienestar, meditación… ¡Eso es lo que está de moda!
-Entonces
¿podemos identificar el sectarismo con la Nueva Era?
-No, no
exactamente. Pero hay muchísimos vínculos. Por un lado, como acabo de decirte,
hay un montón de sectas que se inscriben en la atmósfera New Age. Pero toda
esta atmósfera, o “neblina”, como le gustaba decir al experto Manuel Guerra, tiene unas claras derivas sectarias.
En los últimos años he visto cómo crece, entre las familias que piden ayuda, el
número de casos que tienen que ver con personas que no pertenecen estrictamente
a una secta, a un grupo concreto, pero que al entrar en la Nueva Era y ponerse
a seguir a un “maestro espiritual”, terapeuta, corriente, técnica de
meditación o de sanación… han cambiado de forma de ser, siendo manipulados
y adoctrinados simplemente a través de redes sociales, mensajes de
WhatsApp y vídeos de YouTube. Delirante.
-¿Cómo
resumirías los peligros de la Nueva Era?
-Lo resumiría
con una palabra: engaño. Se presenta como algo luminoso, cuando la
verdad es que, si arañas un poco, descubrirás que se trata de una realidad
oscura, muy oscura. Los riesgos que se corren al entrar en
el mundo de la Nueva Era son muy variados, y la intensidad de cada uno depende
del grupo o corriente de que se trate: hay daños económicos, de salud física y
mental, familiares y sociales… y, algo que es muy importante para los
cristianos, también daños espirituales. Por eso suelo hablar de que
se trata de una estafa integral. Algo que va mucho más de lo económico, y que
supone un llegar a perder la vida, el alma.
-¿Y cómo es
el proceso de entrada? ¿La Nueva Era “capta” como lo han hecho las sectas toda
la vida?
-Sí, se trata
de un procedimiento muy semejante. Lo que pasa es que en la Nueva Era a veces tiene
más protagonismo el sujeto que será víctima del engaño, porque está en búsqueda,
y lo que encuentra es esto. Los gurús están a la vuelta de la
esquina para captar y someter a nuevos adeptos. Y ahora su principal aliado
está en Internet: las redes sociales. Así pueden acceder a personas
que tienen cualquier tipo de problema o dificultad, que buscan soluciones, que
necesitan conectar consigo mismas o aportar su granito de arena para hacer un
mundo mejor. En todos estos casos, las palabras seductoras de la New Age atraen
por su belleza, luminosidad, paz… pero todo es apariencia, un
escaparate que oculta la realidad que hay detrás, de verdadera esclavitud,
de casos de sadismo.
-¿Cómo se
puede combatir?
- Cuidándonos
mucho unos a otros, lo primero. Queriéndonos. Preocupándonos de los
demás. Vivimos en un mundo cruel y lleno de oscuridades e injusticias, que
aprovechan las diversas corrientes de la Nueva Era para presentarse como redentoras.
También es importante, por parte de los creyentes, que no tengamos miedo
a dar testimonio de nuestra fe, y a presentar el tesoro de nuestra
espiritualidad, que supera con mucho lo que nos ofrece la New Age, que es puro
sucedáneo, y del malo. Además, considero fundamental formarnos. Es
un empeño al que dedico mucho tiempo, y precisamente este libro responde a esa
necesidad que veo por todos lados.
-¿Cómo has
escrito este trabajo?
-Me propuse
reunir en un solo volumen diversos materiales que he ido
elaborando en los últimos años, porque cada vez dedico más tiempo a este
fenómeno. De una forma ordenada e intuitiva he incluido cosas ya escritas en
Internet –tanto artículos divulgativos como otros de investigación académica–,
otras que he preparado para cursos de formación que he dado a
diversos colectivos y hasta documentación inédita procedente
de informes que he tenido que preparar para algunos tribunales.
-¿Es éste el
libro definitivo sobre la New Age?
-¡Uy, no! Eso
es imposible. La Nueva Era siempre se está reinventando. Cada día
aparecen otras variantes, corrientes, autores, sectas… Es una galaxia en
constante evolución. No he pretendido hacer un libro definitivo, sino una
especie de manual de referencia. Creo haber recogido lo más
significativo, especialmente en la realidad española e iberoamericana. Yo
siempre recomiendo dos obras fundamentales desde la perspectiva cristiana: el
documento del Vaticano sobre el tema (Jesucristo portador del agua de la vida) y el libro
de Raúl Berzosa Nueva Era y cristianismo, de hace tres décadas. Mi
libro también viene a actualizar todo lo que ya se ha dicho hasta ahora.
-Hablando de
eso… ¿cuál es la postura de la Iglesia católica sobre la Nueva Era?
-Es un aspecto
muy interesante y poco conocido de la enseñanza de la Iglesia, la verdad. En el
libro lo resumo, pero puede encontrarlo cualquiera en el documento que cité antes, que tiene ya 21 años pero sigue
siendo totalmente aplicable. El Magisterio de la Iglesia no condena la Nueva
Era. Tampoco la aprueba, por supuesto. Hace un análisis en profundidad para ver
qué ofrece al ser humano contemporáneo y desentraña, más allá de las
apariencias, cuáles son sus trampas. Y señala, de forma autocrítica, los
desafíos que plantea la Nueva Era a la comunidad cristiana.
-Después de
tantas décadas de vida… ¿podemos seguir llamando “nueva” a la Nueva Era?
-Es siempre
nueva en el sentido de que cada vez adquiere nuevos rostros. Como te dije
antes, se reinventa continuamente. Pero, en el fondo, la New Age no es
más que el rostro actual de la mentalidad gnóstica clásica, ese pensamiento
mágico que ha ido brotando y rebrotando a lo largo de la historia.
Muchas veces, mezclándose con ideas y prácticas cristianas, parasitando la fe y
deformándola. Porque su idea clave es la de la propia divinidad: la
Nueva Era te engaña diciéndote que tú eres Dios. Un endiosamiento que acaba
anulando a la persona.
Luis
Javier Moxó
Fuente: ReligiónenLibertad