TODOS LOS MIÉRCOLES, SAN JUDAS TADEO ABARROTA ESTA IGLESIA DEL CENTRO DE MADRID

La parroquia de la Santa Cruz, a tiro de piedra de la plaza Mayor, celebra más Misas este día que los domingos por la devoción al patrono de las causas perdidas

Devotos de San Judas Tadeo. Foto: Rodrigo Moreno Quicios.
Dominio público
Es miércoles y, a la entrada de la parroquia de la Santa Cruz, como todas las semanas, devotos de todas partes hacen fila para confiarse a san Judas Tadeo. «Es una gran devoción que creció con el boca a boca, es el patrono de las causas desesperadas y la gente dice que, cuando le encomienda algo difícil, siempre se lo concede». Nos lo cuenta desde uno de los salones interiores de esta iglesia su párroco, Alberto Andrés.

La tradición es muy reciente, comenzada en 1989 por José María Enríquez de Salamanca, uno de los predecesores del párroco. Fue quien tuvo la idea de traer a esta iglesia la pequeña imagen milagrosa que «a la gente le entusiasma tocar». «Les ha curado enfermedades de familiares, encuentra las cosas cuando se pierden y se le encomiendan sobre todo temas de salud y de trabajo», recuerda Andrés. Los peregrinos vienen de todos los barrios de Madrid, Toledo, Segovia, Ciudad Real «y también Colombia, Ecuador y México, donde san Judas Tadeo está muy arraigado y tiene un santuario nacional».

Fruto de esta devoción, los miércoles el templo permanece permanentemente abierto, también a la hora de la comida, cuando cierra sus puertas el resto de la semana. «La gente va llegando gota a gota, aprovecha para confesarse y tenemos expuesto al Santísimo». De hecho, es un día tan grande que cuenta con seis Misas, dos más que el domingo y el doble que entre semana. Alberto Andrés hasta nos revela una primicia: «Este año por primera vez vamos a sacar en procesión a san Judas Tadeo el día 28 de este mes».

Pero no es la única devoción de esta iglesia, que cuenta con once cofradías marianas. Precisamente este 12 de octubre, la parroquia de la Santa Cruz ha albergado una «Misa baturra» en honor de la Virgen del Pilar. Pilar Granado, hermana mayor de la Real, Ilustre y Primitiva Archicofradía y Esclavitud de Nuestra Señora del Pilar —la más antigua en la capital dedicada a esta advocación— explica que es una Eucaristía en la que los asistentes «se visten de maños y cantan jotas con bandurrias». «Es una celebración diferente, a la que viene mucha gente. Algunos años han tenido que sentarse en las escaleras del altar mayor», recuerda Granado, quien confiesa que «se me pone la carne de gallina solo de hablar de eso».

La archicofradía, fundada en 1616 en torno al Hospital de Montserrat —un sanatorio en el barrio de Lavapiés para los súbditos de la Corona de Aragón—, cuenta con 100 hermanos, algunos de 94 años. «La mayoría son muy mayores. Con la pandemia fallecieron muchísimos y los jóvenes que hay son nietos de otros cofrades», describe Granado. Está volcada en que «haya relevo generacional, lo que lleva mucho trabajo».

Pequeños logros

Andrés explica que en la parroquia de la Santa Cruz «la feligresía ha cambiado a lo largo de los años». Él, que es hijo de un histórico sacristán que sirvió en el templo desde 1951 hasta 1991 y se crió entre los mismos muros en los que vive como sacerdote, revela que «antes vivía mucha gente aquí y, cuando hice la primera comunión, fuimos 90 niños». Hoy, en cambio, «es sobre todo de gente mayor porque debido a los pisos turísticos y las oficinas alquilar es carísimo».

Pero el párroco no se rinde. Y tiene logros. «Hemos empezado a hacer un grupo de jóvenes y me ha sorprendido la respuesta; tenemos reuniones de entre doce y 18 personas». Entre sus actividades, «un viernes al mes hacemos adoración eucarística» y alguna vez han hecho una barbacoa en la azotea de la iglesia, coronada por un emblemático torreón de ladrillo rojo de 60 metros inaugurado en 1902 a partir de un proyecto del marqués de Cubas, quien aspiraba a «que fuera la torre más alta de la ciudad». Además, «estamos organizando un voluntariado social de escucha y acogida, porque en este barrio hay mucha gente en la calle, desarraigada, y queremos salir hacia ellos para que se sientan personas queridas».

Otro de los proyectos que está funcionando en la parroquia de la Santa Cruz es «un catecumenado para mayores de 30 años que no han recibido el sacramento de la Confirmación». Tras tres semanas anunciándolo al final de la Misa, «ya se han apuntado 20 personas», revela Andrés, quien celebra que «hay que trabajar con lo que tenemos y vamos revitalizando la comunidad poco a poco».

Rodrigo Moreno Quicios

Fuente: Alfa y Omega