Van Allen Hager, "un verdadero buen pastor, que nos ha guiado con su ejemplo de fidelidad, valentía y perseverancia, de total entrega por la causa de la vida", comenta 40 Días por la Vida.
El sacerdote misionero de la Consolata Van Allen Hager. Dominio público |
Nacido el 31 de marzo de 1994 en
Nueva York, llegó a Colombia hace más de 15. Allí se ganó el aprecio de la
comunidad provida, especialmente de los voluntarios de 40
Días por la Vida, con quienes trabó amistad y acudía a rezar con
frecuencia ante los abortorios. Van Allen falleció precisamente durante
la segunda campaña anual de oración y ayuno que 40 Días por la
Vida está llevando a cabo en todo el mundo.
Como sacerdote, Van Allen Hager
tenía una poderosa motivación para rogar a Dios por el fin del aborto y las
madres embarazadas. Pero para él, como nieto de una mujer que resultó
embarazada tras una violación, la historia también era eminentemente
personal.
Él mismo lo detalló a ACI Prensa en
marzo de 2023: "Mi padre es resultado de una violación de mi abuela, que
fue violada por un vecino, y ella decidió tener el bebecito en vez de
abortarlo. Es mi padre".
Su abuela trabajaba en Nueva Jersey
cuando Van Allen vio una gran manifestación contra el aborto cerca de su casa.
"Yo no sabía nada del
movimiento provida en ese momento, pero me fui a investigar y, por la gracia de
Dios, empecé en 1996 a rezar regularmente en defensa de las víctimas
del aborto", afirmó.
Rezando por el fin del aborto
diariamente bajo la lluvia
Su compromiso, perseverancia y
constancia serían puestos a prueba tras su llegada a Bogotá, donde
no es raro que llueva durante más del 60% del año. Aquello no fue
obstáculo para que el sacerdote acudiese cada mañana al centro de abortos,
acompañado por los voluntarios de 40 Días por la Vida.
"Aquí, en este sitio, hemos
visto varias personas que aceptan nuestro consejo para tener sus hijos, y en la
última campaña hemos salvado la vida de quince bebecitos no
nacidos. Y el año pasado hemos rescatado más de cien bebecitos
no nacidos, por darles consejo en estos sitios", detalló.
Para el sacerdote, 40 Días por la
Vida se convirtió en uno de sus principales apostolados, animando a
los colombianos a tratar de cambiar las leyes que permiten matar a los niños no
nacidos e invitándoles a acudir a las campañas de oración y ayuno por "el
principio del fin del aborto. "Apoyen nuestro trabajo de manifestar
el valor de cada vida, desde la concepción hasta los últimos momentos de
nuestra vida", animaba.
"Un verdadero buen pastor"
En un post publicado en
su cuenta de Facebook, la Dirección Regional de los Misioneros de la Consolata
expresó su “gran dolor y esperanza” por la partida del sacerdote
estadounidense, “quien ha finalizado la misión que Jesucristo, misionero del
Padre, le encomendó”.
En ese sentido, invitaron a pedir a
la Virgen María y al fundador de la congregación, el sacerdote italiano José
Allamano, “para que lo acompañen al encuentro con Dios Padre y
que desde allá siga intercediendo en pro de la vida”.
Por su parte, desde 40 Días
por la Vida Colombia se afirma que el
P. Van Allen Hager ha sido "un verdadero buen pastor, que nos ha guiado
con su ejemplo de fidelidad, valentía y perseverancia, de total
entrega por la causa de la vida".
“Nos unimos de corazón y en oración
a los Misioneros de la Consolata, dando gracias a Dios por la vida y
testimonio del Padre Van, pidiendo por su eterno descanso, para que desde
el Cielo interceda por nosotros y por los bebitos por los que oró siempre con
tanto amor”, manifiesta la organización provida.
Un lugar hostil
Bogotá, y concretamente Teusaquillo,
donde rezaba el sacerdote, es un epicentro del aborto con un relevante núcleo
de activistas violentos. Precisamente el pasado sábado 28 de
septiembre, los orantes de 40 Días por la Vida que rezan frente al local Oriéntame, denunciaron que
grupos feministas, “apoyados por algunos centros de abortos del sector,
desarrollaron toda una estrategia tendiente a hostigar y atacar las
instalaciones de la Fundación Coalición por la Vida Colombia, [cercana
al abortorio] y la vigilia pacífica y de oración que se desarrolla en frente de
nuestras instalaciones”, señalan en el texto.
En un comunicado, las líderes
provida relataron que, con los activistas, “fuimos objeto de ataques
físicos, groserías, blasfemias, empujones; también fuimos agredidos con
pinturas en spray, dirigidas contra las caras de nuestros orantes, hombres y
mujeres, que, como es propio del carisma de nuestro movimiento, nunca
respondemos con violencia, sino que permanecemos orando en paz y tranquilidad”.
“Las feministas tiraron
piedras contra la casa en donde funciona la Fundación, rayaron las paredes
e incluso el domingo, dos miembros de estas organizaciones, no contentos con el
desastre creado el sábado, continuaron rayando y escribiendo grafitis en las
paredes de nuestra sede”, continúan los agredidos, lamentando que las fuerzas
policiales no acudieron a la llamada de auxilio.
J. M. C.
Fuente: ReL