LOS SANTOS Y LOS ÁNGELES SE REGOCIJAN CADA VEZ QUE VAS A CONFESARTE

Cuando el sacerdote dice las palabras de la absolución en el sacramento de la confesión, todos los santos y ángeles en el cielo se regocijan

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Confesarse puede ser una tarea solitaria, ya que sólo lo hacemos nosotros y un sacerdote. Esto no es malo, ya que nos brinda la seguridad que necesitamos para confesar nuestros pecados en privado.

Sin embargo, no siempre podemos reconocer la extraordinaria realidad espiritual que está oculta a nuestros ojos.

La multitud celestial de ángeles y santos nos observa mientras nos acercamos al confesionario y nos sentamos o arrodillamos ante el sacerdote.

Quieren desesperadamente que nos reconciliemos con Dios y con la Iglesia, orando para que tengamos el coraje de confesar nuestros pecados.

El cielo se regocija

El mismo Jesús se lo señaló a sus apóstoles, como recoge el Evangelio de Lucas .

De la misma manera os digo que habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.

Lucas 15:7

San Francisco de Sales ofrece una reflexión similar en su Introducción a la vida devota .

Espera atentamente y abre los oídos de tu corazón, para que puedas escuchar en espíritu la absolución que el Señor de tu alma, sentado en el trono de Su Misericordia, pronunciará en el Cielo ante los Santos y los Ángeles cuando Su Sacerdote te absuelva aquí abajo en Su Nombre. Ten por seguro que toda esa compañía de bienaventurados se regocijará en tu alegría y cantará un canto de alegría inefable, abrazándote y aceptándote como purificado y santificado.

Esta es una realidad espiritual importante que debemos recordar cada vez que vamos a confesarnos.

A veces podemos ser reacios a confesar nuestros pecados porque nos sentimos solos y no amados, o podemos sentir vergüenza por nuestros pecados.

Sin embargo, no estamos solos y todos los santos y ángeles nos animan, queriendo algún día darnos la bienvenida en sus brazos amorosos en el abrazo eterno del Cielo.

La próxima vez que vayas a confesarte, trata de visualizar la alegría que experimentan los santos y los ángeles después de que el sacerdote dice las palabras de absolución.

Saborea esa alegría y deja que penetre en tu corazón, para que seas renovado y fortalecido para vivir una vida de virtud.

Philip Kosloski 

Fuente: Aleteia