«Ha sido un encuentro importante y emotivo. El Santo Padre mostró un extraordinario interés por los esfuerzos de paz en Oriente Medio»
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En L'Osservatore Romano la entrevista con el ex Primer
Ministro israelí y el ex Ministro de Asuntos Exteriores palestino recibidos hoy
en audiencia por Francisco: Jerusalén debería ser gestionada por una
administración fiduciaria de cinco Estados, incluidos Israel y Palestina.
«Ha sido un encuentro importante y emotivo. El Santo Padre
mostró un extraordinario interés por los esfuerzos de paz en Oriente Medio».
Ehud Olmert, de 78 años, ex primer ministro del Estado de Israel, se ha reunido
esta mañana con el Papa Francisco, junto con el ex ministro de Asuntos
Exteriores del Estado palestino, Nasser Al-Kidva, y una delegación de
activistas por la paz. Olmert, que fue primer ministro hasta 2009, tiene un
importante pasado en las negociaciones de paz en Oriente Medio: bajo su gobierno
se firmó un alto el fuego en la guerra del Líbano de 2006, y fue el responsable
del último intento real de un acuerdo de dos Estados con el presidente
palestino Mohamud Abbas, como desarrollo de los acuerdos de Oslo de 1993,
acuerdo que entonces no se alcanzó. «El Papa Francisco nos dedicó una atención
extraordinaria durante más de media hora, explicándonos que sigue a diario cada
evolución del conflicto y que está en contacto con los cristianos de Gaza todos
los días».
«Presentamos al Santo Padre nuestra propuesta de paz para
Gaza, que contempla un alto el fuego inmediato, la liberación de los rehenes
israelíes que aún están en manos de Hamás junto con la liberación simultánea de
un número acordado de detenidos palestinos en cárceles israelíes, y la
reanudación de las negociaciones para el establecimiento de dos Estados
separados y en paz entre sí», explica el ex ministro palestino Al-Kidva,
conocido en Palestina no sólo por sus posiciones favorables a la paz, sino también
por ser sobrino del líder histórico de la Organización para la Liberación
de Palestina (OLP), Yaser Arafat.
Señor Olmert, ¿cómo pueden crearse hoy dos Estados con la
presencia de asentamientos ilegales cada vez más grandes de colonos israelíes?
Prevemos una anexión por parte de Israel de una porción de
territorio a convenir igual al 4% de Cisjordania de Palestina, a cambio de un
territorio de igual tamaño hoy dentro de las fronteras de Israel. Un territorio
que se entregaría a los palestinos y que permitiría un corredor de conexión
entre Cisjordania y Gaza.
Señor Al-Kidva, ¿qué solución para Gaza?
Israel debe retirar completamente su ejército de Gaza y
permitir la creación de una entidad palestina que la administre. Contemplamos,
como solución temporal y provisional, un Consejo de Comisarios compuesto por
tecnócratas y profesionales de reconocida valía y no por representantes
políticos. Este consejo debería estar adscrito al Consejo de Ministros de la
Autoridad Palestina, que debería prepararse finalmente para la celebración de
elecciones generales en los territorios palestinos en un plazo de 24/36 meses.
Sr. Olmert, ¿bastaría, en su opinión, este ejercicio de
buena voluntad por ambas partes para garantizar una pacificación inmediata?
No. También pensamos que es necesario desplegar en Gaza una
«Presencia de Seguridad Árabe Temporal» (TASP), que al mismo tiempo que la
retirada de las Fuerzas de Defensa Israelíes (IDF) podría estabilizar la
situación. Esta fuerza árabe de interposición debería servir de enlace con las
fuerzas de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y recibir
orientación del Consejo de Comisarios. Su principal cometido debería ser
impedir nuevos posibles ataques a Israel desde Gaza.
Señor Al-Kidva, ¿cómo podría la solución de los dos
Estados garantizar un futuro pacífico?
Mediante la obligación de que el Estado de Palestina sea un
Estado no militarizado, salvo para sus necesidades de policía interna.
Eso dejaría al Sr. Olmert con el problema central
abierto: el estatuto de Jerusalén.
Este es el punto en el que el Papa Francisco, en nuestra
reunión de hoy, se ha mostrado más interesado. Nosotros pensamos en un estatuto
especial para Jerusalén, que debería ser gestionada por un fideicomiso de cinco
Estados (entre los cuales obviamente Israel y Palestina) que tendrían plena
autoridad sobre cada parte de la ciudad, según las reglas indicadas
repetidamente por el Consejo de Seguridad de la ONU, y con un papel especial
atribuido al Reino de Jordania, como ya ocurre hoy para la Explanada de las
Mezquitas. En cualquier caso, pensamos que la Ciudad Vieja debería estar fuera
del control político y dedicada a las tres religiones monoteístas que la
consideran un lugar sagrado de oración.
¿Y qué hay de las pretensiones de ambas partes de tener
Jerusalén como capital de su Estado?
Olmert: Jerusalén puede ser la capital de Israel
en las partes que ya eran Israel antes del 5 de junio de 1967, además de los
barrios judíos construidos después del 67, que formarían parte de ese 4,4 por
ciento que he mencionado antes.
Al-Kidva: y Al Quds, la capital de Palestina,
incluiría todos los barrios árabes que no formaban parte de Israel antes de la
guerra del 67.
Una última pregunta, señor Olmert. Este plan
tan bien articulado corre el riesgo de quedarse en una ilusión. Está
en total contradicción con las intenciones del actual gobierno israelí....
Quienes me conocen saben lo que pienso del gobierno dirigido
por Netanyahu, y subordinado al fanatismo extremista de Ben Gvir y Smotrich.
Pero me consuela el hecho de que el 70% de los israelíes están cansados de esta
coalición, del enorme daño que ha causado y sigue causando a Israel. Israel es
una democracia fuerte y, democráticamente, superará a este
gobierno.
¿Con qué alternativas?
La sociedad civil que lleva dos años manifestándose
masivamente contra Netanyahu podrá expresar un nuevo liderazgo que hoy ni
siquiera podemos imaginar. Porque, repito, Israel es un país democráticamente
vivo y sólido.
Roberto Cetera - Ciudad del Vaticano
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