Marcel LeJeune revela cómo leyendo las Escrituras obtuvo una fecundidad apostólica radical
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Para el experto
evangelizador y dirigente del apostolado Catholic Missionary Disciples, Marcel
LeJeune, no pasan desapercibidas las amenazas que enfrenta la
Iglesia. Escándalos, declive en Occidente, incremento de quienes ni creen
ni practican o pierden la fe, cierre de parroquias, conventos y monasterios…
Son tantos que incluso, a la hora de abordarlos, comenta los católicos
podrían perder la perspectiva. Sin embargo, otro enfoque posible es el de
"recordar que Jesús entiende los problemas mucho mejor de lo que nosotros
lo haremos" y, una vez asumido eso, plantear unas estrategias
basadas en un solo mandato, el "id y haced discípulos a todas las
naciones".
Para LeJeune,
este es "el fundamento de la renovación" y consiste tan solo
en seguir la estrategia de Jesús, evangelizar y formar nuevos discípulos
misioneros que "se ofrecen voluntarios, se involucran y preocupan, rezan,
donan y evangelizan. Si lo hacemos, explica, se colaborará en "resolver
los problemas más importantes de la Iglesia simplemente siguiendo el
modelo de Jesús".
Tras años
formando líderes evangelizadores, LeJeune observa que ante los escenarios de un
agnóstico buscando respuestas o un recién converso que quiere profundizar en la
fe, la mayoría de las respuestas que se le dan son
"programáticas", tales como ir a un retiro, unirse a un
apostolado u organización o a catequesis de iniciación.
Y aunque todo
eso puede ser apropiado para algunos, no lo es para todos. "Y esa es la
cuestión", dice LeJeune en su blog, "Jesús no tenía programas, no
ofrecía clases ni se reunía con alguien una vez por semana para estudiar la
Torá. Jesús hizo mucho más y necesitamos hacer lo mismo".
¿Cómo imitar el
ejemplo de Jesús para marcar la diferencia y formar discípulos capaces
de enfrentar la deriva del cristianismo en Occidente? LeJeune ofrece
seis ideas relativas a "la estrategia de Jesús para salvar al mundo":
1º Jesús
tenía un plan: la multiplicación espiritual
LeJeune
menciona que el "gran problema de la humanidad" que vino a enfrentar
Jesús era la ruptura de la relación del hombre con Dios por el
pecado. Desde una óptica moderna, dice el evangelizador, se podría pensar que
Jesús idearía un sistema para hacer llegar el mensaje al mayor número
de personas en el menor tiempo posible o
incluso viajar por todo el imperio para hablar ante las masas
como los oradores modernos. "Pero no lo hizo. Habló a grandes multitudes,
pero nunca las buscó". ¿Escribir? No se tiene constancia
de que lo hiciera… Entonces, ¿qué hizo? ¿Cuál era su plan?
LeJeune lo
sintetiza brevemente: "Invirtió profundamente en unos pocos y les enseñó a
hacer lo mismo con otros, que podrían hacer lo mismo con los demás, y así hasta
que el mundo fuese alcanzado" por el Evangelio. "Este era su plan,
la multiplicación espiritual, y también evaluar lo que alguien necesitaba y
responder apropiadamente".
2º La
persona por encima de la multitud
Aunque Jesús
predicó ante las multitudes, "esa no era su estrategia para llegar a los
demás. Cuando quería realmente profundizar, les hablaba uno a uno o en
pequeños grupos. Jesús siempre valoró a las personas por encima de las
multitudes", ya que "el aprendizaje apostólico es el mayor modo de
formar". "La enseñanza es necesaria, la predicación genial, el
estudio puede ayudar, pero si realmente quieres ser un agente transformador en
la vida de alguien, tienes que invertir mucho tiempo, esfuerzo, amor y
oración junto a alguien, y no solo frente a alguien.
El aprendizaje apostólico hombro con hombro y vida a vida es el modelo que
Jesús nos dio para la formación", explica.
3º Pasó
tiempo con los que estaban lejos de Dios
"Cuando
pensamos que nuestra cultura es mala, olvidamos el contexto en el que Jesús
tuvo que vivir. La mayoría de la gente de su época rechazaba su idea de
religión y espiritualidad, desconfiaban de sus
afirmaciones de ser el Mesías o provenían de un entorno pagano. Aun
así, Jesús no se dio por vencido con aquellos que estaban
lejos de Dios. Fue a ellos. Les habló, escuchó, desafió a una vida mejor y les
llamó a seguirlo. Necesitamos salir de nuestras burbujas cristianas
seguras y volver a una vida misionera", anima LeJeune.
4º
Escuchó para entender, no necesariamente para estar de acuerdo
Como experto
conocedor de la fe y la apologética, el líder de Catholic Missionary
Disciples reconoce que durante años "ganando" debates y
argumentos sobre Dios o la fe, solo vio la conversión de un puñado de personas
debido al argumento intelectual. Solo tras comenzar a leer las Escrituras,
comenta, "comencé a notar que Jesús hizo más preguntas de las que
respondió, y decidí asumir la postura de hacer más preguntas que
respuestas. He encontrado un nuevo camino de fecundidad y [presenciado] numerosas
conversiones a través de relaciones con otros, donde hago preguntas
profundas (como las que se
recogen en su blog)". LeJeune invita a probar este modelo de
"escucha activa" y responder de acuerdo con las indicaciones del
Espíritu. "Será más fructífero", asegura.
5º Sabía que
los problemas no se resuelven solo con las fuerzas humanas
Por ello,
recuerda la necesidad de "aprovechar el poder de Dios mismo" mediante
una "relación íntima con la Santísima Trinidad a través de la
oración". Sin ella, advierte, "somos impotentes para marcar la
diferencia en la Iglesia o el mundo. Si no rezas todos los días,
anularás tu eficacia en la evangelización y discipulado".
6º Predicó
la Buena Nueva
En último
término, LeJeune remarca algo "realmente difícil para muchos
católicos", convencidos de que "la evangelización ocurrirá por
ósmosis", únicamente con el ejemplo o siendo "personas
decentes". Por supuesto, "necesitamos vivir vidas santas",
subraya, "pero sin la predicación de la Buena Nueva la gente no
sabrá que necesita responder".
J. M. C.
Fuente: Religión en Libertad