Intervención en el 26 Congreso Católicos y Vida Pública
InfoCatólica |
El obispo de
Orihuela-Alicante ha tildado al socialismo de «ideología enemiga de la Cruz»,
que «ha hecho de estas corrientes sociológicas y políticas la tumba de los
pueblos, en las que ‘papá Estado’ solucione todos los problemas, olvidando
apelar al sacrificio y el compromiso».
En la
intervención del sábado del 26 Congreso Católicos y Vida Pública, José
Ignacio Munilla, obispo de Orihuela-Alicante, ha aseverado que el mal
principal de nuestro tiempo es que «nos hemos vuelto enemigos de la
cruz, llevando a una crisis imperante: cultural, antropológica, política,
eclesial…». Durante su conferencia ‘Pensar y actuar en tiempos de
incertidumbre’, Munilla señaló que «este avance y esta imposición
sistemática de una nueva sociedad, no podremos afrontarlo solo con la denuncia
y la alternancia política, sino que se requiere un movimiento de conversos.
Sólo vamos a salir de esta crisis por una renovación de santidad». En esta
línea, ha continuado: «Supone un cambio de cosmovisión en el que
pasemos de ser enemigos de la Cruz, a ser el pueblo de la Cruz. Sin la Cruz no
hay gloria; hay un error grande que es hacer una dicotomía entre la Cruz y la
felicidad; la Cruz nos lleva a la gloria, y la gloria es la felicidad plena».
Ante esta
impotencia por el desorden social, el obispo de Orihuela-Alicante ha tildado al
socialismo de «ideología enemiga de la Cruz», que «ha hecho de
estas corrientes sociológicas y políticas la tumba de los pueblos, en las que
‘papá Estado’ solucione todos los problemas, olvidando apelar al sacrificio y
el compromiso». Asimismo, Munilla ha apuntado que este tipo de ideologías
están generando una «crisis antropológica, elevada a categoría de ley y
norma suprema, que pretende rebelarse contra el orden natural, convirtiendo las
heridas en derechos, en lugar de aceptar las heridas afectivas, fruto de la
desintegración de la familia».
En este
sentido, el obispo ha subrayado cómo el pensamiento mundano «se nos ha
infiltrado a todos». «Se está intentando compensar el vacío
interior del hombre con el consumismo y el materialismo; huyendo del compromiso
afectivo y de la apertura del don de la vida; y se está tratando el sufrimiento
como algo incompatible con la dignidad humana: este mundo sufre muchísimo por
no querer sufrir, por escaparse de la cruz de Cristo».
CCyVP
Fuente: InfoCatólica